Un superdomingo para la moderación

Un superdomingo para la moderación

Mientras crece el clamor por CFK y se mantiene la ambigüedad de Fernández, el foco está puesto en las cinco elecciones en un mismo día de mayo. Plan para tornar competitivo al FdT.

Por Gabriela Pepe

El 14 de mayo tiene un círculo marcado en el calendario: ese domingo, el gobierno de Alberto Fernández buscará subirse a cinco victorias provinciales, de propios y aliados, en las elecciones de San Juan, Tucumán, Salta, La Pampa y Tierra del Fuego para mostrar que todavía es competitivo y que la carrera por las nacionales aún no está perdida.

El súperdomingo frentetodista podría ser un mojón para las definiciones del oficialismo, donde todavía reina la incertidumbre sobre los eventuales candidatos. En el entorno de Fernández hay quienes dicen que, con los resultados sobre la mesa, la primera quincena de mayo terminará de despejar las dudas. Más específicamente, que todo se clarificará el mimo 15, el día después de que -esperan- los videograph de los canales de televisión muestren al primer mandatario y a otros integrantes del gabinete subidos a los festejos locales con un mensaje claro: “FdT not dead”.

Ya imaginan los destinos de cada quien. Sergio Massa, en Salta, al lado de su socio local, el gobernador Gustavo Sáenz. El Presidente, en Tucumán, pegado a su exjefe de Gabinete, Juan Manzur, o en La Pampa, junto al leal Sergio Ziliotto. Otros ministros volarían a levantar la mano de un triunfal Gustavo Melella, en Tierra del Fuego, y de Sergio Uñac, en San Juan. El efecto podría ser desconcertante en el camino hacia la derrota nacional que le vaticinan todas las encuestas al oficialismo.

La estrategia circula en las conversaciones de las distintas mesas frentetodistas que funcionan a pesar de la guerra interna que disputa el cristinismo contra la Casa Rosada. Los análisis, sin embargo, difieren sobre la manera en la que el FdT debe llegar a esa fecha. La clave está en la definición de Fernández. Mientras que el cristinismo reclama una resolución “urgente”, el mandatario estira los tiempos.

La fecha puede quedar demasiado lejos en el tiempo para una interna demasiado caliente. “No sé si llegamos a mayo”, duda un funcionario encumbrado del Gabinete que entiende que las definiciones deberían adelantarse para evitar una escalada mayor del conflicto. La presión sobre Fernández irá in crescendo. Al vacío que Máximo Kirchner le hizo en la Asamblea Legislativa del 1 de marzo se sumarán, la semana que viene, dos eventos importantes que llevarán el sello cristinista y que generan expectativa en la Rosada: el discurso que Cristina Fernández de Kirchner dará el viernes 10, en Río Negro y el plenario de la militancia que se reunirá el 11 en Avellaneda para pedir por la candidatura de la vicepresidenta.

Como adelantó este viernes Letra P, Cristina hablará el 10 en Viedma, donde viajará para recibir un doctorado honoris causa en la Universidad de Río Negro. El evento fue organizado por el senado Martín Doñate, de La Cámpora. Será el día después de que se conozcan los fundamentos de su condena en la causa Vialidad. Promete ser la primera de varias presentaciones en las provincias. Al día siguiente, el cristinismo se reunirá en la UTN de Avellaneda, donde agitará la bandera de la “proscripción” y le pedirá a la vicepresidenta que reconsidere la decisión que anunció el año pasado y acepte ser candidata.

Así, el núcleo cercano a Cristina volverá a meterle presión a Fernández para que defina si buscará o no la reelección. Las opciones que planteó el sector cristinista no dejan lugar a muchas interpretaciones. En público y en privado todos los voceros, con Kirchner y Andrés Cuervo Larroque a la cabeza, dejaron en claro que no acompañarán una nueva candidatura de Fernández. En la reunión que se celebró el 16 de febrero en el Partido Justicialista dijeron, además, que tampoco disputarán una PASO contra el Presidente. Eso quiere decir que, si Fernández es candidato, “rompen”, razonan en un despacho de la Rosada.

Otros pronósticos son menos catastróficos. “Alberto ya dejó muy claro que no va a hacer nada que ponga en riesgo la unidad del Frente”, afirma un integrante de la mesa chica presidencial. Según esa línea, aunque mantiene el misterio público, el Presidente busca en este tiempo fortalecer su figura y el Gobierno, pero al final del camino estará dispuesto a declinar sus aspiraciones de reelección en pos de la unidad del espacio.

Fernández se cuidó de no adelantar sus movimientos en el discurso que dio el 1 de marzo en el Congreso. Lo escribió de puño y letra, con aportes de un grupo selecto. La portavoz Gabriela Cerruti le dio volumen y fue quien propuso la incorporación de personas comunes como ejemplo del impacto de las políticas públicas. También colaboraron el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y el vicejefe, Juan Manuel Olmos. Fue una decisión del Presidente buscar la ambigüedad en el mensaje electoral. Mientras parte de la dirigencia lo interpretó como una despedida, otro sector escuchó una especie de relanzamiento. En el albertismo sintieron que, al menos, el discurso le dio pocos argumentos de crítica al cristinismo.

Rossi y Olmos forman parte de la mesa política que el Presidente consolidó en las últimas semanas, que también integran el canciller Santiago Cafiero y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. Con una estrategia coordinada, los cuatro lo acompañaron a la reunión que se celebró en el Partido Justicialista, donde Fernández resistió los pedidos para que adelante su definición electoral y defendió la necesidad de abrir la competencia interna en las PASO.

