El macrismo advirtió sobre el conflicto universitario que podría desatarse ante la confirmación del veto presidencial. El gobierno quiere avanzar con una reforma educativa. Macri quiere acompañar y, con paciencia, el PRO explora acuerdos según el distrito.
Por
CARLA PELLIZA
Hace tiempo, en el PRO se maneja una inquietud importante: el conflicto universitario no es un conflicto menor y el Gobierno no actuó con la intención de resolverlo, intensificando las acciones de la oposición y de la comunidad educativa para sostener el funcionamiento de las casas de altos estudios. Este tópico volvió a estar sobre la mesa en esta nueva etapa de coordinación entre el oficialismo y bloques extremadamente cercanos.
El bloque amarillo volvió a llevarle una advertencia al Gobierno. Más allá de lo que suceda en el Congreso con el veto anunciado a las universidades, la Casa Rosada debería abrir una puerta de diálogo con la comunidad educativa para intentar alcanzar algún acuerdo que desactive un conflicto del sector, que es descrito como “particular”. Casi nocivo para cualquier gestión.
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Desde el PRO, coinciden con el Ejecutivo en la necesidad de vetar aquellas leyes que implican un gasto universitario y no especifican el origen de los recursos para afrontarlo, pero sin olvidar las repercusiones políticas. En este caso, no por el desgaste sino por lo dañino de un conflicto con el sector. La marcha del 23 de abril fue una muestra del poderío universitario.
En principio, en el Gobierno parecieran estar dispuestos a abordar el debate durante el tratamiento del Presupuesto 2025, pero los recursos para este año todavía no encontraron una solución. Por eso, dejaron como “inquietud” la necesidad de abrir un canal de diálogo para que la disputa no escale a niveles inmanejables. En el encuentro del que participaron Cristian Ritondo, Silvana Giudici, Alejandro Finocchiaro, Sabrina Ajmechet y Silvia Lospennato también se conversó una futura reforma educativa. El PRO ya impulsó la esencialidad de la educación, que espera su tratamiento en el Senado, pero todavía quedan otros ítem por abordar.
Entre esos puntos, la evaluación, modificaciones a la ley de educación superior, cambios en la duración de las escuelas técnicas, de financiamiento y posibilidad de un cursado online para la secundaria. Se conformará una mesa técnica para definir la mejor estrategia de abordaje. No quedaron afuera otras iniciativas de interés del gobierno, como la ley de hojarasca propuesta por Federico Sturzenegger. El funcionamiento de la mesa parlamentaria se verá con el correr del tiempo. Si da resultados positivos para todos los sectores, será una herramienta a sostener. En caso contrario, se romperá. Lo cierto es que el gobierno empezó a aprender a hacer política y su relación con los radicales que fueron contra los jubilados será clave para definir si se puede confiar o no en LLA.
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La Convención de la UCR decidió suspender a cuatro de los cinco que se sacaron una foto con Milei y acompañaron el veto al a movilidad. Luis Picat, Mariano Campero, Pablo Cervi y Martín Arjol fueron los alcanzados por esta medida, mientras que Federico Tournier quedó afuera por no ser afiliado del partido. La rápida actuación, y el pedido de hacer lo mismo en el bloque de Diputados, obedeció a la necesidad de despejar las dudas para volver a recuperar una coherencia discursiva. Si el presidente no los deja a la intemperie y los cobija, será una señal en línea con la intención de armar un espacio político amplio.
Consultado por El Destape, Cervi aseguró que "es inentendible lo que están haciendo con la suspensión", porque el "país tiene cuestiones mucho más trascendentales que decidir. Es una práctica un poco autoreferencial de la política, yo me involucré para cambiar este tipo de cosas, me representa el cambio".
El diputado quiere que al gobierno y los argentinos les "vaya bien ". "No vine a la política a sacar rédito sino a sumar la visión de un productor patagónico. Inauguraron el VAR de las votaciones en el potrero que es hoy la UCR".
Por ahora, el macrismo no quiere más que una articulación un poco más prolija con el gobierno de Javier Milei, sin ningún tipo de fusión. Mauricio Macri es una figura clave en ese camino, ya que pudo destrabar algunas cuestiones gracias a su relación con el presidente, como la transferencia de las líneas de colectivo porteñas al Gobierno de la Ciudad y la mesa parlamentaria que volvió a encontrarse este lunes. El primer encuentro de este armado fue con el propio Milei, el segundo fue con su hermana, Karina, y el tercero lo tuvo a Guillermo Francos, recuperado, al frente. El jefe de Gabinete no es una persona mal vista dentro del mundo amarillo, pero saben que no toma las decisiones en última instancia. Es una persona con espalda política, pero ya sin la fuerza para recorrer el país y fortalecer el armado partidario en el interior.
El PRO acordará con los libertarios según el distrito. En Buenos Aires, es muy probable que lleguen a un pacto que los encuentre juntos para intentar ganarle la provincia a Axel Kicillof. Esperarán a ver qué tiene para ofrecer el gobierno a la hora de armar las listas. Pero en la Ciudad tal vez no se arribe a esa instancia de conciliación.
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La CABA es un gran problema para el PRO. Jorge Macri no logró arrancar de forma cómoda y tiene a LLA respirando en su nuca para intentar arrebatarle el distrito insignia al macrismo. Pese a algunas caras de alto nivel de conocimiento, no se vieron otros nombres que puedan hacer sombra. En Buenos Aires, o en otras provincias, tampoco surgieron figuras libertarias, al menos hasta ahora, que puedan sonar como candidatos arrasadores. El PRO, sin embargo, hace gala de sus gobernadores e intendentes que, ante la imposibilidad de convivir con la impredecible LLA, no saltarían de barco.
La capilaridad amarilla, con jefes comunales, concejales, militantes y su vínculo con algunos radicales todavía ponen al partido en un lugar importante a la hora de pensar en la fiscalización. El PRO no quiere entregar los distritos propios, pero sí quiere avanzar en acuerdos electorales y parlamentarios que ayuden al gobierno.
Mauricio coincide con el rumbo económico de Milei, un presidente que está haciendo lo que él no pudo hacer. Macri le ganó el balotaje a Daniel Scioli en forma muy ajustada, consiguió un mandato político pero no económico. Ante los primeros retoques, tuvo reacción. La actual gestión asumió con un mandato económico que distrae la mirada de una gestión prácticamente inexistente, sin resultados.
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