El nombre de Alberto “Albi” Czernikowski resulta desconocido para la mayoría del universo político ajeno a Cambiemos, y quizá algunos consigan recordarlo si se hace referencia a quien tuvo un fogoso romance con Karina Jelinek en los meses iniciales de 2017, cuando se inundaron las redes con fotos y videos apasionados en Punta del Este.
“Albi” Czernikowski y Karina Jelinek en épocas más felices.“Albi” Czernikowski y Karina Jelinek en épocas más felices.“Albi” Czernikowski y Karina Jelinek en épocas más felices.FacebookTwitterCorreoWhatsAppTelegram
Este galán había sido director provincial de la Juventud del Pro y había competido en 2015 en las PASO de Cambiemos contra el histórico caudillo Jesús Carigilino por la candidatura a la intendencia de Malvinas Argentinas. Si bien perdió la interna, al sumar 38,45 contra el 61,55 por ciento del mandatario fundador del municipio, su elección fue bastante satisfactoria, quedando a la espera de una nueva oportunidad.
Ante la derrota de Cariglino frente a Leo Nardini, las chances de recuperación de “Albi” parecían incrementarse ante la prueba legislativa de 2017. Su romance con la modelo, a principios de año, incrementó su popularidad mediática pero también su exposición. Ni lerda ni perezosa, la gobernadora María Eugenia Vidal lo bajó de un hondazo, ordenándole aclarar públicamente que no tenía función alguna con la administración provincial.
Al reto de Vidal rápidamente se sumó un brusco cierre de su relación amorosa, que “Albi”pretendió justificar afirmando que habría privilegiado poner “la energía y foco en Malvinas”. En las proximidades de la modelo dejaron filtrar la decepción provocada por un favorito que se había mancado en las gateras.
Para desgracia de Czernikowski, sus acciones no cesaron de devaluarse, a punto tal que apenas recibió la oferta de ocupar el cuarto lugar en la lista de concejales de Malvinas, que encabezó Maxi Cariglino, sobrino de Jesús. La rechazó, tras fracasar en la ofensiva que él y otros jóvenes en situación similar -los denominados “sin tierra”- intentaron contra los peronistas históricos incorporados a Cambiemos.
En estos días circuló la información de que “Albi” se habría sumado al espacio de Juan Manuel Urtubey, dentro del peronismo federal o racional, de la mano de Guille Piuma, el principal armador político del salteño a nivel nacional y de la provincia de Buenos Aires. En sí misma, la noticia no parece muy relevante, ya que se trata de un sujeto cuya estrella política no ha cesado de declinar desde que Cambiemos llegó a la presidencia, y que además recibió un portazo en la cara de la popular modelo. Pero en política, como se sabe, no es oro todo lo que reluce, y muchas veces los sapos y las princesas no resultan fácilmente distinguibles.
En este caso, lo que parece importar en sí no es el accionar diletante del joven “Albi”, sino quien es su tío político y que habría sido, en realidad, quien habría concretado su pase al peronismo federal: nada menos que el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó.
En las proximidades del candidato presidencial salteño ha trascendido que la incorporación del joven “Albi” es una nueva señal del salto que Monzó estaría dispuesto a dar hacia el Peronismo Federal, tan anunciada como postergada. Otros, más comunicativos, murmuran que, en realidad, Monzó no daría el salto en solitario, sino que se está gestando un retorno mucho más amplio de peronistas que en su momento debieron pegar el salto hacia Cambiemos, hostigados o marginados por la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, hacia el antiguo redil, y aseguran que la migración incluiría a varias de las figuras más rutilantes de la administración de Vidal. El proceso de construcción de un neo-menemismo avanza sin prisa, pero sin pausa.
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