Durante el juicio hubo 22 condenados, con penas que llegaron hasta los 9 años. La Cámara de Casación todavía debe decidir si confirma la condena al exministro de Planificación.
Si el análisis de una causa sólo dependiera de los tiempos judiciales, cualquier persona podría decir que el expediente por la Tragedia de Once fue bastante ágil. Desde el 22 de febrero de 2012 hasta el 14 de marzo de 2014 transcurrieron 755 días; lo que significa poco más de dos años entre el comienzo de todo y el inicio del juicio. 651 días después, el 29 de diciembre de 2015, 22 personas de las 29 que llegaron a juicio fueron condenadas por el Tribunal Oral Federal 2, en la sala de audiencias más grande que tiene Comodoro Py.
Condenas que llegaron a los nueve años de cárcel. 138 audiencias. Más de 200 testigos, aunque estaban previstos alrededor de 1000. Miles de fojas dentro del expediente. 1415 páginas les llevó a los jueces Jorge Alberto Tassara, Jorge Luciano Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu describir el horror de lo sucedido y el grado de culpa que tenían desde el maquinista que manejaba esa mañana hasta los secretarios de Transporte que no hicieron lo que debían para evitar la tragedia.
El Tren Sarmiento era, desde hacía tiempo, uno de los transportes que peor funcionamiento tenía. El chapa 16 trasladaba ese 22 de febrero a 1200 pasajeros. No llegó a frenar y chocó contra el paragolpes de contención del andén 2 de la estación Once. 51 personas murieron (los familiares consideran que fueron 52 ya que una mujer estaba embarazada) y 789 resultaron heridas.
Administración fraudulenta y estrago
Eso sostuvieron tanto los jueces que condenaron como los que tuvieron que revisar el fallo en Casación. Esto significa que la Tragedia de Once (¿o fue una masacre?) fue una combinación de distintos factores: la mala conducción que tuvo el motorman; las pésimas condiciones en las que estaban las formaciones y el prácticamente nulo control por parte del Estado.
Entre la condena y la confirmación pasaron 861 días. Dos años, cuatro meses y una semana. Algunas penas se modificaron, otras no. A Ricardo Jaime se le fijó una condena a ocho años de prisión, por ejemplo, por tener una pena anterior. A Juan Pablo Schiavi le redujeron la condena a 5 años y medio; y al maquinista 3 años y 3 meses, por ejemplo.
Hasta ese momento, ninguno de los condenados estaba detenido ni lo estaría hasta cinco meses después, en octubre, cuando Casación rechazó la posibilidad de llevar todo a la Corte Suprema. A partir de ese momento, se consideró que el fallo estaba firme y se ordenaron las detenciones. Sólo Jaime estaba en la cárcel y no era justamente por este caso sino por otra de las causas donde se lo juzgó.
Situación judicial de Julio De Vido
Cinco días después de esto, el Tribunal Oral Federal 4 condenó a Julio De Vido por defraudación. El ex ministro de Planificación había quedado fuera de la primera investigación pero los jueces que hicieron el primer juicio consideraron que debía ser investigado.
A De Vido no se lo consideró responsable de las muertes pero si de la defraudación al Estado por no controlar la plata que recibía la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), la responsable de la administración del Tren Sarmiento.
Desde ese momento hasta hoy ya transcurrieron 653 días. La Cámara de Casación aún no decidió si confirmará o no la condena a De Vido y es el frente judicial que aún queda abierto.
La causa
Las complejidades de la causa por Once, las múltiples querellas, los miles de datos, los peritajes, los testimonios, las autopsias. Todo está dentro de esas eternas fojas que se acumularon primero en el juzgado de Claudio Bonadio, el magistrado que estaba de turno cuando ocurrió la Tragedia.
El juez solía decir que fue la causa que más le costó y que era la razón de su orgullo. Los familiares siempre lo respetaron por más de que no estuvieran de acuerdo. Es cierto que aquí no se dictaron estridentes prisiones preventivas ni pedidos de desafueros. Los acusados mantuvieron su libertad hasta que su inocencia se convirtió, de manera definitiva, en culpabilidad.
Analizar la Tragedia de Once sólo a través de los números dejaría afuera el pedido constante y desgarrador de los familiares. El respeto y la paciencia con la que se manejaron, más si se tiene en cuenta que los tiempos judiciales casi nunca combinan con el resto de los tiempos.
Dejaría afuera también el desglose que se hizo sobre el funcionamiento irregular de quién debía custodiar el dinero del Estado. Dejaría afuera, además, el justo pero casi nunca conseguido derecho a pasar el proceso en libertad; el derecho a una defensa adecuada, el derecho a quejarse de un fallo cuando se lo considera poco fundamentado.
Once fue y es esa causa que nadie quería, ese expediente usado como ejemplo judicial pero que deja en evidencia lo burdos que son muchos de los manejos de Comodoro Py.
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