Por José Luis Jacobo.
Un control normal de tránsito provocó un impacto político cuya magnitud aún es imposible de determinar: fue detenido Julián Chialva, funcionario del Consejo Escolar designado durante la gobernación de María Eugenia Vidal. No era del PRO. Sí integraba una alianza que Vidal cultivó cada día de su mandato: era militante del Frente Renovador, que lidera Sergio Masa.
La detención de Chialva se produjo luego de una persecución de algo más de cinco kilómetros. La requisa del automóvil en el que se desplazaba halló 93 kg de marihuana. Chialva no habla. Tiene claro que el silencio es salud.
El hoy detenido, asumió el cargo de secretario técnico del Consejo Escolar de General Pueyrredón el 3 de noviembre de 2019. Su función depende de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. En la 99.9, la presidenta del organismo especificó que asumió dicha responsabilidad por concurso, luego de quedar en el tercer puesto y de que los otros dos candidatos posicionados mejor que él se bajaran del cargo.
En este año y un mes de gestión, en el Consejo Escolar local Chialva acumuló varios sumarios e, incluso, una denuncia porque no iba a trabajar desde el 3 de noviembre. Ante su detención, desde el organismo de General Pueyrredón se pusieron a disposición de la Justicia. Y las sorpresas siguieron.
No hay modo de aceptar que Julián Chialva opera solo. En el allanamiento a su casa se decomisó un fortuna en LSD. Interrogantes: ¿quién le provee droga, tanto marihuana, como LSD?
Las publicaciones en los medios de la ciudad que dan cuenta de la intervención de la justicia federal, es ya una opereta berreta de por sí. Decirle al ciudadano de a pie: “investiga la justicia federal, el Juez Inchausti, la fiscal Mazzaferri, y el secretario Pradas”. Inchausti no investiga nada. Mazzaferri está obsesionada por encarcelar empresarios y su actividad y rol en el tema drogas es nula. Y el secretario Rodolfo Pradas, ya sabemos está ocupado en poner en marcha el café del museo Fangio en Balcarce. Tal como están las cosas, esto va a quedar encapsulado y Chialva, en meses, se irá a su casa.
Como maniobra de distracción, las tres centrales sindicales salieron a hacer ruido con el supuesto espionaje a familiares de la tripulación del ARA San Juan. Con la firma de Miguel Gugliemotti, Diego Lencinas, y Graciela Ramundo, dicen que repudian “el nefasto espionaje del gobierno anterior”. Eso basado en afirmaciones del juez de Dolores, Ramos Padilla. Aplica absolutamente a esta situación el tercer principio el decálogo de Goebbels: “Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
Kilos de marihuana, cientos de pastillas de LSD, un militante del Frente Renovador hoy asumido en la alianza gobernante no inquieta a los dirigentes del Frente de Todos, que se embarcan así en una en una crítica absurda y maliciosa, llevada adelante por un juez militante.
Más miserable, no se consigue.
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