Debe definir si va a internas o consensúa una fórmula; cómo maneja la irrupción de Roberto Lavagna y el factor Cristina Kirchner.
Animados por el laberinto económico en el que está atrapado el Gobierno y a casi seis meses de la foto de Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Juan Schiaretti y Miguel Pichetto que le diera nacimiento, Alternativa Federal (AF) atraviesa una sensación ambivalente: por un lado, haberse convertido en la tercera pata frente al escenario de polarización; por otro, una serie de discrepancias como la de ir a unas PASO para fortalecerse o consensuar una fórmula presidencial.
Massa, Urtubey, Schiaretti y Pichetto, durante un encuentro de Alternativa Federal.
Pero más allá de la heterogeneidad en AF, desde su aparición el 27 de setiembre de 2018 hasta la fecha, sus miembros aseguran: que se fue instalando como alternativa al macrismo y al kirchnerismo, que -dicen- ocupan un 60% del electorado; que los votos de sus presidenciables se suman porque son el único espacio que se diferencia de Macri y Cristina; y que dentro de los próximos “50 días” tomarán definiciones clave.
La irrupción de Roberto Lavagna alimentó el juego de las diferencias. Mientras en el massismo hablan de “no dañar” al ex ministro de Economía por la negativa a sus pretensiones de ser entronizado como único candidato sin pasar por el tamiz de las internas, y lo consideran un hombre del espacio, cerca de Urtubey directamente ignoran si el economista forma parte de Alternativa Federal o no. “Que vaya a la interna y nos aporte votos” suelen razonar los mandatarios como Schiaretti, el riojano Sergio Casas o el chaqueño Domingo Peppo.
Lo que pocos niegan es que Lavagna le dio más visibilidad al espacio. Puertas adentro le enrostran que mide más o menos parecido que el tigrense y el salteño. Aunque quienes trabajan en AF, con focus group y encuestas, dicen que el economista amplía la fuerza porque les saca votos al macrismo y kirchnerismo “blandos”. Hablan de una intención de voto de alrededor de 10 puntos, de los cuales 7 provienen de afuera.
“Tenemos que ordenar la casa, no importa que nos caguemos a trompadas”, lanza un dirigente de peso.
Tanto para Massa como para Urtubey, las internas son necesarias porque le darían volumen al Peronismo alternativo. Incluso, dicen que el salteño afirma a los suyos que las PASO son “inevitables”, que la fortaleza del espacio está en la diversidad y que la uniformidad les “quita peso relativo”. Además, el mandatario norteño cree que será en las PASO donde la gente elija qué perfil le gusta más. “Una gran primaria le va a dar a la oposición la legitimidad que tuvo Cambiemos y va a arrinconar a Cristina”, se entusiasman en el entorno massista. Todos saben que Lavagna no competiría.
Hoy, los precandidatos son Massa, Urtubey, Pichetto y Humberto Tumini, de Libres del Sur. Este último está decidido a competir, aunque no representaría al sector progresista del socialista Miguel Lifschtiz o de Margarita Stolbizer, quienes podrían ir con otro postulante.
Quien propone, cuanto antes, consensuar una fórmula presidencial es Pichetto. Dice que es necesario, más allá de los nombres, que AF tenga un liderazgo para ordenar ideas y estrategia. En esa línea, hay vertientes internas que promueven la idea del binomio Massa-Lavagna o al revés, si es que las encuestas así lo mandan. Aunque por ahora, nadie despega.
Un poco queriendo instalar el tema y otro poco ambicionando llegar a la final, se multiplica en el PJ alternativo la hipótesis de que la pésima situación económica puede provocar que Macri no llegue al balotaje y quede tercero. “No tengo dudas”, dice uno de los miembros de la cúpula de AF. Pone como ejemplo las PASO de 2015. Macri sacó 30 puntos y Massa junto a De la Sota, 21. “¿Por qué con todos los gobernadores del PJ, una interna competitiva y frente a un gobierno que llenó de desilusión, no vamos a llegar a 24 o 25 puntos en estas PASO, que es lo que necesitamos?”, se ufana un operador de AF.
La convocatoria del PJ nacional K del jueves último, que invitó a Massa y a los gobernadores a sumarse a la “unidad” peronista y dirimir diferencias en internas, fue motivo de largos chateos en un grupo de whatsapp que integran mandatarios y dirigentes de AF. De allí surgió la postura de “no caer en la trampa de la polarización”. Porque si rechazaban el convite, perjudicaba a los gobernadores que hacen malabares para cerrar la unidad del PJ en sus provincias; y si aceptaban, el Gobierno iba a salir a decir que el peronismo se juntó.
No obstante, algunos dirigentes audaces de Alternativa Federal llegaron a analizar, sin vueltas, ir a interna con una fórmula entre Massa y Lavagna (más allá del orden) contra Cristina. Argumentando que un triunfo ante la ex mandataria con ayuda del anti kirchnerismo los pondría a un paso de un triunfo en octubre. La mayoría lo rechazó de plano.
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