El ex mandatario volvió del exterior con una agenda cargada de reuniones para solucionar la crisis del PRO. Qué harán los jefes opositores el martes próximo para revertir la imagen de las peleas. El papel clave de la UCR. Santa Fe, el modelo distinto
Por Ricardo Carpena
Luego de su regreso de República Dominicana, el jueves pasado, Mauricio Macri se pondrá esta semana en acción: tiene prevista una maratón de reuniones con la idea de pacificar la interna del PRO y ayudar a que se ordene la oferta electoral opositora. En la agenda tiene marcado un encuentro con Horacio Rodríguez Larreta. ¿Se le pasó el enojo por la convocatoria a elecciones concurrentes en la ciudad de Buenos Aires? En su entorno aseguran que no, pero que está obsesionado en resolver la pelea porteña. “No podemos perder en nuestro bastión electoral”, repite.
Macri también tiene previsto reunirse con Federico Angelini, el flamante titular del PRO, quien ya reemplazó a Patricia Bullrich por los próximos 90 días. Se conocen de memoria: el diputado santafesino es un fiel referente del ex presidente, además de armador bullrichista. Por eso en el temario que se fijaron está en un primerísimo plano la interna de CABA. No será lo único: luego de haber vaticinado que Javier Milei iba a estar en la segunda vuelta, ahora está preocupado porque el líder libertario sigue ascendiendo en las encuestas, sin techo, y pone en riesgo los votos de Juntos por el Cambio.
Al ex mandatario le cambió la cara cuando revisó los números que le pasó una encuestadora de confianza: en el partido bonaerense de Merlo, por ejemplo, Milei tiene una intención de voto del 28%, apenas 7 puntos menos que el Frente de Todos, mientras Juntos por el Cambio llega al 25%. Lo mismo sucede en algunas provincias, como en Salta, donde el diputado de La Libertad Avanza supera a JxC, y en Santa Fe, en la que el economista libertario alcanza el 26%, un punto más que el frente opositor.
“Vamos a ir a la segunda vuelta contra esta nueva expresión más liberal, más rupturista, de más enojo con la frustración que se arrastra durante décadas”, dijo Macri hace 10 días en el almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), en La Rural, en una frase que causó alarma entre sus allegados y sus colegas de Juntos por el Cambio: de esa forma estaba subiendo las acciones de Milei, dándole una condición de segunda fuerza política que no está consolidada en las encuestas. Cerca del ex jefe del Estado lo justifican: “Lo entusiasma que el Frente de Todos no entre al ballotage”. Otros piensan que fue un error. Se lo marcó ese mismo día Francisco Cabrera, ex ministro de Producción de su gobierno. “¿Y si Milei sigue creciendo y al final gana las elecciones?”, comentó un empresario.
Los encuestadores tiene medido que cada pelea de los líderes opositores se traduce en un estancamiento o un descenso de la marca Juntos por el Cambio. Macri se está dando cuenta de que la combinación de la disputa sin fin en el PRO y el crecimiento de Milei puede convertirse en una pesadilla en las elecciones. Ya nadie tiene garantías de un triunfo absoluto. El Frente de Todos se derrumba por la economía y JxC, por sus enfrentamientos a espaldas de los problemas de la gente.
La inquietud por este escenario electoral tan explosivo está contagiando a toda la coalición opositora. Por eso los presidentes de los partidos de Juntos por el Cambio acordaron reunirse este martes, a las 10, para dar una señal opuesta a la que viene dando sus máximos líderes. Angelini (PRO), Gerardo Morales (UCR), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) y Miguel Angel Pichetto (Encuentro Republicano Federal) hablarán acerca de cómo afianzar la unidad (o sellar una tregua) para evitar una fuga de votos y avanzarán hacia una foto de todos los candidatos presidenciales del espacio, incluso con sus economistas, que también trabajan por separado como si fueran de fracciones enemigas.
