A pocas semanas del sorpresivo resultado de las primarias el oficialismo parece revolear golpes al vacío, mientras tanto Carlos Arroyo mantiene un saludable silencio. En Progresistas, el socialismo cuestiona el resultado.
Ya pasaron algunos días de las elecciones primarias y la reflexión (si es que existió) ha dado lugar a la acción. En el oficialismo no hubo tiempo ni siquiera para digerir la sorpresa. La misma noche en que se conoció que Carlos Arroyo era el candidato más votado comenzaron a desparramar “manotazos”.
Seguramente algún estudioso dirá que fue una reacción frente a un resultado que sorprendió a propios y ajenos. Desde el pultismo esperaban obtener una cifra que se ubicaba entre el 30 y el 34% de los votos, mientras que en el arroyismo esperan ganar cómodamente la primaria y acercarse al 25%. Las urnas se abrieron y dejaron a todos con la boca abierta.
Una vez consumada la elección, Carlos Arroyo limitó al máximo sus exposiciones públicas, algunos dirán que lo “escondieron”. Sus escasas presentaciones estuvieron marcadas por malos entendidos, sobre todo con la prensa. En el afán de “cuidarlo” a veces los mejores consejeros lo terminan exponiendo.
En el oficialismo, Pulti impuso su agenda frenética y combativa. Automáticamente Carlos Arroyo, un tanto descuidado en la campaña y considerado por los operadores oficialistas como el “menor de los males”, se transformó en: funcionario de la dictadura, xenófobo y discriminador. Muchas denuncias graves para poco más de 20 días, que darían lugar a muchos silencios cómplices del oficialismo desde el momento en que, el ahora hombre de Macri, accedió al Concejo. En su momento el oficialismo votó a favor de Arroyo para que sea vicepresidente del Deliberativo y nada se dijo.
En una primera instancia cualquier desprevenido podía creer que esta exacerbación de un perfil, hasta ahora casi desconocido del candidato de Cambiemos, respondía a la necesidad de “cerrar” el frente interno. Con el correr de los días se transformó lisa y llanamente en la columna vertebral de la campaña de cara a las elecciones de octubre y según cuentan los pasillos este sería recién el comienzo.
El oficialismo quiere ubicarse en el centro del ring, tomar la iniciativa y contrastar dos proyectos, pero por momentos se muestra como un boxeador atolondrado, buscando ese golpe que milagrosamente logre dar en la quijada de su adversario y lo deposite en la lona. Algunos dirán que “no le queda otra” y otros afirmarán que el “combate de fondo aún no comenzó”.
Lo cierto es que Pulti y su tan mentado equipo no están mostrando los reflejos y la claridad necesarios para enfrentar una elección en donde deben crecer al menos 6 puntos y esperar que Arroyo no logre atraer al votante radical que pensó en Baragiola como la mejor opción para la intendencia.
Alejado de las polémicas, Lucas Fiorini se atrevió a ir en busca del voto peronista y afirmó estar en condiciones de conducir el justicialismo en nuestra ciudad. El massista no anda con chiquitas a la hora de construir su perfil de cara a octubre. Por su parte, Alejandro Martinez del FIT se muestra dispuesto a capturar aquellos votos “ideológicos” desencantados y sin contención electoral.
Mientras tanto en un subsuelo de La Plata, el escrutinio definitivo confirmó que Fernando Alí, pre candidato por MAR, no logró perforar el piso exigido por la Ley y se quedó fuera de las elecciones de octubre. Quizás esta haya sido la única buena noticia para el oficialismo en las últimas semanas.
Por su parte la contienda de Progresistas sigue dando que hablar. El escrutinio definitivo indica que el candidato del Gen Pablo Farias, se impuso por tan solo 11 votos al hombre “fuerte” del socialismo, Alberto Rodríguez.
Con el resultado en la mano, Farias se mostró como ganador y comenzó a dar los primeros pasos para “reconstruir” el espacio encabezado por Stolbizer en nuestra ciudad, pero el socialismo no se muestra dispuesto a aceptar el resultado, hasta el punto de presentar un recurso de apelación ante la Cámara Nacional Electoral, ya que según indican existen mesas en que “votaron personas que aseguran haberlos votado y su voto no figura en el telegrama”, parece ser una cuestión de fe impropia en las filas socialistas.
Lo cierto es que se espera el dictamen del Fiscal de Estado que no es otro que quien tiene competencia en este tipo de sucesos por tratarse de cuestiones de orden público, lo que podría dilatar el resultado hasta el 25 septiembre.
En toda la provincia de Buenos Aires existen dos reclamos de este tipo, uno presentado por el FIT en La Plata y el realizado por el socialismo de nuestra ciudad. Según algunas fuentes consultadas, la resolución podría llegar esta semana ya que una dilación hasta finales de septiembre dejaría casi sin campaña a los ganadores.
Las elecciones se acercan, faltan poco menos de 100 días para que tengamos un nuevo intendente y 12 nuevos concejales asuman sus bancas. Por ahora, y como si fuera el título de una película de suspenso: “La Tensión Aumenta”.
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