Con Cristina Kirchner autoexcluida o proscripta, en el Frente de Todos crece la posibilidad de una competencia en las PASO. En Juntos por el Cambio, Montenegro recibe a todos y esquiva las definiciones.
Por Ramiro Melucci
Con los primeros soles fuertes de enero, la dirigencia política tomó nota de dos datos. El primero es que Mar del Plata ratificó con creces su condición de principal vidriera electoral y se convirtió en el centro de la rosca del verano, un sitial que en otras épocas supo ocupar Pinamar. El segundo es que gran parte de la agenda se adelantó a la primera semana del año. El acto de Alberto Fernández, las recorridas y el chapuzón en la Bristol del embajador de Brasil, Daniel Scioli; las actividades del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el lanzamiento de la primera bola del Casino, arrojada por el gobernador Axel Kicillof, dominaron la agenda. En los próximos días, la atención la acapararán el ex presidente Mauricio Macri y la interna radical.
De las reuniones, conversaciones, actos y recorridas a un lado y otro de la grieta surge que en las principales coaliciones políticas del país, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, no hay casi nada escrito en piedra, y que el mapa de las PASO está lejos de definirse.
La autoexclusión o proscripción de Cristina Kirchner, que le mandó al resto de la dirigencia del FdT el mensaje de que salga a jugar, abrió el abanico en el oficialismo nacional. Con el ministro de Economía, Sergio Massa, prendiéndole velas a su plan para bajar la inflación (lo que lo puede catapultar o excluir de la carrera electoral) y Scioli dispuesto a ponerse el traje de candidato, en el pago chico asoma con fuerza la opción de que la próxima candidatura a intendente se dirima en las PASO.
“Si en La Matanza habilitaron la interna para competirle a (Fernando) Espinoza, puede haber interna en cualquier lado”, interpreta un armador del kirchnerismo vernáculo. En aquel distrito, el más poblado de la provincia de Buenos Aires y bastión histórico del PJ, Patricia Cubria, pareja del líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, desafía al jefe comunal y a La Cámpora.
En las huestes de la directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, estiman que en los municipios habrá PASO y siguen apostando a que Acción Marplatense se sume al frente opositor local. Aunque sus rivales (internos y externos) creen que la funcionaria nacional no será candidata a intendenta porque le tocará integrar alguna fórmula más arriba, en su entorno ratifican que trabaja para postularse nuevamente a la intendencia. “Vamos a hacer lo que diga Cristina. Si le dieran a elegir a Fernanda, sería otra vez candidata en la ciudad”, resumen en el kirchnerismo. Ella misma se encargó de ratificar públicamente esa intención en los últimos días.
“Es lo mismo para Axel. Va a hacer lo que le pida Cristina. Y ahora no le está pidiendo que sea candidato a presidente”, añaden. Si, en efecto, Kicillof no saca los pies del territorio bonaerense, una fórmula para la reelección con Raverta iría en contra de la apertura que se pregona: exudaría kirchnerismo. Si de especular se trata, sería más razonable una con Massa para la Nación.
“Si en La Matanza habilitaron la interna para competirle a (Fernando) Espinoza, puede haber interna en cualquier lado”, interpreta un armador del kirchnerismo vernáculo.
La reaparición del factor Scioli (su camino a una posible candidatura presidencial parecía haber quedado obturado cuando dejó de ser ministro de Desarrollo Productivo para volver a la embajada en Brasil) y las actividades del Presidente; del canciller, Santiago Cafiero, y de la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, renueva la presencia del director del Correo Argentino en Mar del Plata, Rodolfo “Manino” Iriart, rival de Raverta y promotor de las PASO en la ciudad hasta cuando las posibilidades de que ello sucediera –por la omnipresencia de Cristina Kirchner– parecían disminuir.
En el acto que encabezó Alberto Fernández en el Unzué (donde hace tiempo no residen niñas y adolescentes, como equivocó en decir el mandatario) la interna quedó a la vista. Después de que Raverta ponderara los méritos de las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner en las políticas universales para las infancias, Tolosa Paz reivindicó una y otra vez la decisión del Presidente de ampliar la cobertura de la Asignación Universal por Hijo para niños que viven en hogares. El contrapunto fue claro.
En el entorno del intendente Guillermo Montenegro le restaron trascendencia al hecho que no haya sido invitado. Lo agradecieron, en verdad. “Si hubiera estado, al escuchar el mensaje contra los jueces se tendría que haber levantado e ido, así que estuvieron bien en no invitar”, evaluaron.
Con una agenda tan cargada de visitas como la del Frente de Todos, Montenegro empezó a recibir a los principales dirigentes de Juntos por el Cambio. Lo hace mientras eleva el perfil y colecciona fotos de gestión. Comenzó en los últimos días de diciembre, con balances en algunos medios, y siguió después del brindis de Año Nuevo, en una sucesión de imágenes enviadas a la prensa que no se detiene.
Lunes: con el secretario de Seguridad, Martín Ferlauto, por las mejoras en las condiciones de un playón de vehículos secuestrados. Martes: con Gabriel Rocca, en la inauguración del museo a cielo abierto “Rocca & Roll”. El miércoles no hubo foto, pero sí Twitter: destacó la línea de whatsapp para denunciar a cuidacoches. Jueves: con el titular del Emvial, Mariano Bowden, por obras de reparación de pavimentos, y luego con el del Emsur, Sebastián D’Andrea, por la limpieza de un microbasural. Viernes: con autoridades de la Secretaría de Educación, por el comienzo de las obras de reacondicionamiento en escuelas, y más tarde en la inauguración de un playón recreativo en el Parque Camet. Sábado: en la playa, con pibes que participan del programa Guardavidas Juniors.
Es el despertar de una campaña, pero ni Montenegro ni su equipo dicen para qué. Aunque todo el mundo entiende que es fija su candidatura a la reelección, él se escuda en los tiempos y en las indefiniciones del escenario nacional y provincial para esquivar definiciones tanto en público como en privado. En el fondo prefiere que no lo descarten tan pronto para otras funciones más estelares.
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