Negociaciones para formar gobierno. Es una iniciativa del líder del PSOE, Pedro Sánchez. Busca enfrentar así a la alianza que intenta formar el Partido Popular para reelegir a Rajoy.
El candidato socialista a la presidencia del gobierno español, Pedro Sánchez, propuso ayer una “gran coalición de fuerzas progresistas”, encabezadas por el PSOE y Podemos. Así, busca hacer frente a la gran coalición que postula el Partido Popular.
La gran coalición “a la alemana” que patrocina Mariano Rajoy reuniría a los populares, los socialistas y Ciudadanos para reunir los más de 176 diputados suficientes para poder ser elegido nuevamente como titular del Ejecutivo en la reunión de investidura que tendría lugar a principios de febrero. El Parlamento se constituirá el 13 de enero, elegirá un presidente, a quien el rey comunicará el nombre del candidato que se presentará para ser designado. Con toda probabilidad será el líder de la lista más votada en los pasados comicios del 20 de diciembre, el Partido Popular.
Tanto el PSOE, como su candidato Pedro Sánchez, han reiterado varias veces su rotunda negativa a apoyar al PP o abstenerse porque consideran que representan el inmovilismo que los socialistas se propusieron derrotar. Ciudadanos no apoyará a los populares pero se abstendrá para facilitar la gobernabilidad e invitó a los socialistas a que hagan otro tanto. Pero se niegan en redondo.
Cerrada la alternativa “a la alemana”, Sánchez impulsa otra gran coalición “a la portuguesa”. Por eso viajó a Lisboa para entrevistar al flamante primer ministro, Antonio Costa. Los socialistas lusos salieron segundos en los recientes comicios generales que ganaron los conservadores, sin obtener el número de diputados suficientes como para que su líder pudiera ser investido.
Costa organizó una alianza con los comunistas y el bloque progresista que logró la investidura como premier del principal dirigente socialista. Los conservadores han apodado al contubernio como “la coalición de perdedores”.
Sánchez insiste en profundizar una alianza con Podemos, a la que se opone el Comité Federal del PSOE encabezado por Susana Diaz, presidenta de Andalucía, y la más importante líder socialista. Para Sánchez es la única posibilidad de poder llegar a la presidencia del gobierno.
Pero tiene que recorrer un camino erizado de imposibles. Por empezar no le salen las cuentas. El PSOE, Podemos e Izquierda Unida no llegan a sumar los votos necesarios para la investidura. Sánchez y sus seguidores especulan con el apoyo del Partido Nacionalista Vasco u otras fuerzas incluso independentistas.
Existe para la dirección política y los principales dirigentes regionales del PSOE en el Comité Federal una barrera infranqueable sobre la que no piensan ceder un palmo. Podemos lleva en su programa un referéndum sobre Cataluña y su relación con España en el que solo podrán votar los catalanes.
La Constitución española prohíbe expresamente este tipo de consultas. Cualquier plesbicito sobre una comunidad autónoma concierne a todos los españoles, dice la Carta Magna aprobada por amplia mayoría incluso en Cataluña.
“No vamos a permitir jamás que se pueda poder en riesgo la unidad de España y la igualdad de sus ciudadanos”, proclamó el Comité Federal. Sánchez también está de acuerdo en respaldar la Constitución pero intenta que Podemos dé un paso atrás.
Pero Pablo Iglesias se niega en redondo. Tuvo un gran éxito electoral en las generales pasada aliado con Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, que se impuso como lista más votada en Cataluña. Además, la apoyan otros partidos afines que han ganado poder en Valencia y Galicia.
Iglesias quiere repetir su triunfo en las elecciones catalanas anticipadas del 6 de marzo próximo y utilizar ese respaldo en los posibles comicios españoles que podrían realizarse en mayo. Su objetivo es sustituir a los socialistas como referente de la izquierda.
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