El ex gobernador celebró su cumpleaños con familiares, amigos y algunos dirigentes peronistas.
No fue en la Quinta de Olivos ni en la residencial de Chapadmalal, como hubiera soñado. Daniel Scioli celebró anoche su cumpleaños 59 en el quincho de su casa de Villa La Ñata, esa especie de museo tapizado con objetos, fotos y recuerdos de su vida como deportista y político.
Medio centenar de invitados consumieron pizza, empanadas, asado y buenos tintos. Allí estuvieron Karina Rabolini y Nicolás Scioli. También la hija del ex gobernador, Lorena Scioli, y su madre, Margarita Rentería Beltrán.
De la política, llegaron hasta ese refugio del Tigre los sciolistas Cristina Alvarez Rodríguez, Alberto de Fazio, Hernán Lorenzino, Martín Ferré y Eduardo Aparicio; el "canillita" Omar Plaini y el titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza. Y los intendentes Alejandro Granados (Ezeiza), Julio Pereya (Florencio Varela) y Mariano Cascallares (Almirante Brown).
La velada estuvo amenizada con la música de un guitarrista del barrio que suele tocar en los ágapes sciolistas. Hasta que llegó la torta adornada con la "Baby Argentina", la réplica de una de las lanchas que utilizó Scioli en sus tiempos de motonauta.
Por supuesto que después hubo tiempo para la rosca política peronista, en uno de los diferentes livings que se distribuyen en el quincho de La Ñata. Allí, el ex candidato presidencial del Frente para la Victoria compartió su preocupación por el alza de los precios y el aumento del desempleo.
Ya en la madrugada, Scioli abandonó la tertulia política para sumarse a la mesa de Truco con sus familiares y amigos.
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