Tierra del Fuego: ¿Cómo fomentar el reciclaje inclusivo desde cero?

Tierra del Fuego: ¿Cómo fomentar el reciclaje inclusivo desde cero?

En la provincia más austral de la Argentina, la generación de residuos es un problema igual que en el resto del país. Limitada por su separación del continente, altos costos logísticos y una industria del reciclaje incipiente, esta provincia deberá superar varios desafíos si quiere convertir al reciclaje en una fuente de trabajo inclusivo.

Tierra del Fuego se ha convertido en un polo tecnológico donde predominan diversas industrias, entre ellas la industria electrónica, que posee fábricas en las ciudades de Río Grande y Ushuaia. Este Polo Tecnológico nació como consecuencia de la creación del régimen de promoción económica, que fue creado en 1972 para poblar la zona, y fomentar el desarrollo por fuera de los centros urbanos como Buenos Aires.

Actualmente, la provincia cuenta con 173.432 habitantes, -entre sus tres localidades Río Grande, Tolhuin y Ushuaia-, y con 58 empresas, que producen televisores, celulares, aires acondicionados, textiles, entre otros productos. En paralelo, la ciudad de Ushuaia, capital provincial, se consagró como uno de los destinos turísticos predilectos a nivel nacional e internacional.

En Río Grande, donde se concentran la mayoría de las industrias, se generan entre 120-130 toneladas por día de residuos, aproximadamente el 30% son industriales como plásticos, films, telgopor, pallets, etc. Además de los residuos clásicos de generación domiciliaria, como botellas PET, vidrio, aluminio, papel. Un porcentaje similar se genera en Ushuaia.

Ante este contexto, hay enormes posibilidades de crear un proyecto de reciclaje inclusivo desde el inicio, principalmente acompañado de empresas que reciclen y del Estado que colabore, que pueda brindar un marco para la creación de una cooperativa que genere trabajo a los fueguinos. Principalmente podría significar una solución a una economía golpeada, que tiene una tasa del desempleo provincial, que llegó al 22% en el segundo trimestre del 2020, según los datos del INDEC.

Para lograrlo será necesario sortear algunas dificultades relacionadas a  la geografía y clima de la provincia. Por ejemplo, las condiciones climáticas, de vientos extremos, generan gran volatilidad de los residuos mal dispuestos haciendo que se acumulen en diferentes espacios abiertos, como las costas del mar, campos y cerros.

En Tierra del Fuego cada ciudad cuenta con un relleno sanitario, donde hay recolección diaria pero no diferenciada. A nivel industrial, existen acopiadoras, que trabajan recolectando materiales de las fábricas, principalmente cartón y plástico, donde también los vecinos pueden llevar sus reciclables. Estas empresas muelen o enfardan el material y lo transportan a Buenos Aires para venderlo.

En comparación, la Ciudad de Buenos Aires, genera 6000 toneladas de residuos diarios.  Además de contar con 80 puntos verdes con bocas de recepción (34 con atención personalizada) y los recuperadores urbanos. A diferencia, en Tierra del Fuego solo se genera un 5% de lo producido en CABA, pero no existe la figura del recuperador urbano, principalmente por la falta de compradores de materiales locales y las condiciones climáticas, impactando en la baja separación de residuos. En contraposición, pero como ocurre en muchos lugares del país, se generan micro basurales o basurales a cielo abierto.

En los últimos años, algunas organizaciones, vecinos y movimientos políticos, comenzaron a promover puntos de recolección de residuos. En estos puntos, ubicados tanto en Ushuaia como en Río Grande, los vecinos pueden dejar sus reciclables (PET y vidrio).

En esta línea, la legisladora María Laura Colazo, presidente del Partido Verde, viene desarrollando el tema desde el 2012. “Trabajamos en acciones vinculadas al reciclaje en la provincia. Comenzamos en Río Grande con una iniciativa solidaria y ambiental, que consiste en la recolección de envases PET, de agua y gaseosas y otros plásticos. Los mismos se juntaban en puntos verdes y a través de un acopiador y se enviaban en camión a Buenos Aires. Lo que se junta, se utiliza para ayudar a la asociación civil Casa del Niño”.

En un principio comenzó a pequeña escala y se realizaba la acción en una plaza. Luego se fue difundiendo por redes, medios de comunicación y se creó una alianza con supermercados para ubicar puntos de recolección permanentes y aumentar la cantidad de residuos. Esta recolección es realizada por tres voluntarios diariamente. De esta manera, ya juntaron más de 100 toneladas de envases plásticos que se evitaron en el relleno y lograron reciclar.

