El temblor más violento de los últimos 5 años. Tras el fenómeno que dejó un muerto y casas destruidas en El Galpón, los vecinos pasaron la noche desvelados. La localidad quedó sitiada: la Policía controla el acceso y hay calles cerradas por miedo a derrumbes.
El Galpón amaneció con su gente mal dormida. El miedo a que ayer sobreviniera una fuerte réplica mantuvo en vilo a todo el pueblo, que el sábado a la madrugada sufrió la peor parte del sismo de 5.9 grados que afectó a parte de la provincia: una mujer de 94 años muerta, 20 casas quedaron parcialmente derrumbadas y ahora deberán ser demolidas, 50 casas sufrieron deterioros y 20 heridos debieron recibir atención médica. El pueblo también soportó 10 horas de corte de energía y el agua corriente, que recién pudieron ser restablecidas la noche del sábado.
Clarín volvió ayer temprano a El Galpón, ubicado 146 kilómetros al sudeste de la capital salteña. El pueblo parecía un lugar sitiado. En los dos accesos, hubo policías controlando el ingreso y sólo dejaron pasar a los vecinos: “Vienen muchos curiosos”, dijo un policía y agregó: “Las calles no están en condiciones de soportar mucho tránsito”.
Por la avenida Eva Perón (paralela a las vías del ferrocarril), las mujeres iban de compras, mientras grupos de vecinos observaban los destrozos desde lejos porque muchas calles fueron cortadas por temor a posibles derrumbes. Las casas que deberán ser demolidas quedaron marcadas con una “D” pintada con aerosol.
“Trajimos 120 efectivos de localidades vecinas para brindar seguridad preventiva aunque no hubo que lamentar saqueos. La gente tiene muy buen comportamiento”, dijo a Clarín el jefe de Policía, Marcelo Lami.
A las primeras diez señoras que cruzó este cronista, se les preguntó cómo pasaron la noche. Todas coincidieron en que se desvelaron por el temor de que haya una réplica: “No quiero vivir otro momento como el de ayer (por el sábado) porque fue horroroso. El temblor me tumbó la heladera y el aparador. Quedé con un solo vaso, y con el miedo que todavía llevo encima”, contó Natalia Lera. Ayer por la mañana hubo seis réplicas, pero de baja intensidad.
Al final de la avenida Eva Perón, cerca de un paso a nivel, está la calle Güemes. Allí la gente hacía fila esperando que saliera el pan. Igual panorama se veía en otra panadería ubicada cerca del Hospital San Francisco Solano, porque el corte de energía afectó la producción panadera, que recién se pudo reanudar ayer, 24 horas después del trágico sismo.
En la Plaza principal, al lado de la Iglesia, Joaquín Campos saca cajas de remedios de su farmacia Santa Rita. “Cuando se produjo el temblor, yo venía viajando desde Metán, donde tengo otra farmacia. Al llegar aquí, me encuentré con el frente del local a punto de derrumbarse y las estanterías en el suelo. No nos pasó nada a nivel personal, pero estuve a punto de perder todo mi capital en cuestión de segundo”, contó Campos.
El sismo tuvo como epicentro en el paraje Aguas Calientes, que está emplazado 5 kilómetros al este de El Galpón, a una profundidad de 10 kilómetros sobre la activa falla “Lumbreras”. El sacudón se sintió en Tucumán, Salta y Jujuy.
El Instituto Nacional de Prevención Sísmica (San Juan) –que estudió con fotos satelitales y aéreas la activa falla Lumbreras– comprobó que en Salta se producen entre 10 a 20 pequeños sismos por día que la gente no percibe. Sin embargo, en San Juan y Mendoza, la percepción varía entre 40 y 50 por día. Los especialistas señalan que su sismicidad histórica está situada en la localidad de Lumbreras con focos que alcanzan de 5 a 10 kilómetros bajo tierra, lo que la hace muy peligrosa.
Hoy los alumnos de la Escuela Güemes de Tejada que sufrió el derrumbe de tres aulas, serán reubicados en otro establecimiento del pueblo. Para el ciclo lectivo del año próximo, se inaugurará el nuevo edificio cuya construcción está avanzada en un 60%, se informó desde el Ministerio de Educación, y que va a reemplazar al solar afectado por el terremoto.
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