El gobernador coloca su primer mojón de poder fuera del Ejecutivo. Un cargo clave que resintió la unidad de Juntos. Perfil de un Axel boy de la primera hora.
Con la asunción del exsecretario general de la gobernación Federico Thea al frente del Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires, el gobernador Axel Kicillof planta su primer mojón de poder propio por fuera de la estructura del Ejecutivo. El sillón al que arriba este kicillofista de la primera hora es clave, ya que controla las cuentas de las 135 intendencias. Si bien la Legislatura le recortó algo de poder, el puesto es vitalicio.
Durante sus dos primeros años de mandato, Kicillof tomó la decisión de refugiar a los hombres y mujeres de su riñón en el Ejecutivo y desistió de pelear por otros lugares de poder, como intendencias o bancas legislativas. Como contó Letra P, decidió no armar una estructura territorial propia, por lo que la asunción de uno de sus hombres de mayor confianza en un organismo de tal peso como el Tribunal de Cuentas es un paso adelante en la acumulación de poder con un funcionario de ADN axelista que se mantendrá en el tiempo más allá de la actual gestión.
Thea es abogado, graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Máster en Derecho Público en Londres. Formó parte del equipo de Kicillof en el Ministerio de Economía desde el año 2013, cuando fue nombrado secretario de la Secretaría Legal y Administrativa, desde donde comenzó a formar parte de la mesa chica del actual gobernador. Fue parte de la comitiva que viajó por aquel entonces a negociar con los fondos buitre.
Con la llegada de Mauricio Macri al gobierno central, Thea se refugió en la Universidad Nacional de José C. Paz, distrito del que es oriundo. En 2015 asumió como rector de la casa de altos estudios y allí permaneció hasta que fue convocado por el gobernador electo para la Secretaría General de la gobernación en diciembre de 2019, cargo que debió dejar a fines de 2021 a Agustina Vila, quien, a su vez, dejó la Dirección General de Cultura y Educación en manos de Alberto Sileoni, todo, en el marco de un reacomodamiento del gabinete con el ascenso del sector de La Cámpora y los intendentes.
Jamás pasó por la cabeza de Kicillof dejar a Thea en el llano. Lo impulsó para el Tribunal de Cuentas, aunque también lo tuvo en cuenta para un eventual reemplazo del Procurador, Julio Conte Grand. Pero el oficialismo no tuvo éxito en esa avanzada, pese a haber impulsado -sin éxito- el juicio político al magistrado vidalista.
La función del Tribunal es examinar las cuentas públicas tanto provinciales como municipales, aprobarlas o desaprobarlas y, en este último caso, indicar la persona o personas responsables; también, inspeccionar las oficinas provinciales o municipales que administren fondos públicos y tomar las medidas necesarias para prevenir cualquier irregularidad en la forma y con arreglo al procedimiento que determine la ley.
Por el peso que este cargo reviste, no fue sencillo para el gobernador imponer el nombre de su hombre de confianza. Lo propuso en diciembre en medio de las negociaciones de fin de año por la Ley de Presupuesto y la Ley Impositiva y los cargos para el directorio del Banco Provincia. No obstante, la oposición, que en aquel entonces no se ponía de acuerdo para presentar a sus postulantes para ocupar puestos, pidió aplazar las conversaciones y dejar como moneda de cambio para un acuerdo posterior el pliego de Thea.
Esa negociación se destrabó hace apenas una semana, cuando finalmente se aprobó su designación en la Legislatura junto con los pliegos para cuatro direcciones en el Banco Provincia y cargos en la Defensoría del Pueblo, aunque no sin ruido. Esa designación desató las críticas del senador de Juntos Joaquín de la Torre, quien se resistía a que fuera nombrado. Su desacuerdo con los compañeros y compañeras de bancada derivó en su renuncia a la vicepresidencia segunda de la Cámara.
Si bien el cargo de presidente del Tribunal es vitalicio y quien lo ocupe solo puede ser enjuiciado y removido en los mismos términos en que sucede con los jueces de las cámaras de apelación, para alcanzar el acuerdo de la designación se acordó recortar parte del poder que tendrá el presidente del organismo.
Los cambios a la ley 10.869 -que regula el funcionamiento del Tribunal- introducidas a pedido de la oposición tuvieron como objetivo que el poder no recaiga totalmente sobre el presidente, sino que haya una especie de conducción colegiada del organismo. Se modificó, por ejemplo, que todas las resoluciones tengan que llevar la firma del presidente; se lo dotó de autarquía para manejar su propio presupuesto, pero con intervención de los vocales para su elaboración; se abrió la posibilidad de que los vocales puedan designar personal, algo que hasta ahora era potestad exclusiva del presidente, y se terminó con la atribución omnipresente del titular del cuerpo de tener la exclusividad para habilitar el cuórum para sesionar, entre otras.
La jura de Thea se concretó este miércoles en el Salón Eva Perón del edificio anexo del Senado bonaerense, donde estuvo acompañador del gobernador. Los vocales que lo acompañarán en la gestión son Gustavo Diez y Ariel Pietronave, por la oposición, y Juan Pablo Peredo -hombre cercano al jefe de Gabinete, Martín Insaurralde- y Daniel Chillo, del Frente Renovador de Sergio Massa, por el oficialismo.
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