El radicalismo presiona al PRO para lograr, como mínimo, la renovación de todas las bancas que pone en juego. El partido de Macri contraofertó y a la UCR le pareció poco.
Si bien no trascendieron detalles de la discusión, quedó claro que cuanto menos empantanada. Sólo se supo que hubo una contraoferta del PRO, cuyos términos no se conocieron, que fue rechazada por los comisionados radicales. Y que habrá más instancias para dialogar.
No sólo el peronismo discute los términos en los que conformará el frente electoral con el que competirá este año. En Cambiemos tampoco parece sencillo encontrar un acuerdo entre los socios mayoritarios, el PRO y la UCR, de cara al armado de listas.
El radicalismo, que se atribuye el mérito de haberle dado extensión territorial a la construcción mediático-superestructural de la ola amarilla, pone como condición para continuar en buenos términos que en las listas se contemplen lugares "entrables" para cada una de las bancas que pone en juego.
Ese esquema implica al menos un legislador por cada sección -serían dos en la cuarta y en la sexta- y tres bancas en el Congreso de la Nación, donde expiran los mandatos de Ricardo Alfonsín y de Héctor Gutiérrez, electos en 2013.
Claro que al PRO no le parece tan sencillo y por eso las negociaciones se dilatan. Ayer, las autoridades comisionadas por el partido para negociar espacios, que está conformada por Daniel Salvador, Carlos Fernández y Maximiliano Abad, se encontró cara a cara con Federico Salvai, la contraparte amarilla.
Si bien no trascendieron detalles de la discusión, quedó claro que cuanto menos empantanada. Sólo se supo que hubo una contraoferta del PRO, cuyos términos no se conocieron, que fue rechazada por los comisionados radicales. Y que habrá más instancias para dialogar.
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