Tocan máximos los niveles de subfacturación en la fruticultura del Valle

Tocan máximos los niveles de subfacturación en la fruticultura del Valle

Con la brecha cambiaria que existe en la economía del país, son enormes las ganancias que puede hacer un exportador o un importador si entiende la lógica que impulsa el Gobierno con una macroeconomía totalmente distorsionada.

Por: Javier Lojo.

La Argentina sigue siendo un país de oportunidades. Pero no en el clásico sentido que mencionaban aquellos inmigrantes que llegaban a instalarse en nuestras tierras a principios del siglo pasado.

Con la brecha cambiaria que existe en la economía del país, que es el diferencial de precios entre el dólar oficial y el paralelo, son enormes las ganancias que puede hacer un exportador o un importador si entiende la lógica que impulsa el Gobierno con una macroeconomía totalmente distorsionada. Todo a costa de enormes pérdidas para las arcas del fisco. Un proceso regresivo en donde pocos ganan y muchos pierden.  

Hacia fines de 2019, con la vuelta del cepo cambiario, la brecha volvió a aparecer en el mercado ubicándose hoy en un punto muy difícil de sostener en el tiempo para cualquier economía que quiera desarrollarse. Y con ella aparecieron los problemas para el Estado por la subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones, mecanismo por el cual ciertas empresas ligadas al comercio exterior pueden lograr pingues ganancias.

La llegada de Guillermo Michel como responsable de la Dirección General de Aduanas (DGA), en junio de este año, tiene por objetivo identificar a las empresas que se manejan en este marco de presunta ilegalidad. Muchos son los logros que el funcionario ha cosechado en este poco tiempo al frente de la DGA, pero hay que dejar algo en claro: solo con la voluntad de Michel, no alcanza para ordenar este complejo escenario generado por la mala praxis de la política económica de los últimos años.

La fruticultura regional no queda fuera de este esquema. Muchas son las firmas exportadoras que cumplen con todas sus obligaciones fiscales para exportar, pero en todo este último tiempo han crecido las nuevas firmas que participan de la cadena comercial regional cuyo principal negocio es la subfacturación de exportaciones.

La trama es relativamente sencilla. Una empresa local, que fiscalmente hace lo que corresponde, factura a un importador de un mercado limítrofe -por dar un ejemplo cualquiera- una caja de manzanas a 18 dólares. El Banco Central (BCRA) se hace de las divisas y le paga al exportador 2.520 pesos (140 pesos por dólar). Pero aparece la opción, para otras firmas non sanctas, de facturar esa misma caja a 9 dólares, la que se termina vendiendo en el mercado mayorista del vecino país a 18 dólares. El Banco Central (BCRA) se hace de esos 9 dólares y le paga al exportador los 1.260 pesos (140 pesos por dólar). La misma cifra que falta de la venta en destino, la recibe el exportador en una oficina del Valle (billetes físicos) y esos dólares los vuelca al mercado marginal por los que logra otros 2.520 pesos (280 pesos por dólar). En definitiva, por esa caja de fruta este último exportador termina cobrando 3.780 pesos, un 50% más que aquella empresa que cumple con todos los pasos legales.

Esto ocurre, lamentablemente, con parte de las operaciones comerciales que se realizan en el Valle. Cuando se analiza la estadística oficial se observa que la mayor concentración de estas ventas con irregularidades fiscales se encuentra en las exportaciones que se orientan a los países latinoamericanos. Esto se da fundamentalmente por los altos niveles de marginalidad que existen en ciertos destinos y la facilidad de ingresar divisas al mercado paralelo local desde los países limítrofes.

La evolución que muestran los mercados de nuestra oferta exportable de manzanas en los últimos tiempos es una clara señal en todo este proceso de deterioro fiscal. Es así como durante el primer semestre de la temporada 2002 solo el 18% de las colocaciones externas de manzanas se orientaban a los mercados de Brasil, Paraguay y Bolivia. Hoy esa participación saltó al 65%. La tendencia se marca aún más en el segundo semestre del año, cuando cesan las exportaciones hacia los mercados de ultramar y Latinoamérica crece en su concentración sobre las ventas externas.

Hay que aclarar que se toman estos tres mercados de la región como ejemplos -Brasil, Paraguay y Bolivia- porque son los que mostraron un mayor crecimiento en sus volúmenes durante estos últimos años en relación con la evolución del resto de los destinos de nuestra oferta exportable de manzanas.

Los números

En los cuadros adjuntos se observa con claridad la estadística oficial que relaciona el comercio frutícola con la subfacturación.

En este trabajo se toman en cuenta los valores de referencia (piso promedio que exige el Gobierno Nacional para vender las exportaciones de manzanas), los valores FOB promedio que verdaderamente declaran las empresas por sus colocaciones, y los máximos y mínimos medios declarados por las firmas que son registrados por los organismos de control nacional.