Durante la comisión de ambiente del Concejo Deliberante, que presidió durante ocho años, Laura Colazo también hizo foco en la educación ambiental. Esto conllevó a hacer recolecciones masivas, ampliando los materiales, como tapitas, papeles y RAEES. Este trabajo permitió generar conciencia en cuanto a reciclaje para transformarlo en una política pública, así lograron que el municipio se sumará a la recolección de envases PET y tapitas.

Desde el Partido Verde poseen tres puntos verdes grandes, puntos verdes temporales, además de un club de fútbol y en una escuela. Por su parte, la municipalidad de Río Grande cuenta con 21 ecopuntos distribuidos en las escuelas para la recolección de botellas PET y tapitas.

La ciudad de Ushuaia, presenta un panorama diferente desde el aspecto municipal. Damián de Marco, Secretario de Medio Ambiente de la municipalidad de Ushuaia*, detalla que cuando comenzaron la gestión hace más de cuatro años, lo único que hacía la ciudad era acopiar el PET, vidrio y neumáticos. Actualmente, a través de la firma de un convenio de responsabilidad empresarial con Pulpo, -empresa de reciclaje radicada en Ushuaia-, acordaron darle todo el PET acopiado más lo que recolecta de las campanas verdes ubicadas en la ciudad. En este sentido, la ciudad cuenta con 87 puntos verdes, en cada punto hay campanas de vidrio y de PET. Los mismos se recolectan todos los días para evitar que se llenen.

A través de una ordenanza, el cartón está prohibido arrojarlo en el relleno sanitario. Así todas las empresas que movilizan grandes cantidades de cartón, deben contratar para su correcta disposición.

A nivel provincial, al no existir una recolección diferenciada, si los vecinos no se encargan de llevar sus residuos, una gran cantidad de material apto para el reciclaje termina en el relleno sanitario o en el ambiente.

 

El Impacto social del reciclaje

En el caso de Buenos Aires, y las grandes ciudades, las cooperativas nacieron como parte de la crisis 2001, para encontrar una fuente laboral. A través de los años, con mucho esfuerzo, pudieron formalizar su trabajo, brindar más fuentes de trabajo y fomentar el reciclaje inclusivo.

En Tierra del Fuego, todavía no se desarrolló, pero en una provincia con un alto nivel de desempleo, el empleo verde debe considerarse como una oportunidad de inclusión laboral y positiva para el ambiente.

En este contexto, ¿se pueden generar fuentes de trabajo a través del reciclaje?, Laura Colazo, afirma que es uno de los grandes objetivos, que se debe trabajar a través de una generación de política pública integral de los residuos para lograr generar empleos verdes. “Es hacia donde trabajamos, creemos en la economía circular. Este proyecto se enmarca en ello y también tenemos un gran desafío de poder implementar esta mirada de desarrollo sostenible que involucre la economía circular en Tierra del Fuego”.

Con la situación actual de la pandemia, y pensando una estrategia post Covid, Colazo afirma que el fortalecimiento y generación de empleos verdes es una posibilidad en la provincia para generar fuentes de trabajo para un gran sector de jóvenes que tienen precariedad laboral.

Asimismo, existe una necesidad de crear cooperativas de reciclaje en la provincia, reafirma Colazo. Existen emprendimientos particulares, pero no cooperativas con esta mirada cooperativistas, y la provincia tiene una gran disponibilidad de recursos.

De esta manera, se presenta una gran oportunidad para su desarrollo, donde el Estado debe fomentar una política pública para hacer la transición y llevar adelante la creación de cooperativas.

En Ushuaia están ampliando el relleno sanitario, y en este nuevo proceso tienen como visión que tenga una extensa vida útil, eso significa arrojar la menor cantidad de residuos, para ello están trabajando en la implementación de un centro de reciclado. El mismo estaba previsto para este año, pero por la situación actual está demorado.

El objetivo es reciclar más, indica De Marco. En el caso de los plásticos, solo reciclan las botellas, por lo tanto, quieren ampliar para reciclar otros materiales, como envases de yogures. La meta es evitar que terminen en el relleno.

¿Qué desafíos encuentran? “Antes el desafío era acopiar. Tenemos materiales que se pueden reciclar y que se queden en la ciudad, por eso buscamos incorporar maquinarias para el reciclado”.

