El rechazo del republicano a latinos y musulmanes. Los pedidos crecieron un 15% en el último semestre de 2015. Nueve millones de personas podrían naturalizarse.
Por Paula Lugones
A unos los acusó de “violadores” y “narcotraficantes”. O otros directamente les prohibirá pisar suelo estadounidense. Quiere, además, construir en la frontera un muro más sólido que la muralla china. Por eso, y por el desprecio que ha manifestado públicamente, Donald Trump es hoy la gran amenaza de los inmigrantes: decenas de miles se apuran a regularizar su situación en Estados Unidos para votar contra el magnate y porque temen ser expulsados del país si él llega a la Casa Blanca.
En un año en que el tema migratorio ha tomado un lugar central en la campaña, especialmente en las primarias republicanas, las solicitudes de naturalización en todo Estados Unidos subieron un 14% en los últimos seis meses de 2015, en comparación con el mismo período de 2014, según cifras oficiales. No es poca cosa ya que casi 9 millones de personas con permiso de residencia o de trabajo pueden reclamar la ciudadanía. De ellos, unos 4 millones son hispanos.
El debate por los inmigrantes es uno de los grandes temas que han dominado la campaña electoral. Dentro de los demócratas, Hillary Clinton y Bernie Sanders son los precandidatos que más se inclinan por el “blanqueo” de la situación de los indocumentados, un camino que ya ha abierto Barack Obama pero que encuentra resistencia en el Congreso, de mayoría opositora. Del lado republicano el panorama es más complejo. El senador Ted Cruz, aunque es de origen hispano, se opone a ampliar las facilidades para los que vienen de otros países. Pero Trump, que es el favorito y tiene grandes chances de ser nominado, se ha convertido en la pesadilla de los inmigrantes.
El magnate inmobiliario, un hombre que dispara sin filtro sus pensamientos xenófobos, llamó el año pasado “violadores” y “narcotraficantes” a los mexicanos “sin papeles” que viven en Estados Unidos. Prometió deportar a cerca de los 12 millones –o quizás más– inmigrantes sin permiso de residencia e incluso amenazó con confiscar las remesas que los indocumentados envían a sus familiares en sus países de origen. Para que no entren más a suelo estadounidense, Trump propone construir en el sur un muro “más imponente que la muralla china”, porque dice que el gobierno federal no ha protegido la frontera de la gente y de las drogas que entran el país de forma incontrolada. Los musulmanes también se sienten amenazados: el multimillonario inmobiliario ya ha dicho que quiere prohibir el ingreso de todo aquél que profese el islam para evitar el “terrorismo” en Estados Unidos.
“Hay un temor a una presidencia de Trump”, dijo a la agencia AP María Ponce, de America Action, un grupo de derechos de los inmigrantes con sede en Washington. Su organización ayuda a los indocumentados que buscan nacionalizarse dentro de una campaña nacional llamada “Stand Up To Hate” (“De pie frente al odio”). El legislador demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, señaló que, “cuando las comunidades migrantes se sienten atacadas, reaccionan con un gran número de inmigrantes aptos convirtiéndose en ciudadanos y un gran número de ciudadanos aptos convirtiéndose en votantes”.
La retórica encendida de Trump contra los inmigrantes puede ayudar a seducir a las bases más derechistas del Partido Republicano, que creen que los extranjeros quitan el trabajo a los estadounidenses, pero sin dudas le traerá enormes dificultades si sale nominado. Sin el apoyo de las minorías, es casi imposible ganar las elecciones generales. El magnate tiene muy poca llegada a los afromaericanos y, con esta retórica incendiaria, mucho menos con los hispanos. De hecho, lo que está logrando es que muchos se naturalicen para votar contra Trump y los que ya son ciudadanos salgan en masa a votar el 8 de noviembre.
Ivan Parro, de la Coalición Inmigrante de Florida, dice que muchos buscan convertirse en estadounidenes para votar “contra el odio y el racismo”. Para ser aptos, los migrantes deben haber vivido en el país al menos 5 años con residencia o permiso de trabajo, completar una solicitud de 21 páginas, pasar un examen cívico y de inglés y pagar 700 dólares.
Mañana martes hay una elección primaria crucial que puede sellar la suerte del millonario en la interna republicana. Se vota en Indiana, donde Trump va primero, según las encuestas, a pesar de que el segundo y el tercero, Cruz y John Kasich, formaron un frente común para intentar frenar su marcha hacia la nominación. La carrera del magnate inmobiliario parece, sin embargo, imparable.
Comentá la nota