Del análisis de las ventas a estos tres países, claramente se destaca que las exportaciones hacia Paraguay son las que mayores desvíos presentan. La estadística oficial da cuenta de que las declaraciones FOB promedio realizadas por las empresas hacia este destino alcanzan 0,32 dólares por kilo, con mínimos promedio de 0,25 dólares por kilo (equivalente a unos 4,75 dólares). Tomando en cuenta este último valor, sobre una caja de manzanas que hoy se vende en el mercado mayorista de la capital paraguaya a unos 16 dólares promedio, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) solo recibe 4,75 dólares que se suman a sus reservas y liquida al exportador unos 665 pesos por esa caja. Los restantes 11,25 dólares que logra la empresa por la venta de esa manzana quedan en Paraguay para luego ingresar -o no- al mercado cambiario argentino marginal logrando así otros 3.150 pesos. Volviendo al ejemplo de párrafos arriba, el exportador que colocó cumpliendo todos los requisitos fiscales marcados por ley percibe por esta caja de manzana unos 2.240 pesos mientras que aquellas firmas que están declarando los valores de 4,75 dólares FOB terminan logrando 3.815 pesos por ese mismo producto, un 70% más que aquella empresa cumplidora.

La misma tendencia se observa con aquella fruta que se orienta al mercado boliviano. Los valores promedio de referencia que exige el Estado argentino para exportar manzana hacia este destino se ubican en los 0,63 dólares. Sin embargo, los promedios FOB declarados por las empresas están en los 0,43 dólares (30% por debajo de lo que corresponde) mientras que los mínimos promedio se consolidan en los 0,30 dólares por kilos (más del 50% del valor de referencia).

Al analizar las exportaciones de manzanas que se destinan al mercado brasileño, los desvíos son mucho menores que en los dos casos mencionados previamente. Es así como el valor de referencia para la fruta hacia este destino es de 0,63 dólares por kilo contra un FOB declarado por las frutícolas exportadoras de 0,86 dólares (35% por encima de lo que se exige) aunque se detectan mínimos promedio de 0,55 dólares por kilo.

En definitiva, toda esta estadística termina de confirmar los altos niveles de subfacturación que presenta la fruticultura regional del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.

Tomando solo el ejemplo de la manzana -y su comportamiento comercial en este primer semestre del año- se podría aseverar que son más de 9,5 millones de dólares los que quedan fuera del sistema financiero argentino por las exportaciones hacia todos los destinos efectivamente realizadas en esta primera parte de 2022, divisas que nunca llegaron a las reservas del BCRA. Si se suman las colocaciones regionales de peras, el valor total final saltaría a más de 25 millones de dólares, solo computando los primeros seis meses del año en curso.

Un número no menor y más aún si se tiene en cuenta que en la mayor parte de las economías regionales del país este mecanismo se repite con mucha mayor agresividad.

Cruce de acusaciones

La falta de reglas claras en la Argentina ha sido una constante en las últimas décadas. Cada Gobierno que asumió la titularidad del Poder Ejecutivo, independientemente del signo político del que represente, lo primero que hizo fue modificar las condiciones de la macro buscando mejorar el crítico escenario que vivía el país. Pero, en cada ciclo, siempre la economía terminó peor de lo que empezó.

La administración de Alberto Fernández no ha sido la excepción. Comenzó con algunas regulaciones cambiarias y hoy nos encontramos con más de una docena de tipos de dólares en el mercado, brechas cambiarias en torno al 100%, restricciones a las importaciones, precios relativos disparatados y distintas formas de controles sobre las exportaciones. No hay país en la región -y arriesgaría en el globo- que tenga semejante desorden en su economía. Y a río revuelto, ganancia de pescadores.

“Subfacturar tanto exportaciones como lo que se destina al mercado interno, es la única manera de poder sobrevivir para nosotros en todo este quilombo (sic) económico”, confió un pequeño productor de Allen que vende su fruta a Paraguay, y que pidió reservar su nombre. “Este Gobierno es una risa: nos pide que exportemos con un dólar a 140 pesos con costos que se aceleran en dólares. Nos pide que ajustemos nuestros bolsillos mientras ellos siguen de joda (sic) sin recortar absolutamente nada de su estructura política”, bramó enfurecido.

Desde el sector empresario, representado en la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI) las críticas van en la misma línea. “Hemos trabajado con los funcionarios de Aduana y AFIP consensuando los valores de referencia para nuestras exportaciones de peras y manzanas. Mucho más no podemos hacer; el control que se tiene que hacer, lo deben hacer ellos”, destacó el presidente de la cámara, Agustín Argibay, en dialogo con Río Negro.

El titular de la CAFI aseguró que las empresas que están en la cámara pagan todos su impuestos.

El ejecutivo aseguró que las empresas que se encuentran nucleadas en la CAFI cumplen con todas las normas legales que exige el Estado Nacional para exportar sus productos. Sin embargo, confirmó las crecientes irregularidades que se están observando en la región en materia de irregularidades fiscales. “Hay empresas que subfacturan y eso sin dudas es una competencia desleal para todas aquellas que están haciendo las cosas como corresponde. Ahí es donde el Estado debe estar; controlando que esto no ocurra para que todos tengan un mismo marco comercial”, señaló Argibay.

