El macrismo no impulsará la reelección de Arroyo, el actual jefe comunal; el peronismo está dividido
El tercer distrito más numeroso en el padrón electoral, indispensable con sus casi 600.000 votantes para quien pretenda un buen resultado en la provincia, cruzó el umbral del cierre de alianzas en medio de negociaciones apuradas, cruces e interrogantes sin resolver.
Al actual intendente, Carlos Arroyo, ya le avisaron desde La Plata que no tendrá lugar en una eventual interna de Cambiemos, donde competirán la radical Vilma Baragiola y Guillermo Montenegro, el candidato apadrinado por la gobernadora María Eugenia Vidal para retener el partido de General Pueyrredón en manos que le resulten más confiables que las actuales. Con menos chances sigue ahí otro radical, el diputado provincial Maximiliano Abad.
El justicialismo, que se ilusiona con una potente tracción de Alberto Fernández y Cristina Fernández a nivel nacional, descartó una coalición local con el exintendente Gustavo Pulti, bien posicionado en las encuestas, y jugó todas sus cartas a la diputada nacional Fernanda Raverta, una de las dirigentes mimadas y mejor vistas del Instituto Patria.
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De esos nombres saldrá el futuro jefe de gobierno de un distrito donde desde el regreso de la democracia tuvo administradores radicales más o menos progresistas, un exintendente durante la dictadura militar, un vecinalista y ahora un perseverante que anduvo desde el Partido Federal de Francisco Manrique, el Paufe de Luis Patti hasta -la actual- su familiar Agrupación Atlántica, abrigada en 2015 por Cambiemos. Jamás un peronista.
"Voy a estar donde más les convenga a los marplatenses", dijo Arroyo el miércoles, entrevistado en el programa Estudio político, del Canal 10 local. Entonces anticipó que sus colaboradores inscribieron a su partido para asegurarse la opción de presentarse a la reelección sin recurrir a terceros. Pero también adelantó gestiones ante referentes de Cambiemos, interesado en jugar una interna. "Arroyo está afuera", aseguraron a LA NACION fuentes muy cercanas a la gobernadora María Eugenia Vidal, que mantiene una pésima relación con el jefe comunal. Este jueves recibió otro desplante, ahora de Roberto Lavagna.
Hace más de un año y medio que Vidal juega una apuesta grande con Montenegro, que se radicó aquí con la misión de ser el próximo jefe comunal. Su trayectoria pública como juez y funcionario no termina de pesar lo suficiente entre la población de Mar del Plata y Batán, siempre reticente a votar candidatos primerizos en el distrito. La candidatura la disputa mano a mano con Baragiola, actual concejala y buena imagen histórica, pero que aun así no logra seducir a los líderes provinciales de Cambiemos. Su peor traspié fue en 2015, cuando perdió las PASO con Arroyo.
Por consenso o vía interna, entre ellos dos estará el candidato local de Juntos por el Cambio. A Arroyo le queda permanecer con algún tipo de reconocimiento a su gesto -quizás una banca legislativa- o una patriada con boleta propia. De llegar a esta última opción y en una elección que asoma muy ajustada, los votos que se lleve pueden definir una derrota del oficialismo en el distrito. Mientras tanto, entre mezquindades, la oposición hace lo posible para dejar pasar su chance, quizás histórica. Pulti había pedido una primaria de toda la oposición. En realidad invitaba a Raverta y al massismo. Lo ignoraron. Buscó eco en niveles altos del justicialismo. Este jueves, ya fuera de cualquier chance de coalición, contó en detalle cómo le fue: "Pedí una PASO amplia y me contestaron con una oferta de una banca en el Congreso", dijo Pulti a LA NACION. Además, confirmó que buscará volver al cargo desde Acción Marplatense y sin candidatos nacionales ni provinciales. "Dos veces fui intendente llamando al corte de boleta", recordó.
Raverta, atenta a las quejas de Pulti, se confirmó como candidata local del Frente de Todos y aludió al exjefe comunal con referencias claras y acusaciones duras. "No es momento de buscar una revancha o una reivindicación personal por una elección perdida hace 4 años", dijo. Por si quedaban dudas de quién hablaba, sumó más datos: "Luego de una extensísima carrera política de 18 años de concejal y 8 de intendente, los intereses colectivos deberían primar sobre los personales", acotó.
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