El 61% de la parte mayorista de las facturas lo seguirá cubriendo el Estado, siempre que se cumplan los supuestos que la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) pronosticó.
Pese a que el corazón del programa económico de Mauricio Macri fue aumentarlas tarifas para recomponerlas inversiones en el sector energético y reducir al mínimo los subsidios para achicar el déficit fiscal, en el semestre que va desde noviembre hasta abril de 2020, los usuarios residenciales de la electricidad pagarán apenas un 39% del costo real de generarla energía.
Es lo mismo decir que el 61% de la parte mayorista de las facturas lo seguirá cubriendo el Estado, siempre que se cumplan los supuestos que la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) pronosticó: un tipo de cambio promedio hasta fines de enero en $ 66,77 por dólar y de $ 71,62 entre febrero y abril, como indicaba el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) hasta el mes pasado.
Esos valores se modificaron a la baja en el último REM dado el endurecimiento del control de cambios, lo que contuvo la devaluación de la moneda local y, por lo tanto, el crecimiento de los subsidios. Las cifras fueron publicadas en la Programación Estacional de Cammesa, que planifica el despacho de energía.
Las sucesivas devaluaciones de la moneda argentina impidieron al Gobierno alcanzar su objetivo de máxima: que los usuarios paguen el 90% del costo para el final de su primer mandato. Hasta mediados de 2018 esa meta estaba avanzada, ya que se abonaba el 70%, pero desde entonces se retrocedió a cubrir menos de un 50%, con el Estado participando crecientemente en subsidiar esa parte de la tarifa.
Entre noviembre y enero, los usuarios residenciales pagarán el precio de $ 1760,3 por megavatio-hora (MWh), poco más de u$s 26,36. En cambio, el costo ascendería a los $ 4465,05 / MWh o u$s 66,87. El costo mayorista de la electricidad se determina por el precio del gas para la generación térmica, los contratos nuevos con usinas que pasan la mayor parte del año apagadas, las centrales hidroeléctricas y nucleares y el ingreso incipiente de los parques de energías renovables (eólicos y solares), que sustituyen importaciones de gas y combustibles caros.
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