En este sentido, es clave el trabajo con el sector privado, las empresas locales pueden generar mano de obra local y el reciclaje es puede ser un gran generador de empleos.

 

Experiencias positivas

No hace falta ser una gran ciudad o tener mucho presupuesto para comenzar con un sistema de recolección diferenciado. Aunque en Tierra del Fuego no exista la figura del recuperador urbano, su creación permitirá constituir fuentes de trabajo y aumentar las tasas de reciclaje. En el país se han dado diferentes casos que demuestran la importancia del reciclaje inclusivo.

 

Caso Cooperativa Cartón y Justicia

“La cooperativa nació en un momento de lucha en CABA en 2001. Con la crisis, muchas personas quedaron fuera del sistema de trabajo, así mucha gente se volvió al sistema de reciclado como trabajo al cartoneo y juntar botellas”, explica Maximiliano López, miembro de la cooperativa Cartón y Justicia.

La cooperativa, ubicada en Lanús, funciona desde hace siete años, comenzó con 20 compañeros y actualmente hay 200 personas trabajando. A través del trabajo, se recolectan más de 500 mil kilos de material reciclado por mes. Logrando que el material no termine en el relleno y ahorrando dinero de la municipalidad, que no paga por enterramiento.

¿Cómo es su trabajo?  “Nuestros compañeros vienen a las 12 del mediodía. Ellos suben al colectivo que tiene la cooperativa, y en camión cargan las carretas y bolsones. Se traslada en los colectivos a los diferentes puntos céntricos de la municipalidad. Durante las cuatro horas de trabajo los recuperados recolectan todo el material apto para el reciclaje”.

La cooperativa recicla chatarra, aluminio, papel blanco, diarios, revistas, todo tipo de plástico botellas, vidrio, también electrónica. También buscan impulsar el reciclado de aceite. Todo lo recolectado en el bolsón, ecopunto se pesa y se lleva un conteo de manera quincenal. Al fin de los 15 días cobran según los kilos recolectados.

En la planta, un grupo de trabajadores clasifica y separa los materiales que se venderán. El proceso se realiza en una mesa larga donde suben el bolsón descargan todo el material y ahí lo separan, ya que no cuentan con otro tipo de maquinarias ni cintas. La cooperativa posee tres bateas donde cargan el material clasificados y se vende a la industria.

Para la venta realizan comercialización colectiva, es decir, se realiza junto con la Federación de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCYR) y varias cooperativas. De esta manera, tienen un mejor precio de los materiales y los recuperadores tienen un mejor aporte del trabajo que se recolecta. Se evitan los intermediarios, indica Maximiliano y resalta que la compra de materiales tiene gran movimiento y que existen varios compradores.

El trabajo de la cooperativa se enfrentó a varios desafíos. Por un lado, estuvo la adquisición del predio. “Cuando creamos la cooperativa no teníamos un espacio físico para los materiales, el terreno lo conseguimos con el Estado, y se construyó una parte, y otra quedó inconclusa por falta de fondos”.

Por otro lado, la falta de maquinarias y medios de transporte es un reto. “El camión es el único recurso que otorgó el municipio. Con el mismo hacemos varios viajes. Si tuviéramos otro camión aumentaríamos a 20 compañeros más para aumentar la logística y recolección. Con lo poco que tenemos estamos haciendo bastante”. Cada recuperador recolecta más de 100 kilos por día.

Además de ser promotores del tema ambiental, también son generadores de impacto social. A través de su trabajo, la basura no termina en entierro y los ingresos que generan los cartoneros son distribuidos dentro del barrio, logrando un circuito económico positivo.

Por su parte, cuentan con un certificado del gobierno de la provincia, donde garantizan que el material finaliza en un destino sustentable reciclado y poseen todos los papeles para poder retirar a las empresas. Pero todavía está pendiente una ordenanza del municipio para realizar este tipo de retiro. Como no está reglamentada, gran número de empresas no separa y esos residuos finalizan en el entierro.

“Nosotros empezamos desde cero. A medida que avanzamos, nos encontramos con muchos desafíos, por lo tanto, al principio cuesta”, responde Maximiliano sobre su experiencia, pero agrega de manera positiva “Cuando uno se pone una meta, hay que seguirla hasta terminarla. En nuestro caso, sin ayuda municipal somos 200 compañeros que recolectan.Cuando comenzamos no teníamos esperanza de nada, pero hoy en día se ven los resultados”.

