Hace cuatro años, la Fundación Vivienda Digna comenzó a trabajar en el barrio Parque San Lorenzo, en Tigre, más conocido como Villa Trapito y un grupo de vecinas se transformaron en referentes organizadas para dar respuesta a las necesidades y generar proyectos. El más reciente: un nuevo espacio verde, que se podrá concretar con un Premio de Fundación AVON.
Por: Florencia Tuchin.
Hace unos años, un grupo de mujeres del barrio Parque San Lorenzo, más conocido como Villa Trapito, comenzó a organizarse para generar respuestas a las múltiples necesidades que había en el lugar. El barrio sufría inundaciones, no contaba con agua corriente, no tenía un sistema de electricidad y no se garantizaba la recolección de residuos. En este entonces, la Fundación Vivienda Digna ayudó a estas mujeres a transformarse en referentes del barrio. Hoy, trabajan para convertir un basural en un espacio verde; proyecto que recibió un premio de la Fundación AVON que incluye dinero para concretarlo.
En Villa Trapito, en el partido bonaerense de Tigre, viven alrededor de 500 familias. La fundación llegó hace unos cuatro años. “Se generó un diagnóstico participativo con los vecinos para ver qué problemáticas veían en el hábitat. En el proceso, los habitantes se empoderaron de manera individual y comunitaria”, cuenta Maru Pinto, responsable social del Proyecto Trapito de la organización.
Desde hace más de cuarenta años, Vivienda Digna trabaja junto a familias de escasos ingresos económicos en la construcción, mejoramiento y equipamiento de sus casas. Son más de 35.000 las que participan de sus programas. A lo largo de su trayectoria, ha colaborado con la construcción de viviendas en Buenos Aires y Misiones.
“Nuestra misión es que el vecino sea el protagonista. Por eso, generamos reuniones para fortalecer los lazos comunitarios, que en el caso de Trapito estaban bastante fragmentados. Casi todos los domingos organizábamos jornadas para encontrarnos”, cuenta Pinto.
Con el acompañamiento de Fundación Vivienda Digna, en el barrio surgió un grupo de referentes, se relevaron necesidades y aparecieron proyectos; el primero, concretar la postergada red de agua potable. (Imagen: gentileza Fundación AVON)
Una de sus primeras acciones en el barrio fue conseguir tanques para que los vecinos pudieran acceder a agua limpia. Se realizó una red en conjunto con AYSA y, de este modo, el servicio quedó regularizado. “Al terminar el diagnóstico, nos dimos cuenta de que el primer conflicto que atravesaba a todos era el agua. No tenían una red formal, por ende, el agua que tomaban no era potable ni segura. Hicimos la red y colocamos tanques y bachas en las viviendas”, aclara Pinto.
Las referentes
Desarrollar infraestructura es posible cuando al mismo tiempo se genera una red de vecinos que se involucra. Es el caso de Andrea Rebeca Robledo, una de las referentes barriales que vive ahí desde hace 15 años. Ella es psicóloga social, operadora en salud mental y trabaja con técnicas lúdicas con chicos y chicas. “Trato de ayudar y aportar en todo lo que puedo al barrio”, expresa Robledo.
Cuando Vivienda Digna llegó a Trapito no había referentes consolidados. “De a poco nos empezamos a juntar con algunas vecinas para que fueran partícipes de todas las decisiones. Ellas fueron el nexo entre nosotros y el barrio. Empezaron a ser la voz de un montón de vecinos. Lograron trascender las instituciones y convertirse en las referentes”, dice Pinto.
En este sentido, Robledo recuerda: “Cuando llegué, este era un lugar olvidado. A media cuadra tenemos el arroyo y siempre nos inundábamos. Era insólito, cada vez que llovía teníamos que salir en canoas. Era un paisaje muy triste. Eso fue cambiando porque hay muchas personas que quieren construir un barrio distinto, que quieren vivir mejor. Todos tenemos derecho a tener nuestras necesidades básicas satisfechas. Por eso, cuando nos empezaron a convocar para reunirnos y hacer el diagnóstico me sumé. Y desde ese momento siempre estamos pensando en algo para mejorar nuestra situación”.
“Tenemos que organizarnos con los vecinos de cara a futuro. Una vez que el basural no esté más, vamos a tener que seguir trabajando el tema de residuos para que no se arme uno nuevo”, dice Andrea Rebeca Robledo, vecina y referente del barrio. (Imagen: gentileza Fundación AVON)
Robledo trabaja en Trapito en un espacio comunitario, que se conoce como El Container y que se armó en conjunto con la Fundación. “El barrio no contaba con ningún espacio de usos múltiples. En marzo de 2020, entre todos arreglamos El Container, lo pintamos y empezamos a coordinar espacios con distintos actores”, cuenta Pinto.
Ahí se ofrecen diversas actividades para la comunidad. “Hay clases de yoga, un centro de apoyo, una ludoteca, un programa de escucha para quien necesite hablar y educación primaria para adultos. También vienen del centro de salud a atender a los chicos y a realizar campañas de vacunación”, relata Robledo.
En relación a trabajar en equipo con otras vecinas, cuenta: “Aprendimos a ser constantes y que es importante unirnos para proyectar y sacar adelante al barrio. Todo el tiempo estamos tirando ideas para mejorarlo. En este tiempo nos unimos, dejamos de enojarnos y nos conocimos más entre nosotros”.
Curar la tierra
El Container se encuentra al lado de un basural. Y ese es otro problema que ahora se busca resolver. “Uno de los conflictos que vimos en el diagnóstico es que faltan espacios verdes”, cuenta Pinto. Ante esta situación, surgió el Proyecto Un Espacio Saludable para las Mujeres de Trapito, que busca convertir el basural en un espacio público y verde, de recreación, esparcimiento y encuentro de mujeres, niñas y niños del barrio. Esta iniciativa fue seleccionada por el Premio Fundación AVON, que reconoce y apoya económicamente a cinco proyectos liderados por mujeres que transforman las vidas de otras mujeres, niñas y niños. El proyecto va a recibir una asignación económica de 400.000 pesos y un programa de capacitaciones para las referentes y sus equipos.
“Hay mucho trabajo por hacer. Tenemos que organizarnos con los vecinos de cara al futuro. Una vez que el basural no esté más, vamos a tener que seguir trabajando el tema de residuos para que no se arme uno nuevo en el barrio. Por eso, ya empezamos a hacer campañas y a dar charlas sobre el manejo de los residuos”, dice Robledo.
La referente señala que los próximos pasos son generar nuevas reuniones con los vecinos y coordinar con una paisajista para proyectar la plaza. El premio garantizó que el proyecto se pudiera concretar.
“El espacio es muy grande y tenemos que curar esa tierra, que está contaminada. Recientemente tuvimos una capacitación con el Área municipal Recicla Tigre y nos explicaron el proceso para restaurar el lugar”, señala Robledo. Si le preguntan cuál es la clave para que el proyecto sea exitoso, Robledo responde: “Lo más importante es sumar las ideas de todos. Tenemos que articular y trabajar todos juntos”.
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