Asentado en la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner tiene un diálogo acotado con la oposición, un "lujo" que desconocen los senadores de Juntos por el Cambio, que tienen nula o tormentosa relación con la vicepresidenta, Cristina Kirchner.
Según cuentan fuentes bien informadas de la Cámara baja, el hijo mayor de Néstor y Cristina conversa seguido con Cristian Ritondo, el jefe del bloque Pro con pasado peronista porteño y fluido vínculo con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Lo curioso es que el diálogo con Ritondo no se extiende al radical cordobés Mario Negri ni mucho menos al jefe del bloque de la CC-ARI, Maximiliano Ferraro, por razones bastante simples: a Máximo lo enoja que Negri, por ejemplo, haga referencia a la "fortuna de los Kirchner", englobando en una misma frase a todos los integrantes de la familia. "A Máximo lo pone loco que Negri hable en todos los canales del dinero de los K y las causas judiciales por corrupción. Así no hay forma de sentarse a conversar", justificaban al líder de La Cámpora desde un despacho importante de la Cámara baja.
Cuenta otra fuente inobjetable que, gracias a Massa, Máximo se juntó a principios del gobierno de Alberto Fernández con opositores "dialoguistas", como la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, el mandatario radical jujeño, Gerardo Morales, y su par de Corrientes, Gustavo Valdés.
También con el jefe gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, hoy enfrascado en una dura disputa con el kirchnerismo por los fondos coparticipables, una pelea que -aseguran en Parque Patricios- está inspirada en los deseos de destrucción de la expresidenta. "Si aquella reunión buscó tender puentes, no sirvió de mucho", contaba un opositor en relación al cónclave secreto, del que trascendieron pocos detalles y que, a juzgar por las repetidas críticas al gobierno de Cambiemos, fue estéril para generar un clima de confianza entre los popes opositores y el heredero político del kirchnerismo.
En el macrismo bonaerense todavía dura la bronca por aquella conferencia en la quinta de Olivos en la que el presidente Alberto Fernández anunció la poda de fondos a Horacio Rodríguez Larreta, con Jorge Macri y otros intendentes de Pro como mudos e incómodos testigos. Algún avezado cronista detectó que el intendente radical de San Isidro, Gustavo Posse, también estuvo allí, pero su imagen no fue captada por las cámaras.
¿Cómo pudo ocurrir? Viejo zorro de la política, el seis veces intendente de San Isidro aprovechó una lesión en una de sus piernas para declinar el ofrecimiento de sentarse más cerca de Fernández y otros funcionarios. "Si te invitan, tenés que ir, pero él olía algo raro. Estaba con las muletas. Dijo que no se podía mover mucho. Fue y se sentó detrás de Mariano Cascallares (intendente de Almirante Brown) que es bastante morrudo. Lo taparon y se salvó de quedar pegado", contaban con gracia cerca del intendente, a quien esta semana le rechazaron desde la gobernación bonaerense que encabeza Axel Kicillof su propuesta de retorno presencial de los chicos y adolescentes a las aulas de su distrito. Un reclamo compartido por los intendentes de Pro que no se pudieron esconder aquel día.
En el partido de Carrió no se olvidan de "ojota" Raimundi
Mucho se habló durante la semana entre los diputados y asesores de la CC-ARI acerca del rol de Carlos Raimundi como embajador en la OEA y su defensa entusiasta del régimen de Nicolás Maduro, relativizada desde la propia Cancillería. Lejos de aquellas épocas de oposición conjunta al kirchnerismo -Raimundi fue candidato a gobernador bonaerense por el partido de Elisa Carrió en 2003 y diputado nacional, en 2005- algunos recordaron el apodo que el actual embajador supo conseguirse hace años, cuando integraba el interbloque ARI de la Cámara baja.
En aquellos días, el equipo de fútbol del ARI gozaba de un invicto importante, luego de varios enfrentamientos contra los seleccionados de otros espacios políticos y de periodistas. Pero el invicto cayó en la única participación de Raimundi en el equipo, dado "lo limitado de sus capacidades", según describió sin piedad uno de los jugadores del conjunto que integraban, entre otros, Eduardo Macaluse, el fallecido Mario Cafiero, Rubén Lo Vuolo, Fabián de Nuccio y los asesores del interbloque.
"Le decíamos Ojota, porque no sirve para ningún deporte", recordó un testigo de aquellos partido. A Raimundi -aseguran- el apodo le dolió por bastante tiempo.
Por: Jaime Rosemberg
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