Montenegro avanza con la incorporación de sectores del PJ para tener un modelo de gestión más “peronizado”. También sumó otros espacios para contener al fenómeno libertario.
En busca de sumar capital político de cara a 2023, la coalición de gobierno que encabeza Guillermo Montenegro en Mar del Plata ha sumado nuevos socios minoritarios, con implicancias en el modelo de gestión.
Las patas clásicas de Juntos, compuestas por el PRO, la UCR y la Coalición Cívica, se robustecieron con otros sectores, haciendo de la heterogeneidad una marca registrada de la gestión. La apertura de la alianza le ha permitido al intendente salir en busca de votantes tanto del centro como de la derecha. En el primer caso, a partir de sectores del peronismo desencantados con el kirchnerismo. “Son dos cosas distintas”, advirtió el jefe comunal, y remarcó que el adversario político son los K.
Bajo esta proclama, en el último tiempo ingresaron a las huestes oficialistas los gastronómicos, a través de la concejala Mercedes Morro y Darío Ocampo -su sobrino, ahora director en el Emtur-, ambos referenciados en Luis Barrionuevo. Un sector que jugó fuerte por la reelección de Juan Manuel Rapacioli en el PJ, que enfrentó al ravertismo en las últimas internas. También se puede mencionar al pichettista Marcelo Cardoso, subsecretario de Inspección General. Y al exbasquetbolista Nicolás Lauría y su séquito de exmilitantes del Partido Fe que, tras romper con Montenegro el año pasado, coquetean con un regreso ya pensando en posicionarse de cara a 2023.
Desde la óptica del Ejecutivo, los nuevos socios permiten acercarse hacia un modelo de gestión más “peronizado”, uno de los objetivos del gobierno municipal en este 2022, que busca sacar rédito de la fractura expuesta del Frente de Todos en el territorio; lo que se dice en la jerga política “bajar a los barrios”.
Parte de ello se lo ha otorgado también el entendimiento con Acción Marplatense. Así logró Montenegro ganar gobernabilidad a partir de la sanción de normas claves como el Presupuesto, y también intentar derribar el mote de “gobierno porteño” que no conoce la ciudad por fuera del microcentro; un dardo recurrente por parte de la oposición. “Dos veces por semana voy a los barrios”, destacó el intendente en varias ocasiones.
En este sentido, la implementación del Presupuesto Participativo -que no tuvo ejecución de partidas el año pasadoemerge como un aspecto clave para Montenegro este año, en su afán de conquistar a los votantes más reticentes de la periferia, territorio históricamente hostil en términos electorales, donde el kirchnerismo se hace fuerte.
Esta política consiste en una forma de gestión presupuestaria en la que los vecinos deciden sobre de las prioridades de los barrios más necesitados por áreas temáticas. El gobierno dividió el Municipio en 11 zonas para establecer a los beneficiarios del programa, que tuvo su inauguración durante la gestión de Pulti y luego fue discontinuado durante el arroyismo y los primeros dos años de la actual administración; ahora, el Ejecutivo busca darle impulso en 2022.
De esta manera, en las entrañas del palacio municipal apuntan a realzar un “perfil vecinalista del siglo XXI”, luego del alejamiento de Lucas Fiorini el año pasado. El exsenador provincial le garantizó a Montenegro votos en los barrios y estructura en el triunfo de 2019.
Ahora bien, la ampliación de la alianza no termina en el peronismo no K y el vecinalismo “dialoguista” de la mano del acuerdo con Acción Marplatense, sino que cuenta también con la incorporación de sectores que responden a acuerdos superestructurales, como el GEN y Unir, así como nombres ligados a los libertarios. Captar votos por derecha es una preocupación para el gobierno municipal, en su afán de conseguir, en 2023, el quinto triunfo al hilo de la alianza Juntos desde su fundación, en 2015.
La ampliación hacia la derecha
El fenómeno libertario desatado a partir de la irrupción del economista Javier Milei también se mira con atención en el gobierno municipal, que concretó la incorporación de Hernán Alcolea, ex-PRO y excandidato a concejal por Avanza Libertad. Luego de llamar a votar por Juntos en las legislativas fue nombrado como director en la Secretaría de Desarrollo Productivo.
Sin lugar aún en el gabinete, también se puede mencionar la incorporación de exmilitantes del Partido Unir, espacio liderado a nivel nacional por el diputado marplatense Alberto Asseff. Unir tuvo una ruptura interna a comienzos de 2022, lo que desencadenó el traspaso de una decena de militantes al PRO Mar del Plata, hoy conducido por Emiliano Giri. Una de las caras visibles es Emilio Sucar Grau, empresario gastronómico y titular de Inspección General en el gobierno de Carlos Arroyo.
Un ex arroyista en el HCD
Juan Tonto, exsecretario del HCD, es otro de los protagonistas entre los socios minoritarios, de la mano de Confianza Pública, el partido que encabeza Graciela Ocaña. El exmilitante de la Juventud Arroyista se desempeña desde mediados de 2021 como secretario de bloque de Vamos Juntos, el espacio más afín a Montenegro.
Tonto tiene un rol fundamentalmente político, con la intención de coordinar un bloque que cuenta con distintas líneas internas del PRO, como las de Emilio Monzó, Jorge Macri y Emiliano Giri, y una peronista no K, como la gastronómica Mercedes Morro. A pesar de los cuestionamientos a la anterior gestión, Tonto siempre fue ponderado desde los dos lados de la grieta.
La presencia del GEN
El acuerdo en Nación para que el partido GEN, de Margarita Stolbizer, se incorpore a Juntos tuvo su correlato en Mar del Plata. A fines del año pasado Montenegro nombró a Franco Luchina, presidente del GEN a nivel local, como director coordinador de Desarrollo Productivo. El funcionario comparte el área con el libertario Hernán Alcolea, en una secretaría que es encabezada por el economista “independiente” Adrián Cónsoli.
Luchina es pareja de la concejala radicalabadista Marianela Romero y ocupó el puesto 11 en la lista de candidatos a ediles por Juntos en las legislativas 2021. Además, años atrás trabajó como asesor de Pablo Farías en la Legislatura.
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