En el bunker de Cambiemos estuvieron incluso aquellos que habían cuestionado la alianza con Mauricio Macri. La fiesta dejó en segundo plano la puja por los espacios de poder. Elisa Carrió y la dirigencia de la Coalición Cívica también se sumaron a los festejos.
“Estamos felices. Estamos felices de haber participado de una jornada histórica en Argentina”. La frase, del titular de la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz, resonó en el bunker de Cambiemos minutos después de que se cerraran las mesas de votación. La UCR, luego de 14 años fuera del poder y de la peor crisis de su historia, volvía al gobierno de la mano de Mauricio Macri. “Gracias, Dios, porque derramaste tu inmensa misericordia sobre la Argentina. Ganó Mauricio Macri. Viva la República!”, escribió en su cuenta de Twitter la otra socia del PRO, Elisa Carrió. El clima de fiesta se contagiaba entre simpatizantes y dirigentes que colmaban el predio de Palermo.
Cuando los resultados oficiales no habían empezado a difundirse, los pocos dirigentes que habían llegado a Costa Salguero ya dejaban trascender su alegría por los datos que tenían de la elección. Los primeros en subir al escenario para hablar fueron el secretario general del gobierno porteño, Marcos Peña; el ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó; el legislador de la Coalición Cívica Maximiliano Ferraro; y Sanz. “Estamos muy pero muy felices con lo que ha pasado hoy en Argentina”, dijo Peña, cauteloso. Pero sus socios fueron un poco más allá. “La Argentina ya no será igual a partir de esta noche. La democracia argentina recuperó equilibrio y más tarde veremos si recuperó alternancia”, se entusiasmó Sanz, repitiendo uno de sus caballitos de batalla durante la campaña: que había que reordenar el sistema de partidos para garantizar la salida del peronismo del poder. El primer equipo de Cambiemos ya había cumplido su tarea: dejar un mensaje de optimismo, agradecer a los fiscales y simpatizantes y pedir que siguieran trabajando en el control del escrutinio.
La segunda aparición estuvo a cargo de los gobernadores electos de Cambiemos. El radical mendocino Alfredo Cornejo, su correligionario de Jujuy Gerardo Morales y de los dos macristas, la bonaerense María Eugenia Vidal y el sucesor de Macri, Horacio Rodríguez Larreta. “Queremos decirle a Argentina que nos merecíamos otra democracia. Nos merecíamos una democracia con alternancia. La Argentina necesitaba para ser un gran país una democracia con alternancia, no una democracia monocolor, no una democracia en la que se elegían las autoridades y las autoridades hacían lo que querían con los argentinos”, aseguró Cornejo, politólogo, en sintonía con las palabras previas de Sanz. Vidal y Rodríguez Larreta, en cambio, prefirieron el discurso de la “alegría” y la “paz”. “Esta va a ser una noche que no nos vamos a olvidar nunca. Venimos bien, venimos muy bien”, dijo la gobernadora electa del principal distrito del país y recibió la respuesta del coro de los fieles macristas que la escuchaban debajo: “Sí, se puede, sí se puede, sí se puede”, exclamaron. “Vengo desde Jujuy”, se presentó Morales, casi como dándose a conocer entre los cientos de porteños que vivaban a las estrellas del PRO. “¿Les gustó Humahuaca?”, les preguntó, en referencia al cierre de campaña que organizó el jueves último en el norte argentino. El mandatario radical también se salió del libreto PRO. Llamó a “recuperar la cultura del trabajo”, “producir”, “levantar las economías regionales”. “Gracias a los que nos acompañaron y los que no nos acompañaron tambien. Mauricio va a gobernar para todos”, prometió por su parte Rodríguez Larreta.
