Crisis educativa. Datos de todo el país e internacional. La Argentina está al final de la lista cuando se consideran los porcentajes de la población que se gradúa de la escuela media en la edad esperada.
En la Secundaria no aumenta el número de egresados. Prácticamente no ha variado en once años; sólo tres de cada diez la terminan.
En el promedio nacional, sólo tres de cada diez chicos que ingresan en la escuela primaria egresan del secundario. Y la ley que en 2005 convirtió el nivel medio en obligatorio prácticamente no tuvo impacto en la cantidad de graduados.
Según los últimos datos oficiales disponibles, en 2012 egresaron 285.699, apenas 4.823 más que en 2003. Pero, además, de esos graduados adicionales, casi el 70% terminó en instituciones privadas. En América latina, la Argentina está al final de la lista cuando se consideran los porcentajes de la población que se gradúa de la escuela media en la edad esperada: sólo el 43%, contra el 70% de Perú; el 68% de Chile y el 63% de Cuba, por ejemplo.
“Hoy la escuela secundaria es obligatoria, pero sólo en los papeles, no en los hechos. Ninguna autoridad nacional, provincial o municipal se está ocupando de este tema”, afirmó el economista Alieto Guadagni, al detallar los números durante el seminario “La educación como requisito del cambio”, realizado en la Legislatura porteña en el contexto del centenario del Partido Demócrata Progresista.
La brecha entre las escuelas de gestión estatal y las de gestión privada se ensancha tanto como la que se da entre los alumnos de la Capital Federal y los de las provincias.
En el promedio del país, de los 691.301 chicos que empezaron primer grado en 2001 en la escuela estatal sólo 175.337 terminaron el secundario en 2012, apenas el 25,3%. En la privada, aquellos años empezaron la primaria 171.574 y egresaron del secundario 110.362, el 64,3%, según las estadísticas presentadas por Guadagni.
De cada 100 alumnos de sexto grado que ingresan en el secundario en la Capital egresan 43, mientras que en el promedio de 24 distritos del conurbano bonaerense sólo lo hacen 29; en Salta, 34, y en Chaco, 33, entre otros ejemplos.
En efecto, de la ciudad de Buenos Aires surge la mayor cantidad de chicos egresados (el 55,4% de los que comenzaron la primaria doce años atrás), mientras que Misiones es la provincia con menores graduaciones, al obtener a penas un 20,5%, seguida por Santiago del Estero (22,1%) y Corrientes (24,5%). “Es un punto en la agenda fundamental darle verdadera prioridad a la educación en las zonas que más lo necesitan. Tenemos un sistema muy segmentado, donde en promedio las escuelas a las que asisten los chicos con mayores ingresos económicos tienen más calidad, más recursos y maestros y directivos con más experiencia que en escuelas de zonas marginales”, explicó Juan José Llach, ex ministro de Educación en 1999 y también otro de los expositores del seminario, organizado por el diputado demócrata progresista porteño Oscar Moscariello (Pro).
Con respecto a las calificaciones, puntualmente en matemática, según el Ministerio de Educación, el 44,7% de alumnos del secundario tienen rendimiento bajo en esta materia y la diferencia se acentúa en las provincias más pobres, como Chaco, Formosa, Misiones, Corrientes, Jujuy, Santiago del Estero, La Rioja, San Juan y Tucumán.
Por otra parte, en el Informe PISA 2012, el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, la Argentina calificó en el puesto 59 con un 66,5% de alumnos que obtuvieron un nivel “bajo” en la prueba de matemática y tan sólo un 0,3% de alumnos que obtuvieron un nivel “alto”.
La necesidad de una nueva carrera docente como una de las grandes deudas de la democracia argentina fue un punto fuerte remarcado por todos los exponentes del seminario; “La formación docente es deficitaria en la Argentina, las personas de mayor bagaje cultural no se sienten atraídas en absoluto por la carrera docente”, expresó Llach.
Sobre el rol de los profesores, Ana Copes, docente y secretaria general del Partido Demócrata Progresista, aclaró: “Estamos asistiendo a una época donde no hay premio al esfuerzo ni a la responsabilidad. La escuela estatal está perdiendo su prestigio y la solución está entre los maestros, en su revalorización, en restituirles su autoridad”.
Mientras que en promedio los institutos de formación docente en el país deberían dictar 3700 horas para lograr el título de profesor, según estos especialistas, en la práctica esto se reduce a un 60,7%, mientras que en Finlandia, el país modelo en educación mundial, se destinan 8100 horas para la obtención del título de maestro de grado. “La mirada global no es extranjerizar, sino ser ambicioso. Nada peor que mirarse al ombligo para mejorar la educación”, comentó al respecto el legislador de Pro Iván Petrella. Por último, el experto remarcó la importancia de que los políticos tomen cartas en el asunto: “No hay manera de cambiar la educación si antes no cambiamos la manera de encarar la política”, agregó el legislador.
FINLANDIA, EJEMPLO A SEGUIR
Durante la exposición, se insistió en varias oportunidades sobre el caso de Finlandia, que menos de dos décadas después de su peor crisis económica se convirtió en un país de alta tecnología. “Su crisis pasó a ser una oportunidad para repensar el futuro de su educación y en 2003, a una década de la crisis, logró cuadruplicar el número de personas que trabajan en investigación y desarrollo haciendo un enorme hincapié en matemáticas”, ejemplificó Petrella. Ese mismo año salió primera en los exámenes PISA, sorprendiendo al mundo desarrollado.
En las últimas horas, volvió a ser noticia, ya que el sistema educativo finlandés anunció que entre 2016 y 2017 sustituirá el aprendizaje de la escritura caligráfica (puntualmente la cursiva, no así la imprenta) por clases de mecanografía en el teclado Qwert, es decir el que se utiliza en los dispositivos tecnológicos.
Aunque reconocen que se trata de una importante transformación social, cada vez menos personas escriben a mano y cada vez más niños lo hacen con estos dispositivos, lo que los llevó a concluir que será un aprendizaje de mayor utilidad.-
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