El cambio de escenario de los últimos meses deja al macrismo tercero cómodo en las expectativas electorales locales. El Frente Progresista enfrenta una interna estratégica y el peronismo aspira a una Paso con la centroizquierda.
Desde hace semanas, en esta misma columna, se desarrollan hipótesis sobre escenarios futuros, fundamentalmente de cara a los comicios provinciales. El paso de tiempo, y con él, la seguidilla de desaciertos de Mauricio Macri modificaron la escena tras los comicios de 2017 que prometían un futuro venturoso para Cambiemos de cara a 2019. Las "tormentas" a partir de entonces -metáfora preferida del presidente para eludir la responsabilidad de su ineptitud- hicieron que lo que suponían sería un paseo hacia la Casa Gris, y especialmente al Palacio de los Leones, vuelva a ser un anhelo más que una realidad próxima, según puede verse en casi la totalidad de las encuestas que circulan en la provincia y principalmente en Rosario. No sólo la caída de la imagen del gobierno nacional -lógica consecuencia de la baja de todos los indicadores económicos- es la explicación del tercer lugar lejano que muestra Cambiemos en Rosario, sino la desaparición casi por completo de la escena local de su principal figura -emergente de aquellos comicios de hace un par de años- Rodrigo López Molina. Más allá de atendibles cuestiones personales, el edil del PRO fue acorralado políticamente por sus adversarios en más de una oportunidad y su respuesta fue achatar su imagen y dejar pasar el tiempo. En paralelo, el jefe del PRO en Santa Fe, Federico Angelini no tiene la relación de entonces con su "elegido" para disputar una difícil interna que terminó doblegando a Anita Martínez, que perfilaba como figura local, creyendo ella que su nombre se anteponía a la "marca Cambiemos". Esa disputa se saldó para el tandem Angelini/López Molina, pero a partir de allí la relación se fue deteriorando más allá de que ambos lo niegan. Comenzó a levantar su perfil Gabriel Chumpitaz -el primero en empapelar la ciudad- y también a ponderarse la gestión al frente del Concejo Municipal de Alejandro Roselló. De todos modos, la instalación de una candidatura a Intendente en lugar de López Molina parece desaconsejable a esta altura, más allá de las querellas internas. El joven edil mide mucho más que cualquiera de sus correligionarios pero figura tercero y distante de quienes encabezan las encuestas. Para colmo, la candidatura de Angelini parece lejos de tener consenso, José Corral, con un trabajo hormiga, camina Rosario -acompañado de algunos dirigentes del PRO-, recorre los despachos de la Casa Rosada, y en la cercanía del despacho presidencial su nombre suena más fuerte que el del histórico macrista Angelini. Pero no está todo dicho, más allá de la diferencia de perfil, es sabido que el diputado rosarino maneja una estructura y un aparato sin el cual es impensable siquiera "salir a la cancha". En ese sentido, sea cual fuere la decisión en Cambiemos, Angelini es un pieza clara, para las primarias y según el resultado para la elección provincial.
El oficialismo en Santa Fe, que con el desdoblamiento electoral confía en no padecer los alcances de "la grieta", ha recuperado el centro del ring en una disputa que hace menos de dos años lo tenía contra las cuerdas. Como se dijo más arriba, los desatinos del gobierno nacional hicieron lo suyo, una revalorización de la gestión municipal - a partir de reforzar áreas vitales y hacerlo saber- puso en carrera al FP para renovar su conducción política de la ciudad. El contraste con la nación, sobre todo en salud pública, educación, cultura y servicios, es tan notorio que hizo que media docena de colaboradores de Mónica Fein aspiraran a sucederla. Como ocurre en el partido socialista desde siempre, solo uno, en este caso una, será la que lo intente: Verónica Irizar. La ex secretaria de Hacienda durante el primer mandato de Fein tiene un origen diferente a quienes terciaron en la disputa puertas adentro, y arranca muy detrás del otro candidato del Frente, el también concejal Pablo Javkin. El ex diputado tiene una decena de elecciones en el lomo, un alto nivel de conocimiento en el electorado y un despliegue territorial muy superior a cualquier candidato que no sea "el oficial".
Fieles a su estilo, los socialistas, trabajan incansablemente en recorridas, reuniones -han incorporado los "focus groups"- y adosaron a Verónica Irizar -para los publicistas Vero- a la Intendenta, al punto de ir a felicitar al primer bebé nacido en la Maternidad Martin los primeros minutos de este año.
Pero Javkin encabeza las preferencias del electorado, no sólo dentro del Frente, sino en la compulsa general. La encuestas a las que este cronista da crédito -lo cual no garantiza certezas a futuro- muestran a Javkin seguido del peronista Roberto Sukerman en una franja que supera el 15% y no llega al 20%. Unos escalones más abajo sin llegar a ese piso aparecen Rodrigo López Molina, Juan Monteverde, Alejandro Grandinetti y Verónica Irizar. Entre todos no llegan a la mitad del electorado.
Desde ya que son los primeros datos con candidaturas confirmadas. Recién en 10 días se conocerán números con "pie de imprenta" a los cuales prestarles más atención. Sin embargo estos aprontes sirven para sacar algunas conclusiones.
- A cuarenta días del cierre de listas no hay "tapados".
- La PASO que se perfila como la más potente no es la de Cambiemos como ocurrió hace menos de dos años -que tal vez ni tenga- sino la del Frente Progresista.
- En el PJ, se aspira que se concrete una primaria con Ciudad Futura y otras fuerzas de ese arco ideológico para potenciar el sector además de definir el candidato de cara a la general.
- La boleta única evita el "arraste" de otras candidaturas independientemente de la afinidad que puedan mostrar los candidatos con los referentes provinciales.
A partir de estos conceptos es que se espera que tras el cierre de listas comience una vertiginosa campaña, imprevisible en cuanto al grado de involucramiento de figuras que no estén en las boletas, y a la vez con un discurso "mixto" para la interna y a la vez la general que obligará a un esfuerzo por parte de los candidatos para no debilitarse en uno u otro frente de acción. Probablemente lo más trabajoso se de en el oficialismo, donde es previsible que a pesar de las evidentes diferencias de criterio entre Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz, terminen caminando juntos, uno como candidato a Gobernador, el otro encabezando la lista de diputados provinciales. Y en Rosario, con la Intendenta Fein probablemente como candidata a senadora departamental, una visión estratégica obligará a medir el tono, apoyando a la candidata propia, Irizar, pero sin erosionar la figura de quien hoy aparece perfilado con más chances. En definitiva, si la candidata resultara finalmente Irizar debería ser porque sumó más adhesiones que la que hoy cuenta Javkin y no por haberlo hecho retroceder. De otro modo, la victoria interna sería una hipoteca para la general. En esto están de acuerdo los principales dirigentes del Frente, más allá del "corazoncito" del que alguna vez habló Lifschitz.
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