En el Gobierno Nacional muy pocos son los que hablan en forma oficial de este tema. La mayor parte de los funcionarios que tienen algún nivel de responsabilidad en el ministerio de Economía son plenamente conscientes de que existe todo tipo de irregularidades con algunas empresas exportadoras e importadoras. Pero, por lo general, callan.

“Subfacturar o sobrefacturar, son mecanismos ilegales que están penados por la ley. Eso no está en discusión ni puede tener ningún tipo de justificativo”, asegura una alta fuente del ministerio que hoy lidera Sergio Massa que pidió estricto anonimato. El funcionario señaló que “se está trabajando para eficientizar los controles para determinar este tipo de ilícitos y que en los últimos tiempos se están comenzando a ver los resultados”.

Correlación

Existe una clara correlación entre la brecha cambiaria y los niveles de subfacturación. Tomando un corto plazo que comprende al período 2017-2022, que es representativo de lo que ocurrió en -por lo menos- los últimos 30 años, cuando la brecha cambiaria crece en forma importante los valores de exportación caen en términos reales.

Tal como lo detallan los gráficos adjuntos, observamos que hasta fines del tercer trimestre de 2019 la brecha cambiaria se ubicaba en torno al 0%. El mercado cambiario estaba liberado y no había ningún tipo de incentivos para subfacturar exportaciones o sobrefacturar exportaciones. Existía un solo dólar en el mercado para todas las operaciones de comercio exterior.

Hacia fines de 2019 reaparecen los controles sobre las divisas y comienzan las distorsiones en el mercado cambiario. Con la llegada de un nuevo cepo a la compra y venta de dólares, la brecha se acelera hasta niveles superiores al 130% en julio de este año.

Tomando los promedios de los valores FOB de exportación para los tres países bajo análisis entre 2017 y 2018 (tal como se detallan en los gráficos adjuntos), estos se ubican por encima del período 2020-2022. Los menores valores declarados no se condicen con una baja de los precios del producto en destino; sino más bien porque a partir de 2020 comenzó el proceso de subfacturación que continua hasta estos días.

Con la llegada de los precios de referencia (2021) para los productos de exportación, la curva descendente se corrige, pero nunca vuelve a los niveles del período 2017-2018.   

Aduana confirma las maniobras

Un reciente estudio elaborado por la DGA detalla que el 32% de las exportaciones de peras y manzanas del valle de Río Negro y Neuquén muestran valores FOB declarados por debajo de los precios de referencia. En otras palabras, poco más de 3 cada 10 kilos de fruta que salen hacia los distintos mercados del globo están subfacturados.

La primera parte del trabajo realizado por la Aduana, fechado en septiembre de este año y al que tuvo acceso Río Negro, tomo una muestra aleatoria que comprende a 2.873 permisos de embarques (PE) de estas dos especies durante el período que va desde el 1 de enero de 2019 al 30 de agosto de 2022. Destaca que en uno de sus párrafos que “es de importancia señalar que las mercaderías que nos ocupan poseen una alícuota de Derechos de Exportación del 0% vigente desde el 1 de enero de 2021 (Dto. 1060/2021). A la vez, se encuentran alcanzadas por valores referenciales de exportación establecidos por la Resolución General 4974/2021 publicada en el Boletín Oficial con fecha 26 de abril de 2021”.

Solo tomando como referencia esta muestra, la DGA determinó que el nivel de subfacturación registrado entre las empresas del sector se lo ubica cerca de los 2,1 millones de dólares. Pero la proporción de irregularidades crece en forma importante cuando se desglosa la estadística y se enfocan las exportaciones hacia los mercados Latinoamericanos. Ahí los niveles de subfacturación son muy elevados.

Guillermo Michel, responsable de la Dirección General de Aduanas (DGA)

“A partir de la pauta impartida por el Depto. Valoración y Comprobación Documental de Exportaciones mediante Nota Nro. 1052/22 (DE VADE) de fecha 07/09/2022, las siguientes empresas se encuentran bajo investigación en el marco de haberse detectado diferencias significativas del cruce informático con las importaciones en el país de destino (Brasil), las que obedecerían a la refacturación por parte de un tercer operador (ventas trianguladas). El FOB triangulado entre 2021/2022 está compuesto, casi en su totalidad (87%), por las mercaderías que resultan objeto del presente informe. La conducta investigada se enmarca en la infracción tipificada en el artículo 954 inc. c) del C.A., en cuyo caso de formalizarán las respectivas denuncias”, detalla el escrito.

Cabe destacar que todo el trabajo realizado por la DGA está siendo monitoreado por el sistema Discoverer Datamart SIFIAD que es el que releva los resultados registrados como consecuencia de los controles expost, sobre aquellas destinaciones definitivas de exportación documentadas en el período 01 de enero 2019 a la fecha, en las cuales se hayan documentado las posiciones arancelarias 0808.30.00.920Y y SIM 0808.10.00.920V.

Fuentes utilizadas

El trabajo realizado en estas páginas contó con el aporte fundamental de los siguientes organismos. Dirección General de Aduanas (DGA), Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).

Asimismo fueron clave los datos suministrados por parte de las empresas frutícolas de la región que solicitan más controles de los organismos fiscalizadores para lograr similares condiciones de exportación.

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