Referentes de varios rubros reconocieron sentirse afectados por las medidas impuestas desde el Gobierno nacional a las mercaderías de origen extranjero. La caída en el nivel de ventas supera el veinte por ciento en lo que va de los últimos cuatro meses.
El escenario –del que ya venían dando cuenta dirigentes del sector aunque a grandes rasgos, sin la precisión del que maneja un rubro específico y palpa la realidad que le llega del otro lado del mostrador- fue descrito por distintos referentes empresarios de la ciudad ante DEMOCRACIA. En esos testimonios hay un denominador común que refiere a una reducción del veinte por ciento en las operaciones con clientes.
Antonio Tellechea, por ejemplo, fue claro y didáctico al momento de exponer el impacto que produjo el límite a la entrada de productos extranjeros: “Nosotros tenemos un problema puntual con todo lo que es la recepción de ejes y homocinéticas, material que tiene mucha salida y que proviene esencialmente de afuera. Con otros productos también estamos teniendo algunas dificultades, pero al proceder desde China parece que no hay tantas trabas en la aduana”, remarcó el dueño de una de las casas con más trayectoria en la oferta de implementos para rodados.
Acuerdo unánime
El análisis de Tellechea es compartido, por ejemplo, en La Casa de Las Cosechadoras, otro de los tradicionales centros de venta con los que cuenta la ciudad y que por dedicarse a un claustro de demanda que además de ser específico se moderniza más a cada momento, está pagando las consecuencias de la política implementada por la Secretaría de Producción que comanda Guillermo Moreno.
Sergio Regazzi, encargado de ventas del comercio situado a orillas de la Ruta 7, puntualizó que “existe un serio problema con la venta de muchos productos que son esenciales para el funcionamiento de las maquinarias que hoy no se consiguen, y que en caso de roturas en plena cosecha pueden ocasionar una demora que perjudica el normal desenvolvimiento en el campo”.
La situación graficada por Regazzi se nota, sobre todo, en la ausencia de rodamientos, engranajes y determinados tipos de ejes que no llegan a ser suplantados por piezas similares de la misma calidad elaboradas en la industria nacional. “Se pueden mandar a hacer, con reformas, pero imaginemos que en el medio de la trilla los tiempos no perdonan y entonces uno presume que la situación se va a oscurecer”, advirtió, para luego acotar que “ha bajado muchísimo el nivel de ventas respecto del año pasado”.
El panorama que reflejan los empresarios locales se condice en un ciento por ciento con el malhumor que reina en gran parte del país. Para muestra bastan las críticas efectuadas esta semana por el faltante de insumos para la producción local.
“Las nuevas medidas están demorando mucho el ingreso de insumos”, se quejó Roberto Lenzi, presidente de la fábrica rosarina de heladeras Briket y añadió que “el stock se redujo al mínimo”.
El ejecutivo consideró que “tenemos insumos importados, como los motores, que no se fabrican en el país porque había tres fábricas, pero desgraciadamente se fundieron hace años y hoy los estamos trayendo desde Brasil”.
Diego Pérez Santiesteban (Ver recuadro aparte), titular de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), dijo que “el problema no está en el costo de las declaraciones autorizadas, sino en los costos que generan las que son observadas”.
“El trámite requiere seguirlas a diario, gastar tiempo y dinero en gestores y papeleo, mantenimiento y logística para todo lo que quede detenido en el puerto”, indicó el directivo.
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