Las primeras reacciones entre las bancas a la confirmación de las exposiciones de los postulantes a la Corte Suprema de Justicia. División en el oficialismo, los radicales y el PRO, y silencio sugestivo en el peronismo, que tiene los votos clave. Los movimientos en la sombra del juez federal para conseguir el cargo.
Mauricio Caminos
“Ah, se tomaron todo el tiempo del mundo. Patearon bastante la fecha”. El senador opositor reaccionó con sorpresa del otro lado del teléfono cuando se enteró que la Comisión de Acuerdos del Senado –de la cuál es parte– había definido las fechas de las audiencias públicas para que Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla defiendan sus postulaciones a la Corte Suprema de Justicia. Todavía falta más de un mes para las exposiciones del 21 y 28 de agosto, pero el legislador nacional no titubeó del otro lado del teléfono ayer con elDiarioAR para adelantar su rechazo cerrado a los dos pliegos: “Va a correr mucha agua debajo del puente, pero nadie me va a hacer cambiar mi opinión en contra”.
Razones inconfesables del frenesí republicano que empieza y termina en el rechazo a la figura de Ariel Lijo
La noticia que se conoció este martes por la tarde sobre las presentaciones de Lijo y García-Mansilla fue el puntapié inicial de un proceso formal de designación de nuevos supremos que llevará varias semanas y que estará atravesado por una fuerte tensión política. Es que la figura del actual juez federal genera debates encarnizados hacia el interior de los distintos bloques en la Cámara alta, incluso en el oficialista La Libertad Avanza.
Los libertarios están divididos por Lijo, pero también lo están sus aliados circunstanciales del PRO y la UCR. Un panorama incierto que se profundiza con el sugestivo silencio que hay en Unión por la Patria, y que se extiende también a las demás bancadas provinciales que no quieren mostrar su carta antes de tiempo. Como la designación de un juez de la Corte se define por una mayoría calificada de dos tercios de los presentes en el recinto del Senado, lo que hará el bloque peronista-kirchnerista será clave para que avancen –o no– los pliegos.
El primer dato que revela la tirantez con la que se está manejando los nombres de los dos potenciales magistrados del máximo tribunal es que las audiencias se hayan fijado para más allá de la segunda mitad del mes próximo. Había una intención de que el proceso se acelerara y que Lijo y García-Mansilla expongan públicamente antes, pero por algo eso no ocurrió. Ayer fue la senadora del PRO Guadalupe Tagliaferri, quien en su cargo como jefa de la comisión de Acuerdos, le envió una nota formal a la Secretaría Parlamentaria del Senado, que depende de Victoria Villarruel, con las fechas confirmadas.
“Las fechas surgieron de conversaciones con los demás senadores miembros de la comisión”, aclararon al lado de la legisladora amarilla. La comisión de Acuerdos que preside Tagliaferri está integrada por 17 legisladores: hay siete miembros de UP, cuatro de la UCR, dos del PRO, tres senadores de fuerzas provinciales y un solo senador libertario. Será la primera trinchera que deberán traspasar Lijo y García-Mancilla en el proceso en ciernes.
Según un informe del ministerio de Justicia, que conduce Mariano Cúneo Libarona, Lijo ya recibió 3.578 adhesiones y 328 impugnaciones, dos cifras mayores a las de García-Mansilla: 3.129 avales y 110 observaciones. Esos apoyos y rechazos deberían quedar cristalizados en las audiencias en el ámbito de la comisión.. Según el reglamento, una vez oficializadas las fechas de las audiencias, la Cámara alta publicará el 19 y 22 de julio próximos en dos diarios de circulación nacional y en el Boletín Oficial el edicto de las postulaciones. Se abre así un plazo de una semana en el se recibirán adhesiones e impugnaciones a las candidaturas, que la propia Tagliaferri analizará y podrá girar tanto a Lijo como a García-Mansilla para que respondan antes de sus exposiciones en las audiencias. Recién después de las presentaciones la comisión estará presta a firmar los dictámenes y que se vote en el recinto, un escenario aún más lejano.
Manuel García Mansilla y Ariel Lijo, los candidatos de Javier Milei a jueces de la Corte Suprema de Justicia.
El presidente Javier Milei ya marcó la postura oficial de que los dos nombramientos tienen que salir juntos. Una apuesta a todo nada que pone en aprietos a los senadores. Porque si Lijo es un límite para muchos que lo ven como “la encarnación de la casta”, García-Mancilla también despierta pasiones encontradas: el actual decano de la facultad de Derecho de la Universidad Austral tienen un perfil ultraconservador; por ejemplo, ya se manifestó en contra del aborto legal.
Además hay dos polémicas cruzadas: el Gobierno postuló a Lijo pese a que la vacante fue de una mujer, Elena Highton de Nolasco renunció en octubre de 2021. Es decir que no se cumpliría el cupo femenino para el máximo tribunal. A su vez, García-Mansilla es candidato para una vacante aún no concretada: recién en diciembre próximo Juan Carlos Maqueda llegará a los 75 años, fecha límite de la Constitución para el cargo.
Ante semejante panorama, el poroteo en el recinto se presenta muy incierto. La primera división está en el oficialismo, que de los siete senadores propios se sabe que dos votarán en contra de Lijo. Los rechazos son del formoseño Francisco Paoltroni y el riojano Juan Carlos Pagotto. “El futuro del país se está jugando en la Justicia. Acá solo importa una cosa, ¿Lijo sí o Lijo no?”, le dijo ayer Paoltroni a elDiarioAR. El legislador, que está enfrentando un proceso de disputa judicial por el manejo del sello de LLA en su provincia, se mostró indignado con la formalización de las audiencias: “Demuestra que ya está todo cocinado”.
La UCR tiene 13 bancas y al menos dos ya anunciaron que irán por el no: Pablo Blanco (Tierra del Fuego) y Carolina Losada (Santa Fe). La fuerte interna en el partido obligó al senador y jefe de la fuerza Martín Lousteau a convocar pronto a una reunión del comité para encontrar una salida elegante. Esa cumbre aún no tiene fecha formal. Mientras tanto, Emiliano Yacobitti, actual vicerrector de la UBA y socio político de Lousteau, explicitó semanas atrás que está a favor de que Lijo sea juez de la Corte.
Para el PRO, con seis bancas, Lijo también es un parteaguas. Los cordobeses Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero votarían en contra, mientras que Tagliaferri avalaría al magistrado.
El silencio reina en las demás bancadas de la Cámara alta, sobre todo en el peronismo-kirchnerismo, que tiene 33 bancas de las 72. Que la postulación de Lijo se maneje como si fuera un tabú alimenta las especulaciones de un pacto Milei-Cristina Kirchner. “Sin el peronismo no hay Lijo, y sus votos ya están”, recogió elDiarioAR de una fuente judicial.
La misma fuente aseguró que fue el propio Lijo el que se puso a tejer el acuerdo político de su postulación, incluso a costa del Ejecutivo, con quien el magistrado asegura que no tuvo ningún contacto. El puente entre Lijo y Milei es el supremo Ricardo Lorenzetti. “Lijo está juntando los votos para él pero le está haciendo un favor al Gobierno porque te puedo asegurar que García-Mansilla genera más rechazos, y él es que realmente le interesa al Gobierno, está más cerca de su ideología”, agregó la voz judicial al tanto de las negociaciones por los pliegos.
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