En el kirchnerismo hay malestar por la defensa "personal" de la ex presidenta frente a las causas judiciales en su contra; el peronismo acelera un nuevo éxodo en Diputados
Son dos realidades que convergen. Por un lado, la del Frente para la Victoria (FPV), que desde hace meses convive con la compleja situación judicial de Cristina Kirhchner y, en los últimos días, con sus polémicas incursiones en los medios. Por el otro, la del PJ, que quiere concretar cuanto antes el quiebre definitivo con el kirchnerismo. Dos coyunturas que se cruzan y retroalimentan.
Aunque la semana pasada el escándalo alrededor del pedido de captura de Hebe de Bonafini sirvió para revitalizar al kirchnerismo más ortodoxo, el clima entre los "históricos" del FPV no es el mejor.
El malestar maceró en las últimas semanas desde el último regreso de Cristina Kirchner a Buenos Aires y, sobre todo, a partir de los argumentos que la ex presidenta eligió para defenderse de las denuncias en su contra cuando tuvo un micrófono enfrente.
Según pudo reconstruir LA NACION, en el FPV cayeron particularmente mal sus definiciones durante la entrevista del domingo último con Roberto Navarro en C5N. Sobre todo, la reacción tibia al caso de José López, el deslinde de responsabilidades en gobernadores por las irregularidades en la obra pública, con especial dureza contra José Luis Gioja, ex mandatario de San Juan, y la falta de mención -y afán de defender- a sus colaboradores más cercanos y antiguos, como el ex ministro de Planificación Julio De Vido.
Frente a eso, en el kirchnerismo creen que no es para nada casual que tres días después, ante la Justicia, López haya complicado a Abel Fatala y a Luis Bontempo, dos piezas clave del ministerio de De Vido y del manejo de la obra pública durante la última década, en la causa por irregularidades en la construcción de viviendas a través del programa Sueños Compartidos.
También observan que en el último tiempo Cristina priorizó los contactos con la militancia más joven por sobre los encuentros con dirigentes más antiguos, tal vez para esquivar el vacío y las ausencias. Ayer, de hecho, mandó un mensaje grabado a un acto del Partido Solidario, de Carlos Heller, en el estadio de Atlanta. "El país que queremos tiene que ser un país democrático y con acceso a los bienes y a los servicios para todos sus habitantes, donde la democracia sea también de carácter social y económica", les dedicó.
Frente a este panorama, ¿qué sostiene al kirchnerismo que todavía resiste la derrota y las complicaciones judiciales de su jefa y sus ex colaboradores?
"El kirchnerismo se abraza a sus convicciones, más aún en tiempos de tantos ataques", contestó a LA NACION un encumbrado legislador del FPV. Otro kirchnerista, más pragmático, hizo cuentas y destacó que la ex presidenta conserva buena imagen y apoyo en un tercio de la población. Admitió, sin embargo, que la falta de planes electorales de Cristina Kirchner conspira contra esa bandera como bastión de resistencia.
Ocupada en atender el frente judicial, Cristina sólo habló de "construir una nueva mayoría" (en línea con la creación del frente ciudadano que anunció en su primer regreso a Buenos Aires), pero evitó siquiera sugerir que podría ser candidata el año que viene o en 2019. "No todo tiene que pasar por un cargo institucional", dijo la ex presidenta la semana pasada.
Ruptura en ciernes
El panorama del FPV se completa con los últimos movimientos del PJ que, como parte de su reordenamiento posderrota, quiere acelerar el proceso de "deskirchnerización". Darlo por terminado, en realidad.
En ese camino, el partido prepara el terreno para que una veintena de diputados que todavía integran el FPV abandone el bloque. Será la cuarta sangría desde diciembre, después de las del bloque justicialista, de Diego Bossio; del Movimiento Evita y de los diputados misioneros. El quiebre, que dejaría el bloque con unos 50 diputados frente a los 98 que asumieron por el FPV en diciembre, se concretaría el martes, en una reunión de la mesa chica del Consejo Nacional del PJ.
A Héctor Recalde, el jefe del bloque kirchnerista en la Cámara baja, el nuevo éxodo no le preocupa. O por lo menos, eso dice. "Los compañeros tienen todo el derecho a irse. Pero creo en la unidad de acción. Porque después, cuando tuvimos que votar, lo hicimos todos juntos", dijo el jueves a LA NACION.
El plan del PJ es que los diputados que abandonen el FPV formen un interbloque junto con el bloque justicialista y el Movimiento Evita, y desde allí tender puentes con Sergio Massa.
Pese a que Gioja, el jefe del PJ, quisiera evitar un quiebre abrupto, los peronistas que lo rodean creen que ya no tiene margen para dilatar una decisión tajante. Están convencidos de que de la ruptura con Cristina Kirchner, y el kirchnerismo todo, depende, en parte al menos, la resurrección del partido.
Comentá la nota