La trama secreta de la negociación de los puts y la llegada de las LeFi

La trama secreta de la negociación de los puts y la llegada de las LeFi

El fin del romance con los bancos tuvo consecuencias serias en el sistema financiero y la economía real. Cayeron los títulos públicos y las acciones de las empresas argentinas que cotizan en la bolsa porteña y la de Nueva York, en un contexto de intervención del Banco Central en el mercado de los dólares financieros. Caputo logró desmantelar los puts, garantía de liquidez para los bancos, que amenazaban con inundar de pesos el mercado, y los reemplazó por las Letras de Financiamiento. Similitudes con el canje de Guzmán.

Por: Carlos Burgueño.

Un viejo proverbio ruso dice que cuando dos osos pelean, el que pierde es el piso. Esta semana determinó el fin del romance del primer semestre del año entre el gobierno de Javier Milei, representado por el Presidente y su ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, y el sistema financiero, con la referencia principal de los bancos que operan en el país. Como cualquier pareja que conoció la buena convivencia, tienen siempre posibilidades de volver. Pero, por ahora, se mantendrán distantes. Y a pura desconfianza. Y como dos grandes osos, su pelea tuvo hasta acá consecuencias duras, serias y negativas en el piso del sistema financiero argentino. Esto es, la economía real. Que sufrió esta semana una caída en los títulos públicos, una baja en las cotizaciones de las acciones de los papeles que cotizan en el país y en Wall Street (especialmente los de los bancos de capital nacional) y una suba del riesgo país. Además del mantenimiento de la inestabilidad en los mercados financieros locales. Justo en la semana en la que el Ministerio de Economía inauguró la martingala de comprar dólares del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para vencerlos en el Contado Con Liquidación (CCL), con el objetivo de contener la suba de la divisa y reducir la brecha cambiaria a menos del 50%. Una tarea lograda a medias y que la próxima semana tendrá un próximo capítulo.

Podrá decir el ministro de Economía que, en definitiva, logró su objetivo y consiguió desmantelar la muy seria amenaza que representaban las ya famosas (y terminadas) opciones de venta o puts, un seguro que les permite a los bancos locales vender los papeles del Tesoro al Banco Central cuando lo deseen, si creen que en el futuro habrá una pérdida de valor. Con esa venta las entidades recuperan pesos, los que luego eran casi inevitablemente teledirigidas desde la misma pantalla de las mesas de dinero hacia la dolarización. Como estos puts generaban un peligro de más de 13 mil millones de dólares (en moneda local), Caputo desplegó una estrategia de recambio de esos papeles por la nueva estrella del firmamento financiero local: las Letras de Financiamiento (LeFi). La nueva letra de aceptación semivoluntaria durará un año, no se pagará hasta el 17 de julio y anestesiará la emisión de moneda local hasta 2024. Para el momento en que deban ser pagadas, espera el Gobierno, Argentina estará en crecimiento, el sistema financiero floreciente y las encuestas sobre la intención de voto para los candidatos a reemplazar el Congreso Nacional, dulces para el oficialismo. Nadie, de ninguno de los dos bandos, quiere pensar qué puede pasar si la situación es la contraria.

La estrategia de negociación de Caputo fue notable. Pero no original. Fue la misma que entre junio y octubre de 2020 desplegó el entonces ministro de Economía Martín Guzmán, cuando renegoció la deuda pública voluntaria emitida en el exterior por unos US$ 65 mil millones. En aquella oportunidad, el funcionario cerró primero el acuerdo con una mayoría importante de bonistas con posición amistosa, logrando una masa crítica de un 75% de aceptación de la propuesta. Luego, ante la inminencia de un acuerdo con un grupo importante de tenedores de bonos a reestructurar, los tenedores de deuda más irreductibles aceptaron negociar. Una última mejora de la oferta logró que la aceptación llegara al 95%, para finalmente cerrar un acuerdo con el 5% restante y que prometía resistir hasta el final.

