Las defensas jamás fueron realizadas y están con temor por la llegada de la temporada de lluvias.
"La noche que llueve nadie duerme. Se escuchan truenos y la gente se quiere ir”, con esas la palabras los pobladores cuentan cómo viven después del alud que arrasó con el pueblo de Siján la noche del 23 de enero de 2014. Los sijanistos aseguran tener motivos para sentir temor, dado que las grandes obras anunciadas jamás se anunciaron.
El Ancasti viajó hasta esta localidad del departamento Pomán, a 170 kilómetros de la Capital, a los pies del Manchao, a fin de hablar con los otros sobrevivientes de este siniestro de la naturaleza. En la búsqueda de relatos, la gente de Siján recordó que meses previos tuvieron "señales” de que "algo malo” iba a pasar. "Ese año no hubo muchos animales y las cosechas no fueron buenas, como sabiendo que se iban a echar a perder”, recordaron.
Alejandro Toledo, Ricardo Chayle y Eduardo Arréguez son sijanistos y tienen muy presente en la memoria cómo fue el alud y lo que sucedió días después. "Hubo daños económicos. Se perdieron viviendas, fincas y animales y tuvimos que lamentar una muerte. El barrio 36 Viviendas fue el más afectado y fue borrado del mapa; otras viviendas se recuperaron”, contaron. En este sentido, indicaron que luego entró "el tema político”. Admiten que se construyó un nuevo barrio pero algunas de las personas damnificadas no tuvieron una solución.
"La política echó a perder todo. Nos dieron un crédito blando por 15 mil pesos y otro crédito bancario por 35 mil pesos. Fue una pequeña ayuda que no fue para todos porque hubo más anuncios que respuestas”, advirtieron.
En este sentido, recordaron que hubo promesas por parte del Ministerio de Obras Públicas para construir gaviones para la defensa en el río. Sin embargo, a más de dos años y medio, no se hicieron. "Solo hay bordes con piedras y tierra –que trajo el alud- donde iban a construirse tres gaviones. Se dijo que se iba a instalar un sistema de alarmas tempranas pero no pasó nada. El río está como quedó. Trabajó una máquina que abrió un cauce provisorio pero nada más”, indicaron.
Pasaban los días tras el alud y los sijanistos no tenían respuestas concretas, solo palabras. Contaron que debieron efectuar cuatro cortes de ruta para que se arregle la Escuela N° 392 "Daniel de Jesús Ovejero”, que recibe a niños, adolescentes y también a los adultos que quieren terminar de estudiar.
"Se hizo un poquito más en El Rodeo aunque tampoco es mucho. La noche que llueve nadie duerme. Se escuchan los truenos y la gente se quieren ir. En verano, cuando hay tormentas, la gente se quiere ir porque no hay defensas. Hace poco, hubo una crecida regular; le gente se tensionó y quería dejar todo para marcharse. El pueblo quedó traumado y la gente sale a la ruta. Vivimos así porque no se terminaron las grandes obras. Los bordes están sueltos porque ni siquiera los compactaron”, comentaron.
Solo palabras
Luego del alud, en Siján hubo promesas de renovación del pavimento de rutas y algunas calles del pueblo. Los sijanistos abastecían de agua, arena y ripio para renovar la ruta pero no se concretó este anuncio. "Solo se pavimentaron cuatro cuadras y tuvimos que salir otra vez a la ruta. Los materiales solo se usaron para la ruta N° 46, sin beneficio para el pueblo. El pavimento de la entrada al pueblo se hizo en la época de Don Arnoldo Castillo, en la época en que se asfaltó La Cébila hasta Andalgalá”, rememoraron.
Dada esta situación, los sijanistos lamentan que el alud arrasara con el pueblo y que luego se llevaran los materiales. "Nos azotaron por todos lados, por el alud y por las mentiras. Da pena. Pasaron más de dos años y aún no podemos sacar las piedras de la vereda”, se lamentan.
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