En abril se sintió fuerte la retracción de la población a concurrir a centros médicos.
La cuarentena instó a la población a no salir de sus casas excepto para compras esenciales. El sistema de salud se pertrechó para atender la pandemia, suspendiendo cirugías no urgentes y prohibiendo las visitas a los consultorios. Las farmacias comenzaron a aplicar protocolos estrictos de distancia social que generaban esperas, en algunos casos, excesivas y bajo condiciones climáticas adversas.
El combo sembró temor en buena parte de la población que por evitar acudir y al médico y los obstáculos que encontró descuidó tratamientos y postergó la compra de remedios.
La situación comenzó a advertirse a poco de iniciarse el confinamiento y desde ese momento médicos y asociaciones comenzaron a difundir en forma masiva la necesidad de no perder los seguimientos de salud.
A raíz de esta situación se autorizó la receta electrónica para facilitar el acceso de los pacientes a las órdenes médicas. De allí que por estos días una orden vía mail o whatssap es aceptada en todas las farmacias.
Pero todo este proceso demandó semanas y ahora se conocen las primeras cifras del impacto: la venta de medicamentos cayó 11,78% en abril respecto al mes anterior.
Según la Confederación de Farmacéutica Argentina (COFA) se despacharon 54.687.014 unidades contra 61.988.705 de marzo.
Este comportamiento se verificó tanto en los medicamentos que se venden bajo receta (mercado ético en la jerga médica) y en los de venta libre (denominado mercado popular). Los primeros tuvieron una disminución de 11,1% con relación al mes anterior a 40.689.112, mientras que los restantes disminuyeron 14% a casi 14 millones.
En la composición del mercado total, uno de cada cuatro medicamentos expendidos son de venta libre, relación que permanece estable.
La magnitud de lo que sucedió en abril se percibe con más intensidad cuando se repasan los números de marzo. En ese mes las ventas habían aumentado casi 22%, porcentaje que incluye la diferencia de dos días calendario más para el tercer mes del año contra el febrero bisiesto de 2020.
Por otra parte, si se compara con abril de 2019 se vendió casi un 1% menos en unidades, nueva demostración de la imposibilidad de la población de acceder a sus necesidades médicas tanto por las restricciones enumeradas como a los problemas económicos que generó la cuarentena.
Con este escenario la facturación en abril también exhibió una tendencia declinante. En abril alcanzó a $ 28.576 mil millones, que representa una merma de 6,32% con relación al mes anterior. El retroceso fue mucho mayor en los medicamentos de venta libre (-10,84%) que en los expendidos bajo recetas (-5,73%) .
El informe de COFA indicó que el precio promedio de los medicamentos en abril (total facturación dividido por cantidades) fue de $ 522,55, lo que expresa un alza de 6,18%.
El Ministerio de Salud dejó trascender a principios de mayo que había alcanzado un acuerdo con los laboratorios para sostener los precios hasta el 30 de junio. Fue un pacto “no escrito” sino “bajo palabra” salvo excepciones que sean especialmente justificadas.
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