Caputo optó por la misma estrategia para negociar los ya famosos puts y mutarlos en las LeFi. Conocedor del sistema financiero argentino, trader en definitiva, neutralizó primero la tenencia del 70% de estos papeles, al cerrar el semicanje con los bancos públicos, que detentaban el 30% de las tenencias de los seguros. Tendrá que agradecer a Sergio Massa, que en sus días de ministro de Economía, fue el que instrumentó este operativo de lanzamiento de los puts con mayoría de entidades públicas, sabiendo que siempre, ante dificultades, es mejor tener más bancos amigos que enemigos para negociar. Y que, obviamente, las entidades que tienen un responsable provincial o jefe de Gobierno como principal referente, son más fácil de convencer que las que tienen a la cabeza un CEO o CFO que debe responder a accionistas. Los que siempre tienen la costumbre de buscar su beneficio, antes que el de las cuentas públicas. En el caso de los bancos de propiedad pública, solo esperaban las órdenes de Caputo para saber cómo hacer para aceptar la oferta oficial. Esta llegó el mismo miércoles a las 10.

Una vez lograda la adhesión de estas entidades, lo que se consiguió en menos de dos horas, fue el turno de la segunda parte de la estrategia. Apeló a su experiencia y conocimiento, y llamó personalmente y uno por uno, a algunos representantes de la banca local de capitales internacionales. De primer y segundo piso. Logró una masa crítica importante al confirmar dos condiciones que las entidades de primer y segundo piso (especialmente estas últimas) reclamaban. Las LeFi serían voluntarias y no tendrían cotización en el mercado de capitales, sino que se mantendrían en la relación bilateral Tesoro-bancos. Con esto se evitaría una cotización volátil, y ser el objetivo del castigo de los mercados cuando las evolución de los planes económicos, monetarios y cambiarios del gobierno de Javier Milei no estén tan claros. Como en estos días. Era una condición indispensable, para que las casas centrales ubicadas en Wall Street, Madrid y Londres puedan recibir la novedad de un empobrecimiento de los balances de una sucursal de Buenos Aires desde donde hace años vienen solo malas noticias.

Luis “Toto” Caputo y Javier Milei.

Quedó para el final la última estrategia. Que entren en el llamado a terminar con los puts los bancos de capital nacional, donde sabe Caputo que ya tiene tilde roja. Para esta misión tenía que contar el ministro con un nivel alto de bancos dentro del acuerdo. Aun así en este bando existían las amenazas más fuertes de liquidación de los seguros de la polémica, con casi 2 mil millones de dólares en pesos a ser ejecutables de un momento a otro. Aun a riesgo de ser acusados de conspirar contra la estabilidad presidencial, como le pasó a comienzo de mes a un puñado de colegas. Como se dijo en este medio, no uno, sino cuatro. Finalmente, sabios y conocedores de la realidad política y financiera local (en definitiva, Javier Milei estará en el poder tres años y medio más, y no es momento de rebeldías), los bancos locales también aceptaron la oferta, aunque en un porcentaje algo menor que sus primos públicos y los de capitales internacionales.

Por la tarde-noche del jueves, el Banco Central pudo dar la buena noticia. Se había logrado reducir considerablemente el stock de puts en cartera de los bancos en la operación de recompra, y las entidades financieras aceptaron reducir sus tenencias en casi un 78% del total emitido por el BCRA. La entidad informó que aceptó todas las ofertas de rescisión de opciones de liquidez de los puts que habían presentado los bancos por un valor total de $ 13,17 billones. El saldo restante, unos 3 mil billones de pesos (3 mil millones de dólares), son, según la entidad que maneja Santiago Bausilli. Manejables.

Termina así una parte más de la historia de la deuda argentina reciente. En este caso, en pesos y con entidades financieras locales, y por una cantidad de miles de millones de dólares que ni el BCRA ni el Tesoro podrían haber podido enfrentar. Como habitualmente sucede en este tipo de eventos, la deuda no desaparece. Se posterga. Dentro de un año, el problema volverá. Un detalle importante de toda la trama. El dinero que los bancos negociaron con el Gobierno en la comedia por el fin de los puts es, en definitiva, de los ahorristas que confían en el sistema financiero argentino depositando sus pesos en él. Son el piso de la pelea entre los osos.

Comentá la nota