La escasez de combustible, sumada a los cortes de ruta, complica el ingreso de materias primas a las plantas productoras. Las empresas también evalúan el impacto del nuevo esquema de importaciones sobre el abastecimiento y los precios.
Por Delfina Torres Cabreros
La escasez de gasoil, que lleva más de un mes en la Argentina y genera alteraciones en el transporte terrestre, ya se siente en las plantas que fabrican alimentos. “Tenemos líneas paradas de maíz y de papas”, reportan en una de las grandes compañías de consumo masivo. Otras firmas aseguran que, si bien no debieron interrumpir la producción, se están “asumiendo sobrecostos” para mantener el circuito activo, lo que se reflejará en los precios finales de los productos.
“Nosotros stockeamos, pero no tanto para garantizar la calidad del producto. Ayer (por el miércoles) tuvimos que parar una línea que usa papa y las de maíz ya estaban paradas desde antes”, detallaron en una multinacional. La explicación: no llegan los camiones que llevan las materias primas desde la zona en la que se producen hasta la fábrica.
El problema de origen es la falta de gasoil, que según el último reporte de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) afecta, en diferentes grados, a 22 de las 24 jurisdicciones nacionales. Los camiones, que son la principal vía de transporte de mercadería en la Argentina, no acceden a la cantidad de litros que necesitan y, o interrumpen su tránsito a mitad de ruta, o deciden no salir hasta estar seguros de poder llegar a destino.
Pero sobre esta situación se monta el escenario de los cortes de rutas, convocados por los propios transportistas. “Quienes cortan las rutas no están dentro de las cámaras, no responden a nadie”, dijo en el programa Ahora Dicen de Futurock Roberto Guarnieri, presidente de Fadeeac, que le pidió al Gobierno que los despeje y asegure “la libre circulación”. “Así, con el poco gasoil que tenemos vamos a poder trabajar y cumplir a medias lo que teníamos que transportar. Pero si tenemos a los choferes parados esperando horas combustible y después salen de la estación y los paran 10, 12 horas en un piquete, ahí se distorsiona todo”, señaló.
En otra de las grandes compañías que fabrican alimentos en el país señalaron que “esta semana la situación se agravó por los cortes”. “Si continúa el faltante de gasoil va haber problemas de abastecimiento a mediados de julio, definitivamente. En consumo masivo siempre los supermercados trabajan con cierto stock y entonces las alteraciones se empiezan a ver dos, tres semanas después”. Consultados por este medio, en distintas cámaras supermercadistas informaron que no se reportó hasta el momento ninguna situación de desabastecimiento “grave”.
Otra empresa alimenticia líder aseguró que su circuito se mantiene activo gracias a un esfuerzo extra. “Nosotros estamos asumiendo un montón de sobrecostos para poder llegar con los productos y no tener ninguna baja”, señalaron, en referencia a pagos más caros por el transporte.
En el Gobierno señalaron elDiarioAR que en la reunión que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Hang, tuvo con Consejo Federal de Comercio Interior (Cofeci) la semana pasada, los representantes de las provincias no hicieron ningún planteo al respecto. “Ninguno hizo esa queja”, apuntaron. De todos modos, apuntaron que el diputado Guillermo Martínez está en contacto con las provincias por este tema.
Las compañías también analizan por estas horas el posible impacto del ajuste al régimen de importaciones que impuso el Gobierno este lunes como una estrategia para preservar las reservas del Banco Central. La presunción de las multinacionales es que les complicará en el ingreso al país de algunos “productos terminados” y también de insumos clave como materiales de empaque, botellas, tapas.
A la escasez de gasoil, el problema original, se suman los cortes de ruta de autoconvocados
De acuerdo con lo anunciado esta semana, las empresas solo pueden obtener dólares del Banco Central para importar el equivalente al 105% de lo que importaron en 2021; el resto debe ser financiado a 180 días por cada compañía. Dado que se toma como referencia el monto de dólares utilizados para ese fin en 2021 y no el volumen de mercadería, en los casos de los productos cuyo precio internacional escaló, las divisas liberadas no serán suficientes ni siquiera para mantener constantes las unidades ingresadas un año atrás. El ejemplo más claro es el del café, que no se produce en el país y en el último año aumentó más de 100%.
Por otra parte, un ejecutivo aseguró que los proveedores del exterior no aceptan los plazos de pago que propone el Banco Central, de 180 días en la mayoría de los casos y de 365 días para “bienes suntuarios” como bebidas y alimentos premium. “La opción es financiarte con un banco local, que te encarece muchísimo. Eso necesariamente tensiona la estructura de costos de los productos”, apuntó.
Así, mientras en lo inmediato la medida contribuye a mermar la salida de divisas –el Banco Central aspira a “ahorrarse” US$1.000 millones por mes– enciende alarmas por el lado del impacto en la inflación, que ya acumuló solo en los primeros cinco meses del año casi 34% para alimentos y bebidas.
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