El resto no cree que el presidente tenga la habilidad para resolver los problemas del país.
La última encuesta indica una pérdida de 3 puntos en relación al mes anterior y significa el nivel más bajo de un jefe de Estado después de una elección. Sólo el presidente Jacques Chirac tuvo un 16 por ciento de impopularidad después de 11 años en el poder.
Los nuevos sondeos no preocupan a Hollande, el presidente incombustible y romántico. Con su perpetuo optimismo, recurre al humor para reírse de las encuestas, de los rumores y de su propia impopularidad. Cree que él será juzgado al fin del quinquenato para bien o para mal y que el precio es ser hoy impopular.
Las pésimas cifras del sondeo se producen tres semanas después que el presidente Hollande anunciara el “pacto de responsabilidad”, una iniciativa con la que proyecta bajar el desempleo con la reducción de los costos laborales para las empresas.
El plan entusiasmó a los medios, a los empresarios y a la derecha pero enfureció a su propia mayoría socialista. Si a Hollande le va mal en los sondeos es porque la decepción se extiende en sus propias filas partidarias, ante un viraje que ellos consideran liberal-demócrata- anglosajón y no PS. Un sentimiento de oposición que comparten sus aliados ecologistas.
El “pacto de responsabilidad” fue eclipsado por el desempleo y la imposibilidad de Hollande de bajarlo, como había sido su promesa. El otro factor en los sondeos fue su drama personal, donde debió optar entre su separación y el escándalo de su infidelidad, más allá de que él defienda su derecho a una vida privada como una figura pública.
En los sondeos hay un dato que no es menor. La recuperación en popularidad de Ségolène Royal. Ganó cinco puntos y consiguió 29%. Así se convirtió en la novena figura política más popular de Francia y la única socialista que crece. Los expertos lo atribuyen a la elegancia y serenidad con que reaccionó ante la separación de Hollande, su ex compañero sentimental y padre de sus cuatro hijos.
Los sondeos y la separación de Hollande de Valérie Trierweiler le abre a Segolene una puerta para regresar al gobierno. La celosa Trierweiler le impedía a Hollande designarla en su gabinete, a pesar de haber sido ex candidata presidencial socialista. Las relaciones entre Hollande y Segolene son excelentes. No están más los dolores y resentimientos que dejó la infidelidad del jefe de Estado con Valerie, que recibió el mismo tratamiento por parte del Hollande que Segolene. Nadie descarta un rol de ministra para Madame Royal si hay reorganización del gabinete después de las elecciones europeas.
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