En la Conferencia Industrial del martes pasado, la presidenta Cristina Kirchner dijo que abordará con “sintonía fina” y “timing adecuado” los temas de su nueva gestión: inversión, salarios, inflación, subsidios y el giro de utilidades de las multinacionales a sus casas matrices.
Sedujo a los empresarios al descartar restringir por ley los envíos de remesas empresariales o disponer la distribución de ganancias con los empleados, resaltar que las condiciones laborales (y no sólo las salariales) inflan los costos empresariales y manifestarse en contra de los conflictos entre sindicatos. También sostuvo que “si no se controla el dólar se traslada a los precios”, que continuarán las trabas a los importados para proteger el superávit comercial y que los subsidios ya no serán generalizados.
PERFIL contactó a los economistas Aldo Abram de Ex Ante, Julieta Loustau de Pro Tejer, Eduardo Curia de Case, Ricardo Delgado de Analytica, Marcelo Elizondo de DNI y Milagros Gismondi de OJF para saber si la “sintonía fina” alcanzará para remendar el modelo económico K. La mayoría de los analistas coincidieron en que “la magnitud de los desequilibrios aún es baja”, como expresó Delgado, y que se trata de “ordenar el ajuste de precios relativos (tarifas, tasas, tipo de cambio, salarios, rentabilidades sectoriales, gasto público, dinero) hacia una ‘nominalidad descendente’”, es decir, que no supere a la inflación.
“Los anuncios poselectorales no implican un cambio de modelo y, desde ese punto de vista, podrían catalogarse como de sintonía fina”, opinó Gismondi. Pero Curia advirtió que hasta ahora hubo “‘balizas’ de sintonía fina, es decir, se perfilaron orientaciones, pero restan las definiciones más concretas”.
Elizondo consideró que a la sintonía fina oficial le “falta recuperar el superávit fiscal y mejorar la competitividad y el financiamiento”. Loustau planteó que además debe revisarse la estructura impositiva y estimular el crédito privado a la inversión. A diferencia del resto, Abram sostuvo que se trata de “la profundización de un modelo que depende de la capacidad de hacerse de rentas o cajas para redistribuirlas a su criterio”.
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