El Presidente decidió faltar con aviso a la cumbre del Mercosur. Los motivos que llevaron al argentino a tomar esta definición. El nuevo cortocircuito con Lula Da Silva y con Bolivia.
Martín Dinatale
Un complejo entramado de intereses económicos y de la realpolitik de la diplomacia se cruzaron en las últimas horas ante la decisión de Javier Milei de desistir de viajar a Paraguay para la cumbre de presidentes del Mercosur y al mismo tiempo lanzar una dura batalla frontal contra Bolivia.
En lo formal, desde el Gobierno dijeron que Milei no podrá concurrir "por problemas de agenda" a la cumbre del Mercosur que se hará el domingo y lunes que viene en Asunción. Los voceros de la Casa Rosada explicaron que el presidente quiere priorizar el acto en Tucumán para lanzar el denominado Pacto de Mayo que se dará el 8 a la medianoche.
Razones de peso político
Sin embargo, hubo varias razones de peso en el mapa de la política exterior argentina que llevaron a Milei a anunciar su faltazo a la cumbre del Mercosur, la primera que iba a protagonizar como jefe de Estado.
Por lo pronto, el Presidente recibió información de la Cancillería de que Lula Da Silva le tenía preparada una zancadilla a su par de Argentina: el presidente de Brasil quiere plantear en la cumbre de Asunción la inclusión inmediata como miembro pleno de Bolivia, un viejo anhelo del eje bolivariano.
Tanto en la Casa Rosada como en la Cancillería evaluaron que esa definición, que se debe tomar por consenso con todos los miembros del Mercosur, es "inviable" y "de suma objeción", según dijeron allegados al Presidente. Es que Bolivia tiene un acuerdo geopolítico del presidente Luis Arce con Irán. Es decir, con un enemigo declarado de Israel, el aliado número dos de la Argentina de Milei después de Estados Unidos.
Bolivia acaba de firmar con Teherán acuerdos de seguridad y defensa. El ministro iraní de Defensa iraní, Mohammad Reza Ashtiani, admitió que ese pacto incluye la venta de material bélico, drones y el entrenamiento de personal.
Una frontera caliente
Además, las alianzas de Bolivia se extienden con la Rusia de Vladimir Putin. Todos estos fueron llamados de alerta que salieron desde Estados Unidos y de Israel hacia la administración de Milei en Buenos Aires.
El levantamiento militar en Bolivia la semana pasada
La inteligencia argentina tendría también datos sensibles de supuestas células relacionadas con Hezbollah en Bolivia y creen que el pasaje del narcotráfico en la porosa frontera es otro llamado de alerta internacional a tomar en cuenta. No es casual que el ministro de Defensa, Luis Petri, haya reforzado la cantidad de militares para custodiar la frontera norte con ese país.
Se trata de razones de "mucho peso geopolítico" para rechazar cualquier acuerdo o decisión de alianzas con el Mercosur como la que buscará Lula Da Silva en la cumbre de Asunción para sumar de una vez a Bolivia como miembro pleno del bloque. El gobierno de Alberto Fernández había avalado esta posición de Brasil que fue resistida en su momento por el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou.
En medio de esta batalla subliminal de la diplomacia argentina contra Bolivia no fue casual que el presidente Milei fuera el único que no rechazó abiertamente la semana pasada el intento de golpe de Estado a Arce. Por el contrario, el gobierno argentino emitió, varios días después, un comunicado en el que puso en dudas el accionar militar en Bolivia y deslizó la idea de "un autogolpe". Milei quedó inexplicablemente alineado con la misma duda que deslizó el expresidente bolivariano Evo Morales.
Ayer, como represalia inmediata a esas aseveraciones, Bolivia convocó en consulta a su embajador en Argentina, Ramiro Tapia, para que se haga presente en la sede de gobierno.
Así lo anunció la ministra y portavoz de la presidencia, María Nela Prada, en una nueva declaración de guerra al gobierno de Milei. Es la primera escala antes del retiro del diplomático como ya ocurrió con la embajadora de España.