La iniciativa de que por fin vuelvan a verse los jefes partidarios fue de Morales. La semana pasada, el gobernador jujeño reagrupó a la mesa chica de la UCR para fijar una posición ante la crisis económica, pero también para poner un freno a los guiños hacia Milei de algunos dirigentes del PRO, como Macri y Bullrich. “La salida para la Argentina se dará a partir de un programa económico consistente y serio. Con firmeza, convicciones y diálogo. Sin sangre ni dinamita. Sin histeria ni salidas perturbadas, perturbadoras, delirantes e irreversibles”, advirtieron los radicales. La mecha la había encendido Elisa Carrió: “Macri no quiere estar con el radicalismo ni con la Coalición Cívica, quiere estar con Milei”.
Con el mismo sentido pacificador, otro radical, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, opera para que se sienten a hablar Rodríguez Larreta y Bullrich. En igual sentido trabajan en las sombras dirigentes de segunda línea de ambos candidatos presidenciales. Casi todos saben que ceden demasiado terreno si siguen despedazándose de manera impúdica ante una sociedad con otras prioridades que el juego minúsculo de la política. Los expertos contratados por los postulantes del PRO coinciden en una recomendación: “Menos rosca partidaria y más contacto con la gente”.
¿Cómo hará Macri para salir del laberinto en el que se metió el PRO en la ciudad de Buenos Aires? Rodríguez Larreta aprobó un sistema electoral que empareja las chances del candidato del partido y del radical Martín Lousteau en la competencia por la Jefatura de Gobierno. El alcalde porteño jugó fuerte, metió una cuña en el PRO y ahora apuesta a mantener a sus propios postulantes, Fernán Quirós y Soledad Acuña, en una guerra de nervios que altera a la oposición. Jorge Macri, el candidato de su primo, el ex presidente, y de Bullrich, rediseñó su discurso y desafía a sus rivales larretistas a que todo se defina en las urnas, aun sabiendo que si el PRO divide el voto lo favorece a Lousteau.
Tras la polémica por el anuncio electoral del PRO, Macri habló con Bullrich a solas para analizar una estrategia que neutralice la jugada larretista. El ex mandatario regresó del exterior con esa misión en la cabeza: cómo resolver la pelea interna para evitar que el PRO pierda la ciudad. Algunos siguen pensando que la mejor solución es que convenza a María Eugenia Vidal de que compita en CABA. La ex gobernadora alimentó esa variante cuando propuso que se bajen todas las candidaturas y se piense una estrategia electoral conjunta entre todos los líderes del partido. Se quedó sola con su idea.
Ahora, el ex presidente analizará el nuevo escenario electoral del PRO con Angelini, el nuevo jefe del partido, que esta semana confirmará su ascenso: secundará a la radical Carolina Losada en la fórmula para la gobernación de Santa Fe. Lo harán desde Unidos para Cambiar Santa Fe, el nuevo frente electoral con el que la oposición se propone desbancar del poder al peronismo provincial y que incluye a la UCR, el Partido Socialista, el PRO, la Democracia Progresista y Encuentro Republicano. Además de la fórmula Losada-Angelini, de las PASO opositoras competirán Maximiliano Pullaro, radical del sector Evolución, que lidera Lousteau, y Clara García, del Partido Socialista. Este armado santafesino tiene el sello del Grupo Malbec en el orillo: Losada y Angelini posaron con Bullrich en la Fiesta de la Vendimia, junto con otros dirigentes del PRO alejados de Larreta y referentes de la UCR críticos de Morales.
Casi los mismos protagonistas de esa foto se reunirán esta semana para consolidar un espacio común. De los radicales de ese sector (Alfredo Cornejo, Rodolfo Suárez, Carolina Losada, Luis Naidenoff y Rodrigo De Loredo, más Facundo Manes, hoy más autónomo) surgirá el compañero de fórmula de Bullrich. Todas las miradas apuntan a Suárez, gobernador de Mendoza, aunque hay quienes prefieren a alguien aguerrido como De Loredo, que aún no definió si acompañará a Luis Juez como candidato a vicegobernador de Córdoba o si disputará la intendencia de la capital provincial.
