Mientras en otros aspectos de la vida, la sociedad natural y masivamente acoje nuevos hábitos, no sucede lo mismo con la basura, cuyo tratamiento es variable porque no se pueden terminar erradicar viejas y malas costumbres. Un nuevo proyecto para “aggiornar” las ordenanzas locales y lograr cambios cuenta con apoyo unánime en el Concejo Deliberante.
A mediados del año pasado el concejal radical de “Juntos por el Cambio”, Diego Basanta, había presentado un proyecto de ordenanza para la gestión integral de residuos sólidos urbanos y en estos últimos meses la iniciativa fue trabajada desde la comisión de Salud y Medio Ambiente del cuerpo legislativo. que preside el edil Julio Adrover, en pos de enriquecerlo con la mirada y aportes de los demás legisladores e instituciones de que se fueron sumando a la propuesta.
Desde allí, y en virtud de las necesidades actuales, este proyecto intentará unificar todas las normativas existentes en una sola ordenanza que dé forma y contenga al programa de gestión integral manteniendo la identidad del trabajo local pero enmarcándolo en objetivos más generales e incorporando metas para el cumplimiento estricto con el solo propósito de llegar a minimizar el enterramiento de residuos a partir de aumentar la recuperación, tratamiento y reciclaje de los mismos.
Poner orden y claridad
“Este proyecto busca no solo completar el espíritu de aquellas primeras ordenanzas con las que contó Pergamino, y que fueron previas a la legislación provincial que hoy rige en la materia, sino sumar las experiencias que están en marcha, clarificando y definiendo premisas claras, metas que nos resulten mensurables y que puedan ser concretadas en el marco de un único plan”, señaló el concejal Basanta durante la entrevista que mantuvo con el Diario.
Sobre tres ejes
En la continuidad de la nota, el edil del radicalismo destacó el proyecto se sustenta sobre tres ejes bien delineados: “El primero tiene que ver con lo social, con la generación de trabajo y empleo para un sector que ahora cumple funciones de manera informal, entendiendo que un emprendimiento moderno en materia de recuperación, acondicionamiento y comercialización de materiales reciclables podría generar entre 25 y 30 puestos de trabajo directo”.
El segundo eje de la propuesta es el ambiental. En este sentido, la apuesta de la nueva normativa es a reducir el enterramiento de residuos en el relleno sanitario, maximizando la recuperación y el reciclaje. Dijo Basanta al respecto: “Se disminuiría la generación local de gases de efecto invernadero que se producen en cualquier relleno sanitario, sumando al desarrollo sostenible, al que todos los municipios deberían aportar”.
Y el último de los puntos en los que se centra la propuesta está vinculado con lo económico, al crear valor a partir de un recurso que ahora mayoritariamente se desaprovecha y que, además, genera altos costos en su enterramiento para el Municipio.
Lo ambiental, sobre todo
A pesar de los avances que hubo en materia de gestión integral en las últimas décadas, el adecuado tratamiento de los residuos sólidos urbanos es uno de los principales desafíos ambientales pendientes de las ciudades. Un problema para las generaciones presentes que, de forma acumulativa, legaremos a las futuras. “Los rellenos sanitarios utilizados en centros urbanos, para la disposición de la basura, son grandes fuentes de generación de gases de efecto invernadero y sabemos lo que eso produce en el ambiente”, señaló Basanta y en este sentido apuntó a lo que provoca el metano, un gas 21 veces más reactivo que el CO2 en relación al cambio climático y se convierten en el último eslabón de de un modelo de economía de consumo lineal.
Cambios de paradigma
El modelo que hoy predomina va desde la extracción de recursos, pasando por la transformación de ese recurso en un producto que luego se comercializa, se utiliza y se descarta. Este circuito es propio de una época de desconocimiento; los hombres no dañaban el ambiente a conciencia sino que no había conocimiento de los efectos de estas acciones al alcance de la población. Ahora en que se sabe, es imperioso e ineludible reemplazar este circuito nefasto por el de la economía circular que propone un nuevo paradigma, modificando la forma en la que actualmente se produce y consume, promoviendo un espiral virtuoso de la economía, con menor impacto en el ambiente y con un mayor nivel de desarrollo social y productivo.
En materia de residuos esto se traduce en garantizar la reducción progresiva de la disposición final de residuos sólidos urbanos, a través del reciclado y la minimización de la generación.
“En este sentido, nuestra ordenanza aporta metas concretas de reducción de residuos enviados al relleno sanitario, que deberán llevar a la ciudad a los niveles deseables en materia de reciclaje y reutilización, antes del año 2030”, contó el legislador local.
Según Basanta, “la nueva normativa podrá acompañar y fijar objetivos concretos, por ejemplo, para el plan de contenedores que se inició en la ciudad desde 2016 y que busca no solo un ordenamiento desde el punto de vista del mantenimiento de la higiene en las calle sino también una alternativa concreta y directa para acercar al vecino, el mobiliario urbano especialmente diseñado para captar los materiales reciclables de nuestros domicilios, como son las campanas de separación azules, amarillas y naranjas que empezaron a ponerse en las plazas de Pergamino y que ahora acompañan el plan de contenedores verdes a medida que avanza en los barrios”.
Miradas locales
Para la elaboración de este proyecto, el concejal Basanta consultó y trabajó con los responsables de las áreas de Gestión Ambiental, de las Secretarías de Servicios Públicos, Desarrollo Social y del Programa “Actuá en Verde”, e instituciones intermedias como el Colegio de Ingenieros o el Taller Protegido. “Seguramente, el trabajo en comisión (para la incorporación de los últimos aportes), se dará los primeros días del mes que viene de modo de llegar con un proyecto enriquecido y consensuado, que pueda ser aprobado en la primera sesión ordinaria de este 2021 que se inicia”, auguró el edil.
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