La administración de Arce condenó por "inamistosas y temerarias" las declaraciones de la Presidencia argentina sobre la supuesta intentona golpista de la semana pasada y denunció "un negacionismo inaceptable" por parte de Milei.
La escalada de tensión diplomática con Bolivia puede tener su rebote económico. La Argentina importa cerca de 15 millones cúbicos de gas al año de Bolivia para atender a la industria. Es cierto que por el abastecimiento de Vaca Muerta esa dependencia está disminuyendo, aunque no es menor en estos momentos.
La batalla contra Lula
Como consecuencia de todo este complejo escenario desatado en el seno del Mercosur Milei no sólo no viajará a la Cumbre de Jefes de Estado en Paraguay para evitar un encontronazo con Lula Da Silva.
La afrenta va mucho más allá y Milei viajará este fin de semana a Brasil, donde compartirá un evento con el expresidente de ese país Jair Bolsonaro, el enemigo número uno de Lula da Silva. El encuentro se producirá en la Expocentro de la ciudad de Camboriú, Santa Catarina, que se extenderá dos días, el sábado 6 y el domingo 7 de julio de 2024, en el marco de Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC).
No es la primera vez que Milei y Lula Da Silva protagonizan una batalla verbal. El presidente argentino tildó de "comunista" y "corrupto" a su par de Brasil y este le pidió que se rectifique. Pero no habrá pedido de perdón ni nada parecido por ahora de parte de Milei. En la cumbre del G7 en Italia se cruzaron un saludo protocolar de apenas siete segundos. No hubo nada más.
Milei está convencido de que Lula da Silva juega un "partido mayor con las ligas equivocadas", según reflexionó ante El Cronista un destacado funcionario del Gobierno. Se refería a las alianzas del actual Brasil con Bolivia, Venezuela, China, Irán y Rusia.
Con China puede que exista una salvedad de tipo crematístico en el caso de Milei: prevalecerá el pragmatismo diplomático por sobre las diferencias ideológicas para recibir una ampliación del swap, fondos frescos y más comercio. Esto incluye una visita a fin de año de Milei a Beijing y la gira actual que está haciendo en estos días en China el secretario de Agricultura, Fernando Vilella para sumar nuevos mercados de Argentina en el gigante asiático.
La guerra diplomática que desató Milei con Lula Da Silva podría costarle caro a la Argentina.
Según datos del INDEC, de mayo pasado, del total de las exportaciones que hubo de Argentina al mundo, el mercado de Brasil lideró la lista con 1100 millones de dólares sobre un total de 7.622 millones de dólares. Y las importaciones totales fueron de 4.966 millones de dólares pero 1.122 provenían de Brasil. Es decir, que el país vecino lidera las relaciones comerciales con Argentina. Después le siguen China, Estados Unidos y Chile, entre otros.
Además, la Argentina decidió frenar una eventual compra a las Fuerzas Armadas de Brasil para equiparse con los todo terreno 6x6 para el Ejército. Se trata de una negociación que le depararía bajos costos a la Argentina y buen rédito militar. Pero la política está por delante y mete la cola.
Cuando era embajador en Brasil, Daniel Scioli, intentó esbozar un acercamiento del presidente Lula con Milei. Pero el argentino rechazó todo tipo de estrategia de amistad con el líder socialista brasileño. También Milei desechó una jugada de la canciller Diana Mondino por acercar posiciones con su par Mauro Viera en su último viaje a Brasilia.
Peor aún: Milei se abrazó literalmente a Bolsonaro en la Casa Rosada cuando el expresidente lo visitó para el acto de asunción de mandato. Los enviados de Lula Da Silva Viera y el embajador Julio Bitelli no sabían qué hacer ante semejantes muestras de afecto de Milei al derechista de San Pablo.
La diplomacia deberá esperar mucho tiempo para que haya una reconciliación entre Lula y Milei. Por ahora ambos parecen disfrutar del tono beligerante.
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