Caso Alberti

Alberti, es una ciudad de 10.000 habitantes, en la provincia de Buenos Aires, que desde hace años vienen enfrentando diferentes desafíos para la implementación de una gestión de residuos, pero desde el 2018, cuentan con el plan ECOPLAN Conciencia ambiental, logrando avances positivos.

“A través de un convenio con el Organismo para el Desarrollo Sostenible de la provincia de Buenos Aires (OPDS), impulsamos el programa tu manzana recicla, que consistía que por cuadra haya un punto o verde o una estación de reciclaje, donde el vecino deposita el material factible de ser reciclado”, comienza explicando el ex secretario de Obras y Servicios Públicos Arq. Esteban Collazo.

En 2012, cuando asumió Collazo, determinó seguir fabricando los canastos y ubicándolos en puntos fijos en los barrios. A la par realizaron tareas en el predio de disposición final, que era un basural. En el 2012, hicieron el cercado del predio de 100 hectáreas y construyeron una nave y un puesto de control de acceso.  Así, se empezó por un mejor manejo del predio, seguía siendo disposición a cielo abierto, pero se hacía controlado.

También comenzaron distintas experiencias en lo que era la planta de clasificación. Tomaron la decisión de fomentar la separación en origen. En este camino, tuvieron varias experiencias con fracasos, por un lado, personal municipal que no tenían conocimiento. Luego conflicto entre el personal público y privado, hasta también un incendio total de la nave. Así, debían volver a empezar.

“En ese momento surge la posibilidad de hacer una diplomatura, que daba contenido para avanzar en el tema. Empiezo con los encuentros de CEMPRE (Compromiso Empresarial para el Reciclaje), conociendo experiencias en otros lugares. Notamos que no todo funciona de la misma manera en los distintos lugares”.

Advirtieron el potencial de Alberti. Colocaron más canastos, -un punto cada 200 metros dio buen resultado-. En los puntos se ponen todos los reciclables: cartón, plástico, vidrio, films. Toda la corriente que tiene mercado.

En 2018, destinaron el 60% de los fondos para una nueva nave, más canastos y una clausura del predio para acondicionarlo. En ese mismo proyecto incluyeron una playa de transferencia para CEAMSE, ya que disponer en Alberti era una complicación.

Así desarrollaron el Plan ecológico ambiental Alberti: ECOPLAN Conciencia ambiental. Ampliaron el plan tu manzana recicla a tu comercio recicla. “Haciamos una recolección diferenciada, capacitaciones y lanzamos el programa ciudadano sustentable, que empezó con un compromiso y una capacitación de todos los funcionarios municipales. Empezamos a multiplicar este programa haciendo visible nuestra participación”.

Por otro lado, hicieron un relevamiento a los recolectores informales, aproximadamente 35 personas. Los entrevistaron y seleccionaron siete para trabajar. Aquellos recicladores que no están incluidos en el programa, podían seguir haciendo la recolección pero se puso a disposición ropa de trabajo, elementos de protección. Todo lo que generan lo venden a la planta, así también son incluidos.

Para que el transporte no sea una dificultad, implementaron multas al transporte, ya que es una zona agraria de gran afluencia de camiones. Las malas acciones de transporte son multadas, pero el pago se compensa con trabajo a la comunidad. “Los comprometemos a hacer el transporte de los residuos que se generan. Hacemos quita de las multas, así no tenemos costos del transporte. El material que se vende es parte del ingreso de la planta”.

Sobre las recomendaciones que daría a una municipalidad para comenzar, Esteban Collazo responde: “El primer consejo, sería decisión política, ponerlo en agenda, en la primera línea sin desplazar a otras. La gestión de residuos es una cuestión de salud pública. También el dirigente político tiene que capacitarse sobre la gestión de residuos”.

Por otro lado, es importante conocer otras experiencias y ser asertivos, no seguir tendencias, destaca. Se deben estudiar las características del lugar y recomienda analizar por qué no funciona.

“Es ir avanzando de a un paso, el desafío es hacer sostenible el plan sin depender del partido político”.

 

Impacto ambiental

Por último, además de los beneficios sociales que conlleva la creación de una cooperativa de recuperación, también están los beneficios ambientales, ya que el reciclaje ahorra energía y evita la extracción de nuevos materiales, pero en Tierra del Fuego, los materiales recolectados deben viajar miles de kilómetros hasta una planta de reciclaje, esto incrementa considerablemente su huella de carbono.

