La Cámpora copó a Atenas y desafió a Axel Kicillof, que admite el liderazgo de Cristina pero no quiere delegados. Cómo sigue la disputa.
Por: Eduardo Médici.
La Cámpora de Máximo Kirchner desembarcó en La Plata con más ganas de mostrarle los dientes a Axel Kicillof que de construir una alternativa al gobierno de Javier Milei.
Tocados, el Gobernador y su tropa -hasta el último soldado- continuarán con el rumbo que trazaron desde que se logró la reelección en diciembre de 2023: resistir las políticas de Javier Milei, acatar el liderazgo de Cristina Kirchner pero no admitir imposiciones de "delegados".
No fue lo que hayan dicho o dejado de decir Máximo Kirchner o Mayra Mendoza, los dirigentes de más alto perfil de la agrupación. Lo que caló hondo en el ánimo de la militancia y de la dirigencia que acompaña a Kicillof fue la última estrofa del himno de guerra que entonaron los (¿ex?) compañeros: "Y si querés otra canción, vení, te presto la mía", una respuesta directa al planteo para componer "nuevas canciones" con el que empezó a expresarse la interna.
En el círculo más íntimo del mandatario bonaerense se declararon sorprendidos por el cariz que tomaron los acontecimientos. "Fue muy alevoso lo de la canción, pero confirma lo que estábamos viendo", analizan. "Hace daño", reconoció la misma voz.
"La canción fue un click. Termina de poner sobre la mesa una interna inentendible", relató otra fuente que se mueve entre ministerios, redes sociales y oficinas de prensa.
¿Máximo Kirchner será candidato?
El acto en el club Atenas de La Plata mostró a un Máximo Kirchner dispuesto a ser protagonista. Se paró en el centro de un escenario 360, fue único orador y escribió el guión con el que la militancia kirchnerista buscará despegarse de los fracasos de Alberto Fernández y de la derrota de Sergio Massa en 2023.
El hijo de la dos veces Presidenta de la Nación -que increíblemente sacó pecho por "discutir" con su mamá- tiene una oportunidad de medirse en las elecciones de medio término. Sí, son legislativas, pero el primer apellido de la boleta es el de quien encabeza la lista de diputados nacionales. Si la oposición al peronismo logra imponer la boleta única, el peso específico de ese lugar va a ser todavía mayor.
Es una oportunidad perfecta para que demuestre de una vez cuál es su nivel de representatividad. También lo posicionaría para discutir en otro plano las candidaturas de 2027, si es que tiene interés de seguir los pasos de sus progenitores. Hoy da la sensación de que, si lo hace, será únicamente para obturarle esa decisión a Kicillof y poner en cuestión su liderazgo. Es para el diván.
Atentos, en La Plata recuerdan, no sin malicia, que Kirchner encabezó la lista de diputados en 2023 y que el suyo fue el tramo de la sábana que menos votos obtuvo en toda la elección. Y que al sillón del PJ Bonaerense lo obtuvo sin el voto de los afiliados.
Los silencios y las voces
Las víctimas favoritas del discurso de Máximo fueron Daniel Scioli, el FMI y el dúo Javier Milei - Mauricio Macri. Al dos veces gobernador bonaerense le sacudió de lo lindo. "Basta de Sciolis", blandió. Al actual gobernador le tiró por elevación.
"Si los que fueron señalados por el dedo de Cristina se quejan, qué nos queda a los que no fuimos señalados por el dedo de Cristina. Hay dirigentes con altos cargos que quieren ser víctimas. Un dirigente no es víctima", desafió desconociendo nuevamente las particularidades del vínculo madre - hijo.
Así, insólitamente se desentendió del rol opositor de su tropa Legislativa. “No puede ser que piensen que queremos obstaculizar a alguien. El debate sí, boludeces no", se quejó. No se entendió si hablaba de la Legislatura bonaerense y del Congreso de la Nación, aunque cuadra para ambos frentes.
Respecto del Fondo Monetario, se vanaglorió de la heróica resistencia de su gente al acuerdo por el que responsabilizó al expresidente Alberto Fernández y al exministro de Economía, Martín Guzmán.
Si, fue el FMI y es la economía. Pero también fue el Insaurraldegate, el escándalo de la Legislatura, la inseguridad, los piquetes, la desconexión de la clase dirigente con sus presuntos representados. Y sobre eso, ni Kirchner ni ningún otro peronista parecen haber tomado nota.
Las redes andan diciendo
Más allá de que dentro de Atenas el apoyo para Máximo K fue total, en las redes sociales se percibe otro clima: el liderazgo de Cristina Kirchner se discute, el rol de La Cámpora se cuestiona y las chicanas no quedan sin responder.
Tal vez por esa razón los posteos oficiales no admiten comentarios, las transmisiones vía stream son a chat cerrado y las opiniones que forman corrientes se atribuyen a bots y trolls.
Los responsables de la comunicación de Kicillof, así como los que lo apoyan en su cruzada desde los territorios, se ríen de la idea. "Si hubiera una granja de trolls la usaría para mí", bromeó un intendente sindicado como hostigador.
"La realidad es otra: Axel es el único que se le para de manos a Milei, estos lo dejan solo. La gente se da cuenta y se lo quiere cobrar", agregó el mismo comentarista.
Cómo sigue la interna a cielo abierto
En La Plata no piensan quedarse quietos. Como ya contó INFOCIELO, Kicillof va a encabezar otro plenario militante, esta vez en la primera sección, más precisamente en la zona oeste del Conurbano.
La atención va a estar puesta no sólo en lo que diga -y deje de decir- el Gobernador, sino en quiénes digan presente. A Atenas se acercó una veintena de intendentes. A Mar Chiquita, hace pocos días, viajaron 27.
El caso del local Julio Alak fue seguido muy de cerca: no viajó a Santa Clara, se acercó al backstage de Atenas para saludar a Máximo, pero no escuchó el discurso y se cuidó de no salir en la foto.
Kicillof va a seguir mostrándose como opositor a Javier Milei, enfocado en derribar el mito de la "provincia inviable" y en construir una alternativa sin detenerse en chicanas ni agresiones. "Nuestros actos no tienen nada de interna", se jactan los que lo acompañan en la diaria, mientras se alistan para una carrera larga, al estilo maratón.
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