En otra muestra de cómo se afianza el Grupo Malbec, Cornejo eligió para secundarlo en la competencia por la gobernación de Mendoza a Hebe Casado, una médica de San Rafael alineada con Bullrich. El acuerdo incluye otros cargos para el PRO bullrichista: la candidatura a senadora provincial de Sol Salinas y dos lugares expectables en la lista de postulantes a concejal mendocino. Todo está cruzado: el díscolo Omar De Marchi, por afuera del PRO, será postulante a gobernador secundado por el radical Daniel Orozco, el intendente de Las Heras que antes había apoyado la precandidatura de Cornejo.
El problema de Bullrich es qué hacer en la provincia de Buenos Aires. Tiene 3 precandidatos a gobernador (Néstor Grindetti, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel) y necesita que quede uno solo para concentrar los esfuerzos en un distrito clave y competir con Diego Santilli, el postulante larretista que va adelante en la mayoría de las encuestas y tiene el mérito de haber ganado las elecciones legislativas en el territorio bonaerense en 2021 ante todo el peronismo unido. ¿Y Cristian Ritondo? Es el candidato de Vidal para la provincia y hay quienes creen que podría serlo de Bullrich si la ex gobernadora llega a un acuerdo con ella tras anunciar que no competirá por la Presidencia. En el bullrichismo lo niegan: “Patricia tiene que elegir a uno de los candidatos que se jugó siempre por su proyecto político”.
Los estrategas de Bullrich admiten que todo puede cambiar si Axel Kicillof finalmente desdobla la elección bonaerense. Si las fechas se unifican y se vota para presidente y gobernador en un mismo día, no importa quién vaya en la boleta para la provincia porque será beneficiado por el arrastre de la fórmula nacional de Juntos por el Cambio. Pero si los comicios se separan las votaciones nacional y provicial, se cree que allí pesará el candidato a gobernador que mejor mida en las encuestas.
Por eso, en un sugestivo viraje, hay operadores bullrichistas que hoy no descartan que Santilli termine siendo su candidato a gobernador, pero advierten que para eso “El Colo” primero debería apoyar la postulación de la ex ministra de Seguridad. Parece algo imposible, pero resulta significativo que cerca de Bullrich no desestimen a Santilli justo cuando un pelotón de intendentes del PRO está reclamando que haya un solo postulante a gobernador para enfrentar en mejores condiciones a Kicillof. En las últimas horas se lo dijo a Infobae el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela: “Debería haber un solo candidato a gobernador. Hoy, el más instalado es Santilli”. Otro señal similar: en el congreso bonaerense de la Coalición Cívica (CC), que se hizo este sábado, la titular del partido a nivel provincial, Maricel Etchecoin, afirmó que “en la provincia tenemos muy en claro que la unidad es la fortaleza para un proyecto nacional y tiene que estar representada por los mejores de nosotros”. Lo dijo al lado de Santilli y el titular de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, invitados al encuentro partidario.
Macri tiene en mente estas posibilidades para intentar resolver la interna del PRO de manera pacífica y sin que el clima bélico en la oposición termine favoreciendo a Milei. Rodríguez Larreta también está inquieto por el avance del líder libertario, pero, luego de revisar minuciosamente las encuestas que le llegan a su jefe de campaña, Federico Di Benedetto, mantiene su estrategia blindada: sigue convencido de que el electorado duro no lo votará, pero que hay una legión de desencantados del peronismo que podrían elegir una opción moderada como la que encarna él. Puede llegar hasta el 15% los votantes de centro que inclinarían la balanza en favor del jefe de Gobierno. Aun así, un estratega de confianza de Rodríguez Larreta se sincera: “Lo marcan las encuestas, pero pueden fallar”.
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