El Gobierno de Macri y la gestión de Juan José Aranguren (ex CEO de Shell) en energía han intervenido para incrementar los beneficios de las grandes empresas petroleras.
En el período 2016 y lo que va del 2017 estas empresas se han favorecido, a pesar de las promesas electorales, con subsidios directos por 59 mil millones de pesos, sumado a las millonarias transferencias directas de recursos desde los usuarios residenciales (el conjunto del pueblo) hacia las petroleras a través del tarifazo.
Prestemos atención a algunos datos sobre el modelo energético macrista. Por un lado: el mantenimiento de la política de subsidios, donde alrededor de 10 grandes empresas que extraen gas recibieron 59 mil millones de pesos durante 2016 y el primer semestre de 2017 (Tiempo Argentino, 5 de agosto de 2017). Con este ritmo, se prevé que al terminar el 2017 se lleguen a 40 mil millones de pesos en el año igualando la cifra de 2016. Los subsidios se mantienen.
Al mismo tiempo, producto del sideral tarifazo las facturas de electricidad que pagan los usuarios recibieron un aumento que aplicó, está aplicando y se aplicará en un 1.400% (Tiempo Argentino, 5 de agosto de 2017).
La caída en un 11% del consumo eléctrico de los usuarios residenciales en 2017 respecto al 2016 (Pagina/12, 25 de julio de 2017) actúa como testigo, más allá de que enfrentamos un invierno un poco más cálido que en 2016. En definitiva, los usuarios residenciales (los trabajadores/as), sintieron fuertemente el tarifazo en sus bolsillos y modificaron sus consumos.
La gestión Macri es la profundización del modelo de la energía como una mercancía y vamos hacia un modelo en los que tendremos que empezar a mirar más seguido los índices de pobreza energética y a la propia energía como un bien de lujo. Ya lo expresó el ministro de Energía, Juan José Aranguren, cuando para los aumentos de combustibles dijo: si no tenes plata, no consumas. Que será también, si no tenes plata, morite de frío o de calor.
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