El titular de la Coalición Cívica –ARI y presidente de la bancada de diputados de la provincia de Buenos Aires de esa fuerza política, Walter Martello, expuso algunos de los proyectos que viene impulsando desde el año 2006 para regular –y estatizar- el negocio del juego en ese territorio e hizo un llamado de atención respecto al descontrolado incremento del parque de máquinas tragamonedas tanto en el Conurbano como en el interior.
Algunos números hablan por sí solos. Del último reporte de la principal empresa de juego en la Provincia, surge que en México, producto de las regulaciones, el parque de máquinas tragamonedas de esa firma pasó de 19.527 en enero de 2012 a 16.649 a mayo de este año, es decir 2878 unidades menos (-14%). La reducción también se dio en España: de 12449 a 11.479 (-7%), Ahora bien, en territorio bonaerense,se registró el proceso contrario. El parque de tragamonedas de esta empresa española pasó de 5279 en enero de 2012 a 6243, unas 964 máquinas más (+18%).
En una recorrida por las ciudades de Chivilcoy y Junín, Martello también explicó la forma en la que Scioli beneficio a los propietarios de las salas de juego que funcionan en el noroeste provincial, al renovarle las licencias de forma automática hasta por 15 años, a cambio de un irrisorio canon. En esa región la actividad está concentrada en muy pocas manos. Más precisamente, dos empresarios manejan los hilos del negocio: el radical macrista Daniel Angelici (Pergamino) y Daniel Mautone (Chivilcoy), muy cercano al kirchnerismo. Además, estos dos empresarios serían socios en la administración del bingo de Ramallo y Angelici viene negociando con el intendente Mario Meoni (Junín), de quien es amigo personal, la instalación de tragamonedas en ese distrito. Mautone y Angelici también son socios en la firma Desarrollos Maipú SA, empresa que explota el casino del Hotel Arena Maipú de Mendoza.
Estos empresarios, además, explicó a través de un comunicado de prensa, tienen otro socio en común: Aurelio Serra, que en el último lustro habría hecho importantes operaciones comerciales con el zar kirchnerista del juego Cristóbal López, al punto que le habría vendido al menos dos de sus salas: Los Polvorines y Pinamar.
“En definitiva, el negocio del juego tiene la particularidad de cobijar, bajo el mismo paraguas, a kirchneristas, macristas, massistas y representantes de las más diversas tendencias políticas. Por eso no es casualidad que en estas elecciones, en diferentes fuerzas políticas, haya candidatos vinculados a empresarios que regentean máquinas tragamonedas”, dijo Martello.
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