Adentro, “el Tropitango” comenzaba a vaciarse. Las chicas habían pagado 20 pesos; y los hombres 30 durante toda la noche. En el escenario ya se habían presentado Cachumba y Nico Mattioli, y los adolescentes compraban las últimas “jarras locas”, el trago más vendido del lugar.

Afuera, sobre la colectora de la avenida Panamericana, kilómetro 27, Pacheco, los vendedores de facturas llegaban en bicicletas. También se ofrecía chipá y hamburguesas. Las cámaras de seguridad de Tigre filmaban todo. La puerta del “Tropitango” y sus alrededores siempre fueron –son– de las zonas más peligrosas del distrito.

De estacionamiento se utiliza el espacio verde que divide la colectora de la Panamericana. Pero muchos grupos de adolescentes deben caminar al menos diez cuadras para subirse a un colectivo de línea. Un grupo de jóvenes no llegó a la parada del ómnibus. En el camino fue interceptado por dos autos: un Citroën C4 y un Peugeot 307. Desde allí dispararon contra uno de los adolescentes, de 18 años, que recibió varios impactos en la cabeza, tórax y abdomen y murió en el acto.

Hasta anoche no se lo había identificado. Sus amigos resultaron ilesos; a pesar de la gran cantidad de vainas que quedaron en la escena del crimen. Como es una zona de descampados, se cree que no hubo testigos. Según fuentes del caso, la víctima habría mantenido una discusión con otros jóvenes adentro del local bailable. Un rumor decía que se habría amenazado con un dealer de la zona, pero esto no se pudo confirmar: “No es la hipótesis principal de trabajo que tenemos por ahora”, dijo anoche a Clarín una fuente del Ministerio de Seguridad de la Provincia.

“El Tropitango” es conocido como “la catedral de la cumbia”. Es una de las bailantas más concurridas del Gran Buenos Aires y tiene 33 años de historia. En el mundo de la cumbia, se dice que “un grupo de cumbia villera no es respetado hasta no tocar en vivo en ‘El Tropi’”.

Durante cinco meses del 2001, hubo cuatro muertes relacionadas con peleas en el lugar. Marta Castro, madre de Pablo Silveira, de 14 años, una de las víctimas, organizó marchas para cerrar la discoteca y para que los empresarios responsables pagaran por las muertes producidas por la venta de alcohol a menores. Ese año los vecinos del Municipio habían juntado firmas que luego presentaron ante Ricardo Ubieto, el ex intendente de Tigre.

En febrero de 2007, Ignacio Alberto Leguizamón, de 28 años murió degollado dentro del Tropitango. Guillermo Mauro Márquez, de 20, lo habría atacado con un cuchillo Tramontina. Márquez fue rápidamente identificado y detenido: tenía puesta una camiseta de River y gozaba de libertad condicional tras cumplir una pena por robo en una cárcel de Junín.

Históricamente, junto a Bus Bailable de San Martín, El Tropitango es una de las discotecas del conurbano donde más policías de civil buscan identificar a delincuentes o tratar de detener a prófugos.

“En el último tiempo no hay muchas peleas adentro, porque los patovicas están reatentos. Te ven fumando un porro y te echan de una. Al primer tumulto o discusión te sacan. Pero afuera es un descontrol ”, dice Luis, 20 años.

“Vos imaginate a un montón de grupos caminando esas diez cuadras hasta las paradas de colectivos: todos pasados, buscando peleas. Los que pasan en auto lo mismo: te invitan a pelear. Todo empieza adentro, porque todos van con camisetas de fútbol”, cuenta Luis, habitué del lugar.

En marzo de 2011, Federico Antonio López, de 18 años, fue detenido por robar camperas y celulares en la puerta de la discoteca. Su detención figura en el canal de noticias que el Municipio posee en You Tube .

El lugar parece difícil de controlar y las peleas siguen en la calle, como la de ayer, con una víctima de 18 años.