En este sentido, es necesario la cooperación entre Estado y sector privado para fomentar la industria de reciclaje dentro de la provincia.  Actualmente, algunos materiales pueden volver al circuito de manera local, ya que un número limitado de empresas utiliza materia prima reciclada.

Una de ellas es Newsan, que tiene su planta industrial en Ushuaia, además de una planta de reciclado. “Somos una de las únicas compañías argentinas que posee una planta enteramente dedicada al reciclado de materiales. Reutilizamos el 96% de nuestros insumos en el proceso productivo, logrando reinserción hasta tres veces”, indica Florencia Palumbo, Jefa de Prensa Newsan Ushuaia. “Trabajamos para reducir la cantidad de materiales utilizados a lo largo del proceso productivo, además de incorporar insumos reciclados”.

Para la gestión responsable de sus recursos y la preservación del ambiente realizaron inversiones para la capacitación de sus colaboradores, adecuación de las instalaciones para mejorar su eficiencia y nuevo equipamiento de medición. En 2019, para todas las operaciones de las plantas de Ushuaia, se destinaron ARS 106.554.265.

De esta manera, trabajan diariamente para seguir incrementando día a día el trabajo vinculado al reciclaje.

Por otro lado, cuentan con PULPO, proveedor estratégico, que desarrolla un packaging a base de pulpa moldeada producida con el cartón y el papel procesado en la planta.

Sobre el trabajo de PULPO, Diego Cano, Gerente General, cuenta que nace en 2015 buscando dar una solución a la saturación del relleno sanitario de la ciudad de Ushuaia.  Así, Pulpak es la unidad de negocios que busca producir, con los residuos de cartón, alternativas de packaging que generen valor agregado y reemplacen materiales no reciclables.

Para producir las almohadillas de embalaje, el proceso de fabricación del packaging inicia con la recolección y clasificación de los residuos que serán la materia prima de las distintas piezas.

“En este sentido, nuestros clientes son socios estratégicos pues acordamos clasificar los residuos en origen, es decir, desde el mismo lugar donde se genera la basura se separa por tipo de material (no mezclándolo con otros residuos). Una vez clasificados son enviados a nuestra planta para su procesamiento”.

¿Cuál es el impacto a nivel ecológico? “Actualmente, reciclamos 5.000 toneladas al año. Logramos de este modo reincorporar los productos al mercado, evitando el envío de los desechos al relleno sanitario, desarrollando una red de más de 90 clientes en todo el país”.

Así, lograron una reinserción al circuito productivo del 95% de los insumos de descarte de las principales empresas de la ciudad de Ushuaia y la separación en origen de este municipio.

Con respecto a los desafíos de reciclaje en la región, Diego enumera la reinserción en el ciclo productivo de los materiales reciclables y evitar la saturación del relleno sanitario. Para ello es clave poder ofrecer alternativas que mejoren el impacto ambiental de las industrias de Tierra del Fuego.

En  el caso de una recicladora de Río Grande, recupera cartón, film plástico y pallets de madera. La empresa cobra por el servicio de retiro a la industria. Con respecto al proceso, el cartón es prensado y enviado a Buenos Aires. En el momento de mayor trabajo, enviaban tres camiones a la semana con cartón. Con respecto al plástico, adquirieron el equipo necesario para reciclarlo y transformarlo en bolsas que son vendidas en la industria.

También recuperan el scrap industrial, como restos de otros plásticos, cobre y otros elementos. Los mismos también son vendidos y enviados al continente.

El panorama de las acopiadoras y recicladoras en Río Grande, depende principalmente de las industrias y de su producción. Existen algunas empresas que reciben aluminio y vidrio, pero nuevamente depende del vecino ir a dejar los materiales a la industria.

Concluyendo, Tierra del Fuego, al igual que en varios puntos del país, se enfrenta a la problemática de los residuos y del uso del relleno sanitario. Aunque el porcentaje es menor que en las grandes ciudades, la provincia tiene un panorama complejo  y debe fomentar un mayor reciclaje, ya que todavía una gran cantidad de materiales terminan en el relleno o en el ambiente. La creación de una cooperativa que se encargue enteramente de los reciclables y brinde trabajo, puede tener un gran impacto positivo a nivel ambiental, pero para lograrlo son claves acompañar con políticas públicas y brindar las herramientas e inversiones necesarias. Además de crear industrias de reciclado locales, que también tendrán impacto positivo a nivel laboral y ambiental.  

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