Ya después de la medianoche, sin quiebre presidencial en esos dos puntos centrales, avanzó la idea de armar una comisión para tratar de convencer a Cristina de que reconsidere su decisión de no ser candidata. El albertismo dio el visto bueno a esa iniciativa y también a la firma del documento final, que habló sobre la proscripción de Cristina. La comisión no se conformó hasta el momento ni existirá en el futuro. Por su cuenta, serán los dirigentes sindicales de La Corriente Federal de la Militancia, de Hugo Palazzo, y de la CTA que conduce Hugo Yasky quienes irán a hablar con la vice.

Mientras alarga las definiciones, Fernández mandó a los suyos a tender puentes a las provincias y a salir a buscar a los marginados de 2021, a “pasar la ambulancia” allí donde el cristinismo no abre sus brazos. En el entorno del Presidente recuerdan que, en las legislativas, la estrategia que comandó Kirchner en la provincia de Buenos Aires rechazó la competencia interna y dejó afuera a unas 90 listas, que podrían haber quedado contenidos dentro del oficialismo.

Con la excusa de la gestión, Tolosa Paz profundizó el contacto con los gobernadores y dirigentes de las provincias en las que el FdT es oposición, como Mendoza. A mediados de febrero, la ministra viajó a Salta para cerrar un acuerdo con Sáenz, que encabeza una alianza provincial no alineada con el FdT. El salteño es hombre de Massa. Fernández dudó pero que se convenció finalmente de que el Gobierno podría capitalizar la eventual reelección de Sáenz.

En Salta, Tolosa Paz compartió un acto en el PJ local con Gonzalo Quilodrán, director del Enacom que responde a Cafiero y que fue hasta ahora crítico de Sáenz. Quilodrán anunció después del encuentro que el Presidente, Cafiero y Massa le habían dado el visto bueno para “acordar con el gobernador Sáenz en el marco de las elecciones provinciales”. El trato es simple: el Gobierno promete no "kirchnerizarle” la elección al salteño, a cambio de que el gobernador autorice un acercamiento táctico, que permita la foto conjunta del eventual triunfo y luego haga su aporte a la elección nacional. Si Sáenz, un escurridizo, cumplirá con su parte es la madre de todas las dudas. El modelo salteño se aplicaría también al resto de las provincias.

Sáenz tendrá como principal retador en las urnas al diputado nacional del FdT Emiliano Estrada, exfuncionario del Ministerio del Interior que conduce Eduardo Wado de Pedro, que con una gran dosis de pragmatismo armó el Frente Avancemos, una alianza amplia que incluye a un sector del peronismo, al diputado nacional Carlos Zapata -hombre de Alfredo Olmedo – y una porción de Juntos por el Cambio. Un espejo del salteñismo que construyó Sáenz para ganar en 2019. Estrada armó por su cuenta, con duras críticas al gobernador, al tiempo que Juntos por el Cambio quedó casi diluido.

Fernández se mostró el jueves 2 con Sáenz en Salta, donde viajó acompañado por el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Santiago Maggiotti, y Quilodrán. Massa estuvo en comunicación permanente con el mandatario y acompañó a la distancia. El Presidente habló allí de la elección nacional. Dijo que el Gobierno necesita un candidato que sea capaz de ganar el ballotage. En su entorno, eso tiene una sola lectura: clamor por un moderado.

Todas las encuestas que hoy circulan en el FdT muestran que hoy el cristinismo - vía la vicepresidenta o algún delegado suyo, como podría ser De Pedro- ganaría una eventual interna, pero no podría triunfar en una segunda vuelta. “¿Y quién del FdT ganaría un ballotage? Por ahora, nadie”, replican cerca de la vicepresidenta.

Por lo pronto, la decisión de subirse a las elecciones provinciales tiene una lógica no personalista. “Instalar un frentetodismo ganador, que el peronismo está competitivo. Después vemos quién lo capitaliza”, dice un operador al tanto de los movimientos en las provincias. Los nombres en danza son los conocidos de siempre. Fernández aún no define. Cristina da pocas señales. Daniel Scioli ya se anotó en la carrera y algunos dirigentes cercanos al Presidente lo mencionan cada vez con más frecuencia. Juan Grabois también levantó la mano. Massa jura que no será candidato a Presidente, aunque la CGT y algunos gobernadores lo empujan. Su pronóstico fallido sobre el descenso de la inflación hizo bajar sus acciones. De Pedro se mueve como hombre en campaña. Sobre la hora, podrían aparecer otras apuestas. ¿El chaqueño Jorge Capitanich, Axel Kicillof, por el cristinismo? “El drama es que no tenemos candidato”, se lamenta un dirigente que dialoga con el Presidente que cree que la definición del nombre debe llegar más temprano que tarde para que puedan definirse los alineamientos internos.

¿Podría haber un candidato de síntesis? “¿Nos estuvimos matando tres años y ahora vamos a ir todos detrás del mismo candidato? ¿Cómo lo explicamos?”, razona un funcionario de confianza del Presidente. Este viernes, en una entrevista con C5N, Fernández volvió a remarcar que su aspiración “no es ser reelecto, sino que el FdT gane", e insistió en la necesidad de que el nombre del candidato salga de la competencia interna en las PASO y no por una definición “a dedo”, el sistema que lo benefició a él mismo el 18 de mayo de 2019.

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