Pese a los reiterados anuncios de arribos que le darían sentido, a 4 años de estar terminado el edificio, la gestión de Pulti y Scioli se despiden invictos de naves de lujo. Una muestra cabal de la política vende humo.
Los 1600 metros cuadrados del cubo blanco de acero y vidrio que sobresale de la Escollera Norte del puerto marplatense desde hace 48 meses no solo le dan forma a la Terminal de Cruceros. Resumen una manera de hacer política en estos años; más pendiente del impacto mediático que del sentido común.
Esa mole que rompe la chatura del paisaje costero –pese a otras promesas de sumar bares, boliches y demás variantes de esparcimiento nocturno en la zona aledaña- es un símbolo de las prioridades que han marcado la agenda de funcionarios y dirigentes políticos en la Década Ganada.
Por estos días se cumple un nuevo aniversario de la finalización de la obra que, según presupuesto oficial de la administración del gobernador Daniel Scioli, demandó una inversión de 36 millones de pesos para dotar a Mar del Plata de la Primera Terminal de Cruceros de la Provincia de Buenos Aires.
La historia de la Terminal de Cruceros también es una colección de desaciertos. Errores graves de gestión y planificación que siempre se intentaron tapar con anuncios rimbombantes que nacían condenados a ser refutados por la realidad.
El principal es haber hecho una Terminal sin antes garantizar que puedan ingresar los cruceros. Peor que poner el carro delante de los caballos. Obviamente que iniciar una obra de este tipo, la cual fue recorrida por Pulti y Scioli y cuanto funcionario nacional llegaba a la ciudad en campaña, agenda de gobierno o fin de semana largo, los hacía soñar con un polo de desarrollo del turismo internacional. Y sandeces similares.
Porque en la medida que avanzaba la construcción del edificio, retrocedía la apuesta oficial para abrirle la puerta a los cruceros. La draga Mendoza que había llegado en abril del 2009 para liberar al puerto de su problema de calado, coleccionaba fracasos y ya ni siquiera los porta contenedores se animaban a sortear el canal secundario de acceso.
El operativo “dragado para todos” que protagonizó la “Mendoza” sumó otros 40 millones de pesos y pese a todos los pedidos de informes que se solicitaron oportunamente, nadie en la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, de quien depende la draga, ni en el Consorcio, que debería haber controlado su trabajo, ha informado detalladamente cuántos metros cúbicos removió mientras estuvo operativa. Ahora la draga luce abandonada en la Base Naval. Pero esa es otra historia para contar…
Retomando el hilo. La Provincia y el Municipio abrazan la idea de ser receptores de cruceros de la mano de una Terminal, pero sin garantías de que pudieran ingresar por el puerto. Luego discutimos si es prioritario para la cuidad transformarse en escala para este tipo de embarcaciones, si ese es el peor lugar para montar una terminal dentro de la estación marítima, si Mar del Plata cuenta con atractivos capaces de seducir al turismo internacional o si un millar de alemanes que permanecerían un par de horas en la ciudad pueden mover la aguja de la reactivación económica en la capital nacional de los brazos en jarra. Again, según las últimas estadísticas.
Acá se montó un circo en torno a un edificio que no hizo más que simbolizar la falta de criterios de una administración que no resolvía las cuestiones importantes. Solo sumaba fotos y promesas de un porvenir venturoso. La corriente del optimismo, la fe y la esperanza que parece condenada, desde el lunes 23, a habitar solo en Villa La Ñata.
La realidad se encargó de disipar el humo de todos los anuncios de ocasión. En este período los anuncios sobre posibles cruceros que ingresarían al puerto fueron idénticos a los referidos a la cancelación de las escalas.
Recién el 22 de marzo del 2014, cuando las dragas chinas habían liberado el canal de acceso secundario, pudo ingresar el primer crucero en la administración Pulti. Y no fue como hubiese querido el Intendente saliente.
El OceanDiamond, de 124 metros, venía con demoras de su regreso de los canales fueguinos. Entró de apuro para que los pasajeros puedan seguir camino por ruta y no perder la combinación de los vuelos internacionales a sus países de origen.
Fue tan sorpresivo que a los turistas tuvo que ir a recibirlos Valeria Méndez. La funcionaria del Emtur regaló una frase para el recuerdo. “Ya se empiezan a ver los resultados del trabajo conjunto del Intendente, el Gobernador y el Ministro Randazo”, dijo sin siquiera ruborizarse.
En julio del 2014 el Intendente volvió a vender humo con la naturalidad que le es propia. Le dijo al sitio especializado “Noticias de Cruceros” que en 100 días quedaría inaugurada la Terminal. Los chinos avanzaban con el plan de dragado y estaban encarando el banco de arena recostado sobre la Escollera Sur.
La inversión de 108 millones aportados “miti y miti” por la Nación y la Provincia para hacer la obra no contemplaba dragar el muelle de la Terminal. Pultile pidió fondos adicionales a funcionarios de Scioli pero no tuvo suerte. Servidraga, la pata argentina de la UTE que hizo el dragado, había cotizado cerca de 40 millones de pesos por la tarea extra.
Con la Provincia todavía debiendo buena parte de los 54 millones de pesos de su “miti” comprometida, los equipos chinos abandonaron Mar del Plata llevándose sus equipos en el epílogo del año pasado.
Unos días antes el diputado “Manino” Iriart había tenido tiempo de vender nuevos espejitos de colores. Dijo que era posible recibir un crucero antes que terminara el verano 2015. Este año nos regalaron el colmo de las paradojas. La terminal ofició de sede de una Convención Internacional sobre Cruceros. El Municipio aportó más de 4 millones para organizar el evento. Al crucero prometido por Manino todavía lo están esperando.
La draga “Victory I” que llegó en mayo para apagar el incendio desatado por la naviera MSC al denunciar falta de profundidad en el muelle de amarre del muelle de ultramar, volvió a encender la esperanza. Aunque es una embarcación sin propulsión propia y debe refular los sedimentos que remueve, asomaba como la última alternativa para dragar el muelle de la Terminal.
Hubo sondeos oficiales con los armadores de la draga pero no se registraron avances siquiera para volver a vender humo con un anuncio pre electoral. A la falta de recursos oficiales para encarar la obra se sumó la fatalidad. Unas noches atrás, mientras estaba amarrada en el sector del área de giro del porta contenedor, el costero Juan Pablo II, que volvía cargado con más de mil cajones de pescado, se llevó por delante a la “Victory I”.
Los daños en la draga fueron importantes, al punto que partes de su estructuracayó al fondo del espejo de agua.Tras ganar las elecciones, Carlos Arroyo preguntó e entendidos si era posible establecer una línea Mar del Plata/Buenos Aires en barco, pero no quiere saber nada con los cruceros. Junto con Emiliano Giri, en reunión con referentes de la multisectorial del puerto, anticipó que no destinaran fondos ni recursos para continuar con el anhelo que desveló a Scioli y Pulti.
La mole de chapa y vidrio de 1600 metros cuadrados que rompe la chatura de la Escollera Norte, parece condenada a un ayuno eterno.
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