La cadena lechera, con permanentes frentes de conflicto en la formación de precios -fuerte intervención oficial en los últimos años- contabiliza un nuevo flanco de discusión.
Desde el 1º de septiembre, corre la resolución 344/2013 de la Secretaría de Lechería de la Nación, sobre la conformación del precio de la leche cruda: por un lado, se eleva de 80 a 95 por ciento la participación de los atributos de calidad composicional e higiénico-sanitarios; por otro, se reduce de 20 a cinco por ciento la "banda" para bonificaciones comerciales.
El Centro de la Industria Lechera (CIL) presentó un recurso administrativo ante la cartera agropecuaria, solicitando la suspensión de la norma. En la vereda industrial, se la considera "inaplicable" y tienen en la manga la presentación de una medida cautelar ante la Justicia.
Como objetivo final, el esquema busca que el precio surja de la calidad de la leche que entrega el productor. "La industria no trabaja por litros (volumen) sino por sólidos (calidad); de este modo, vamos a un esquema más homogéneo, equitativo y transparente", argumentan los defensores de la disposición.
En la misma línea, aclaran que la proporcionalidad anterior (80 por atributos y 20 por bonificaciones comerciales) no revestía carácter obligatorio, sino sólo orientativo.
Transición
En el sector, hay quienes se inclinan por una fase de transición. Desde la industria, también se menciona que si unos cumplen y otros no, los primeros computarán pérdidas de competitividad.
Por eso reclaman una flexibilización, y que deberán mediar etapas y metas a cumplir. Esto por cuanto la realidad del mercado indica que hay industrias que ni siquiera computan un 50 por ciento por calidad para componer el precio de la materia prima.
El método de la resolución 344 es evaluado en el ámbito oficial como un avance en línea con el sistema de pago de la leche cruda sobre la base de atributos de calidad en el formato de "liquidación única, mensual, obligatoria y universal", aprobado en 2011.
La norma busca profundizar el sistema de pago, con la idea de alcanzar mayor transparencia entre los operadores del sistema e "igualar para arriba" en materia de calidad. De este modo, se podrían ofrecer mejores productos al mercado local y al internacional.
En la vereda de los productores, se teme que la industria pueda servirse de la nueva exigencia para, eventualmente, bajar el precio de la leche (aunque, en ese caso, el productor afectado podría optar por otro comprador).
Alguna industria calcula que el 86 por ciento de sus proveedores quedarían expuestos a "castigos" por calidad. La liquidación única, se advierte en el sector, está en el buen camino, pero será necesario un nuevo protocolo para los muestreos, laboratorios arbitrales y un plazo de implementación.
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