El conductor arrancó el programa con el pequeño Lorenzo en brazos y se dedicó a hacer travesuras.
El Showmatch de viernes tuvo un arranque inolvidable. Cuando comenzó a sonar el clásico Twist y gritos de Los Beatles y se abrieron las pantallas móviles, Marcelo Tinelli sorprendió a todos ingresando al estudio con su hijo Lorenzo en brazos. Juntos, protagonizaron momentos imperdibles, combinando ternura y humor. Un maridaje perfecto.
Primero, Lolo no le hizo caso a la recomendación de papá de ponerse unos hermosos auriculares verdes del Sapo Pepe. No bien se los apoyaban en las orejas, se los sacaba. Ni siquiera Marcela Feudale pudo convencerlo.
“Mira todo como diciendo dónde estamos”, dijo el conductor. Mientras tanto, el nene seguía serio. Tampoco aceptó caminar un poco por la pista del Bailando. Probaron si la música de Taylor Swift y Katy Perry lo hacía mover el esqueleto, pero el pequeño prefirió dejar para otro momento la danza. Eso sí, cuando las descubrió, no le sacó la vista de encima a las bailarinas. ¡Pichón de galán!
Luego, el Cabezón le acercó la mano derecha para dar una caminata juntos. Y aceptó. Como si fueran dos modelos de pasarela, fueron hacia adelante y volvieron hacia el centro del estudio, donde las bailarinas esperaban al mini seductor, quien segundos después se vio rodeado de bellezas.
Vestido con saco y zapatillas marrones y jeans, Lorenzo después vio a sus hermanas Micaela y Juana. Corrió hacia el lugar donde estaban ellas, pero cuando las tuvo cerca las eludió como si fuera Pipi Romagnoli, ídolo de San Lorenzo.
“Papá tiene que ir a trabajar”, le avisó Marce y lo volvió a alzar. Ahí, Lolo demostró que puede ser el sucesor de Maravilla Martínez, ya que le tiró certeros manotazos al micrófono. ¿El padre se enojó? Para nada, le dio un beso del tamaño de Ideas del Sur y saludó con su “buenas noches, América”.
Finalmente, Tinelli presentó a la primera pareja de la noche (Nazarena Vélez y Juan Carlos Acosta) con el nene a upa. Antes quiso dormirlo con una canción de cuna, pero no quiso saber nada. Claro, el show recién había empezado. Y tuvo el comienzo más tierno.
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