Según se informó oficialmente, durante la jornada de este miércoles, los ministros de Agroindustria, Hacienda, y de Producción de la Nación analizarán los alcances de la crisis lechera, e intentarán gestar una reunión con supermercadistas para achicar la brecha de 16 pesos que existe entre lo que recibe el productor por litro de leche y lo que sale en góndola.
En tanto, mientras se esperan novedades sobre esa gestión, no solo ese desfasaje preocupa al sector, ya que de acuerdo a un informe elaborado por el Centro de Estudios Para el Desarrollo Económico, Benjamín Hopenhayn, si bien la devaluación y la quita o reducción de retenciones (dependiendo el cultivo) mejoró la rentabilidad de agricultores y ganaderos, hubo actores del campo se vieron muy perjudicados.
En ese sentido, el estudio afirma que "los problemas del sector lácteo se agudizaron con las medidas adoptadas", y que "la eliminación de los derechos a las exportaciones al maíz, y el aumento del precio del gasoil, empeoró sensiblemente la ecuación de costos de los tamberos"."En números, el productor podía comprar en mayo de 2015 con 303 litros de leche (a 36 centavos de dólar el litro) una tonelada de maíz. Un año más tarde, necesitaba 877 litros (a 22 centavos de dólar) para comprar la tonelada de maíz.
En otras palabras, los productores debían entregar un 190% más de leche para comprar este insumo clave. El precio del maíz subió de 109 a 193 dólares la tonelada en el período analizado", sostiene el trabajo.A su vez, el estudio refleja que el mismo análisis se puede hacer con otros insumos como la electricidad que de mayo a mayo, medido en litros de leche aumentó 238%, del insecticida Cipermetrina que subió 67%, o el kilo de alfalfa que se incrementó un 44%.Consultado por Diario UNO sobre el tema, José Alonso, presidente de la Sociedad Rural Las Colonias sostuvo que la quita de retenciones al maíz y la soja golpeó muy duro a la lechería, y también a los productores de carne bovina, porcina y aviar.
"Está clarito que maíz y soja son los alimentos más importantes que tiene un productor de carne o leche. Lo que faltó fue una política de estado a posteriori de esta resolución", explicó Alonso.En esa dirección reconoció que algunos cultivos necesitaban recuperar rentabilidad, y para ello era importante modificar los cuadros arancelarios, pero resaltó que esto perjudicó a muchas de las actividades que compran y venden en pesos."Entonces, la realidad es que se improvisó en ese tema, y no hubo una política de Estado respecto de la lechería, y tampoco la hay, porque estamos en el sálvese quien pueda, y todavía no hemos podido reunir a la cadena de la comercialización junto al resto de los actores.
Consumidor, cadena comercial, industriales y productores, deberíamos estar sentados en una misma mesa, y discutir qué hacer con la lechería y cómo la vamos a pelear en esta crisis", enfatizó.Para Alonso, si no hay un cambio de rumbo, la perspectiva en estas condiciones es negra, y sostuvo que para revertir el oscuro panorama, se debe producir una fuerte reconversión de la industria que le permita ser competitiva a costos de nivel mundial."Acá se trabaja al revés, se vende al consumidor que paga una locura, el supermercadista le paga a la industria, y esta con lo que queda le paga la producción.
Pero la producción se está muriendo. Entonces, hay productores muertos de hambre y consumidores pagando locuras en la góndola por litro de leche, sin productores no va a haber leche. O mejor dicho habrá, pero se va a importar de Uruguay o de Brasil", advirtió.Por su parte, Marcelo Bargellini, director de Lechería coincidió también con el análisis del Centro de Estudios Para el Desarrollo Económico, y manifestó que además de la quita de retenciones, otro de los factores que pegó duro al sector fue la suba del dólar de 9 a 15 pesos que hizo que la tonelada de maíz que valía 800 pesos, después de estas medidas pasara a valer cerca de 2.000 pesos.
"Se trata de decisiones nacionales, y desde provincia, el ministro y el secretario de lechería plantearon que no se debían bajar las retenciones de esa forma y la respuesta de las autoridades nacionales fue que era una promesa de campaña y había que cumplirla. Esto pegó muy fuerte a la lechería, y más que nada porque el precio de la leche más allá de la suba del dólar y los insumos, se mantuvo igual, y en algunos casos hasta descendió", indicó."Hay venta de vacas, y todo el proceso de inundaciones potenció todo esto, porque el fenómeno meteorológico golpeó en el centro de la cuenca lechera, y por eso se bajó de casi nueve millones de litros diarios, a casi cinco en los que estamos ahora", agregó.Bargellini señaló que demandará cerca de un año volver a los valores históricos de producción láctea, y que si bien ante la falta de leche, la industria incrementó el precio por litro que paga a los productores, y lo llevó alrededor de los cuatro pesos, hay algunas empresas que están pensando bajar otra vez ese valor.
En esa dirección planteó que mientras los precios en góndola siguen aumentando, de acuerdo a los análisis del gobierno provincial, las industrias estarían en condiciones de pagar 6,30 pesos por el litro de leche fluida.
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