Casi ningún dirigente radical de quiso perderse el festejo. Incluso aquellos que en un primer momento se habían mostrado originalmente más reacios al acuerdo con el PRO como Ricardo Alfonsín, Gerardo Morales y Julio Cobos viajaron desde sus respectivas provincias hasta la Ciudad de Buenos Aires. La lista de radicales se completaba con Jesús Rodríguez, Rodolfo Terragno, Facundo Suárez Lastra, Ricardo Gil Lavedra, Ramón Mestre, Ramón Mestre, Miguel Bazze, Gerardo Morales, Alfredo Cornejo, José Corral, Marcelo Stubrin, Lilia Puig de Stubrin, José Cano, José Riccardo, Maximiliano Abad, Héctor “Pechi” Quiroga, Mario Barletta, Luis Naidenoff, entre otros.
Muchos de ellos recibieron con sorpresa la noticia de que Sanz anunciará hoy su rechazo al cargo de ministro de Justicia que le había ofrecido Macri públicamente. Como el senador mendocino termina su mandato y no es delegado del Comité Nacional, no podría continuar en el Congreso ni intentar un nuevo mandato como presidente del partido. Le quedará ocupar otro cargo en el gabinete macrista, si es que el presidente electo le propone un lugar distinto en su gestión.
El chaqueño Angel Rozas, uno de los radicales que tendrá un rol protagónico en los próximos años, ya sea como jefe del bloque de senadores o presidente del Comité Nacional, ensayó una explicación por la victoria: “Mi percepción era que la gente tenía una idea de que había concluido una etapa del kirchnerismo en el país, con sus aciertos y sus errores, que venía un nuevo tiempo, un cambio en la Argentina. Y el frente Cambiemos y Mauricio Macri interpretaron bien este sentido de cambio que la ciudadanía pedía. Me parece que ese ha sido el condimento más fuerte que ayudó a Macri a consolidar esta victoria”.
Aunque con menos dirigentes, la Coalición Cívica también marcó su presencia en el bunker. Además de Carrió, estuvieron Maximiliano Ferraro, Fernando Sánchez, Héctor “Toty” Flores, Fernanda Reyes, Hernán Reyes y Marina Zuvic. La chaqueña, responsable de romper el Frente Amplio Unen y armar Cambiemos junto a la UCR, prefirió no dar declaraciones. No habló en ninguna de las apariciones públicas. Desde el entorno de la chaqueña aseguraron que todavía no está confirmado qué rol ocupará en la gestión macrista. “La idea es que los dirigentes que estamos en el Congreso continuemos”, señaló un hombre de su entorno a este diario. En la Coalición Cívica adelantaron que trabajarán en un interbloque parlamentario con los radicales y el PRO. “La elección fue una decisión clara de votar un cambio. Se sentía mucho cansancio de 12 años de gobierno kirchnerista y su manera de ejercer el poder. Ahora viene una oportunidad enorme de llevar a la Argentina a otra forma de gobernar. Nosotros no lo hacemos por cargos sino por una decisión política de que tenga una alternativa, que haya alternancia”, aseguró a Página/12 el diputado Fernando Sánchez.
La tercera aparición sobre el escenario fue la última. Sanz y Carrió se ubicaron en el centro, mientras que otros radicales y macristas se sumaron a los costados. Delante de ellos, la vicepresidenta electa, Gabriela Michetti, tomaba el micrófono para dar su primer discurso. La euforia del público coincidía con la música de boliche que durante toda la tarde había sonado en el salón. La senadora intentó un mensaje tranquilizador. “Se que hay muchos hogares humildes de nuestra Argentina que están felices. Pero también muchos que quizás que estén preocupados. Especialmente para ustedes vamos a trabajar. Cada decisión que el gobierno nuevo tome será una decisión que todo este equipo vamos a hacer con el corazón puesto en que todos estemos mejor, que todos estemos cuidados. No hay nada que temer, todo es esperanza, todo es alegría. Vamos a cuidar a todos los argentinos y vamos a gobernar para todos. Porque lo que más necesitamos es paz y un poco más de amor entre nosotros”, dijo Michetti, luego de agradecerle a su familia y a sus seres queridos. Finalmente, le dio la palabra “a Mauricio”, “el presidente de los argentinos”. El bunker estalló eufórico.
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