EL FESTEJO DE ANOCHE POR EL DÍA DE LA INDUSTRIA.
El discurso de Cristina demoró la comida y hubo shock de paneras. El salón azul con los invitados vip y el funcionario tarjetero.
"¿Qué onda el centro de mesa? Diez minutos más y le entramo' a las flores", se hizo el chistoso un empresario con dicción barrial. La comida, a esa altura, era "el" tema en las mesas de Tecnópolis. No por su calidad ni cantidad, sino por su ausencia. Cristina había llegado minutos pasadas las 21 y, casi sin dar respiro, se largó a hablar. El discurso de más de una hora de la Presidenta demoró el arranque con la "Burratina Caprese" que ofrecía el menú de 1.500 pesos per cápita que pagaron los invitados. En ese lapso, la organización buscó aquietar aguas con un shock de paneras: cuando había pasado la cuarta ronda, empezaron los chistes.
La intimidad del festejo de anoche por el Día de la Industria, el último festejo encabezado por la señora de Kirchner, estuvo marcado curiosamente por el menú, las dietas y los cuerpos. Por caso, marcó el debut masivo y oficial de Delfina Rossi, la ahora famosa hija del ministro de Defensa, cuestionada por su nombramiento como directora en el Banco Nación pese a su menguado currículum en la materia. Ella mostró ayer otra vez que no se hace demasiado problema. Se paseó por el predio presentándose. Un asesor, pícaro, comentaba entre pares: "Las fotos que salieron hasta ahora la benefician, tiene varios kilos de más".
Más preocupados por su figura parecían otros comensales. Y aunquese ausentó por un viaje a China, la estrella en este sentido resultó el vicepresidente Boudou. Tanto, que varios hablaban de la "dieta de Amado", con la que habría bajado ya 17 kilos. Otros la denominaban "la dieta europea" o "la dieta del polvito". Se referían, al parecer, al régimen que ya hicieron famosos como Nancy Dupláa y Matías Alé, en base a preparados que se disuelven y se toman como batidos. El récord en la materia, decían en Tecnópolis, lo tiene alguien con menos cámara: el jefe de la Policía bonaerense, Hugo Matzkin, que iría por el menos 30 desde que se lanzó a esta aventura.
Matzkin, claro, no fue el único sciolista mencionado en la cena. Entusiasmados con un eventual triunfo, varios funcionarios naranjas aprovecharon los pasillos para presentarse con los industriales y abrir una puerta para ofrecer eventuales servicios en un futuro gobierno. Uno de los más activos, aseguran, fue el subsecretario del rubro, licenciado de apellido complejo: Woycheszen. "Parecía un ninja. Pero en vez de estrellas, del bolsillo sacaba tarjetas. A mí ya me dio tres. No me debe reconocer", exageraba un empresario esta mañana.
Y eso que Woycheszen se movía en sectores acotados. En el amplísimo salón dividido por colores, el vip, donde no pudo entrar, se identificaba con el azul. Y en rol casi de portero allí estaba Eduardo "Wado" de Pedro, secretario general de la Presidencia y cerebro político de La Cámpora. Por esa zona deambuló Delfina Rossi, obvio; más los funcionarios K de primer nivel, que, como la propia Cristina, pasaron el discurso, comieron entrada y primer plato (Cordero Patagónico, cuándo no...) y la mayoría partió sin esperar al postre. Otra contradicción K: se fueron a dormir sin aguardar la "Siesta de Peras en Pistacho, con salsa de Lima y helado de Crema".
En un sector azul con mayoría de jóvenes, a tono con la renovación generacional que planteó Cristina, había cierto clima de estudiantina. Saludos de mesa en mesa y acaso un poco de alegría desmesurada. Al menos eso le atribuyen al equipo de Augusto Costa, secretario de Comercio. "Ellos nos hablan como si fueran a quedarse y son los primeros que van a irse. O debieran, con la inflación que hay. Son como Moreno (por Guillermo), pero con mejores formas", los cuestionaban desde el anonimato.
Como contó hoy Clarín, en la mesa principal estaban Cristina, el gobernador Scioli, los ministros Kicillof, Giorgi y De Vido, el secretario Zannini, Héctor Méndez (jefe de la UIA), Osvaldo Cornide (titular de la CAME), Juan Carlos Lascurain (de Adimra y ex presidente de la UIA), Osvaldo Rial y Guillermo Moretti (de la firma Garantizar y vinculados a industriales bonaerenses y santafecinos, respectivamente), Carlos de la Vega (titular de la Cámara de Comercio), el sindicalista Antonio Caló y Marcelo Fernández, de la Confederación General Económica Empresaria (CGERA). Este último, "el de menor peso político", según se encargó de chicanearlo otro invitado. "Ahí viene Gostanian", lo comparó malamente, anoche, recordando al dueño de una casa de corbatas que supo conducir la Casa de la Moneda por su amistad con Carlos Menem. El ex presidente, también atento a esto de las dietas, lo llamaba "Gordo bolú".
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