La batalla por el Consejo de la Magistratura expone el principal foco de conflicto, pero no el único con la Corte. El máximo tribunal rechazó la movida oficialista en Diputados. Y es difícil que haya sesiones antes de fin de año. El caso de Milagro Sala agrega presión sobre Olivos.
Por: Eduardo Aulicino.
Sergio Massa espera que el Congreso sesione en algún momento cercano -en extraordinarias, algo que deberá resolver el Presidente- y apruebe un puñado de leyes. Uno de los proyectos a incluir en el listado es un nuevo blanqueo, con foco en dólares de argentinos en Estados Unidos. El problema, además del debate en sí mismo sobre la naturaleza y la repetición del recurso, es que el Congreso está paralizado. Es una expresión del deteriorado estado de cosas a nivel institucional, derivación de las cargas del oficialismo sobre la Justicia. Un cuadro que involucra a los tres poderes y que el Mundial no logró distender.
Al contrario, la situación se complicó, sobre todo en Diputados, a raíz de la medida tomada por Cecilia Moreau para frenar la integración de los representantes de ese cuerpo al Consejo de la Magistratura. La presidente de la Cámara baja jugó esa ficha como resultado de la indisimulable presión del kirchnerismo duro, desde su círculo más estrecho. Se sumó, para completar, la andanada de descalificaciones desde el Gobierno sobre la cabeza del Poder Judicial. Los dos temas, fuera de la economía, encabezaron la agenda.
La intención del oficialismo es tratar de mostrar algún signo de actividad legislativa la semana que viene, en el final de la prórroga de sesiones ordinarias, que no dejó nada fuera de algunos muy ruidosos cruces. Buscará probar suerte el martes, en Diputados, si logra reunir a aliados y algún espacio opositor. Es probable que haga también un intento en el Senado, si asegura presencia perfecta de sus legisladores y consigue que asistan los dos o tres acompañamientos habituales.
En Diputados, desde las filas oficialistas se dejó trascender que existían conversaciones para encarrilar el funcionamiento de la Cámara. Se sucedieron algunos contactos, informales y débiles, y también se anotó una conversación formal del titular del bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, con los jefes de las bancadas de juntos por el Cambio. No hubo avances. Pero sí un cambio sustancial sobre la disputa por el Consejo de la Magistratura.
La Corte Suprema había rechazado una solicitud de legisladores oficialistas para reunirse con tema único: la Magistratura. Desde el punto de vista político, resultó apenas una movida para colocarse como interlocutor directo del tribunal y descalificarlo por los pasos dados para recomponer la integración del Consejo. La respuesta era previsible y apenas alimentó algunos tuits, incluso de Martínez, para mantener el tono de combate.
En cuanto a la cuestión de fondo, la Corte resolvió mantener en pie las designaciones de los diputados para ocupar cuatro sillas en el Consejo de la Magistratura. Se trata de Vanesa Siley y Rodolfo Tailhade, por el oficialismo; Alvaro González (PRO) y Roxana Reyes (UCR). Les tomarán juramente el miércoles, un rato antes del mediodía.
La Corte Suprema en la única reunión con Martín Soria. El ministro sólo dejó descalificaciones
¿Pueden ausentarse los legisladores kirchneristas? La Corte envió un mensaje explícito: busca evitar la parálisis de la Magistratura. Cristina Fernández de Kirchner fue a fondo para aumentar la presencia kirchnerista en el Consejo o, de lo contrario, trabarlo. Los diputados opositores van a ocupar sus lugares. Ese es un elemento de peso. Queda, además, que sea resuelto el tema de los senadores. Luis Juez fue a la Justicia contra la movida de CFK que busca colocar en ese lugar a Martín Doñate, forzando una representación del Senado con tres oficialistas y un opositor.
La situación en la cámara que preside CFK es diferente. Viene muy ajustada de número por la ausencia de José Mayans, que se repone de un problema de salud, y el viaje a Qatar del salteño Sergio Leavy. Las fiestas de fin de año no dejan muchos días con presencia disciplinada de toda la bancada.
En medio de ese clima, el Gobierno sumó mensajes en sintonía con el kirchnerismo, que de todos modos no logran mejorar el clima interno. Desde las cercanías de CFK dejan trascender cuestionamientos duros a Olivos por la “falta de decisión política” en defensa efectiva de la ex presidente. Ahora, suman malestar por la insistencia de Alberto Fernández acerca de sus chances de ser candidato, tema renovado con el “renunciamiento” de CFK.
No alcanzó para serenar las aguas su rechazo público a la condena de CFK por la causa Vialidad. Tampoco, el mensaje previo desde la Casa Rosada, impactante por el contenido y la decisión de hacerlo en cadena nacional. Tampoco, las posteriores descalificaciones de la Justicia ya como un todo y la imagen con el cartel “Fuera la Corte corrupta”, en medio de un “videomapping” por el aniversario de la recuperación democrática.
En estas horas, la decisión de la Corte sobre una de las causas de Milagro Sala expone de otro modo la consideración ácida del kirchnerismo sobre el Presidente. Hubo algunos dirigentes -en lugar destacado, Andrés Larroque- que acompañaron el pedido de indulto expresado por la agrupación que responde a Sala, con condena firme por asociación ilícita y fraude al Estado.
La opinión más extendida dice que el Presidente no podría indultarla por cuestiones de jurisdicción y tipo de delito penado. Pero el reclamo, que además descree de la referida limitación, es un nuevo dardo político a Alberto Fernández: lo que se le demanda es un pronunciamiento efectivo, una actitud de ofensiva mayor.
La semana que viene, pasada la final en Qatar y antes de Navidad, Plaza de Mayo registrará un acampe de la organización de Milagro Sala reclamando una respuesta del Gobierno. Se verá si cuenta con asistencia de dirigentes kirchneristas y ex funcionarios.
El Presidente estará seguramente más preocupado en esas horas por la movilización de las organizaciones sociales oficialistas, además de la izquierda. Está en el foco la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, ahora por el bono de fin de año. El mensaje va más allá y también pega en la interna. Igual que las batallas en el frente judicial.
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