En Jesús María llovio todo el día, pero el cielo hizo una tregua a la hora en que tenía que subir al escenario Horacio Guarany. Y todo fue una fiesta.
Jesús María. Desde su debut en el Festival de Doma y Folklore de Jesús María en 1969, Horacio Guarany viene ostentando algunos curiosos récords en este anfiteatro, entre ellos, el de haber sido el primero de llenarlo los lunes y, pegado a ése, ¡llenarlo los lunes bajo la lluvia torrencial!.
Muchos memoriosos aseguran haberse quedado impertérritos durante esas larguísimas presentaciones, haciendo caso omiso de la lluvia, y en señal de aguante para el "Potro".
Es cierto que Guarany tiene más de 500 canciones escritas y también es cierto que en Córdoba llueve durante el verano. Pero a Guarany la lluvia parece acompañarlo tanto en sus canciones como en sus presentaciones. Para muestra de lo primero baste repasar las letras de Lluvia y soledad (Llueve, pero llueve y llueve, llueve y yo me siento solo, como si llorara el cielo y llueve y llueve), Está lloviendo en Luján (Y allí van bajo la lluvia llevando luz en el alma), Amor de lluvia (Anoche te he vuelto a encontrar bajo la lluvia, toda empapada, corrías buscando un portal...), Nostalgía mía (De pronto me parece que tu pelo es igual a los cordajes de la lluvia, que llega suavemente a los rosales como llegaste tú al alma mía), La sexta en re (Como la lluvia fué tu querer tu querer, tu querer perdido sólo quedó el rosal, el rosal, el rosal herido...), y Llueve en Salta, Margarita (Llueve, llueve en Salta, Margarita, Que no deje de llover, Pues quiero morir de boca, Ahogándome en tu piel), por mencionar solamente algunas.
Respecto de sus presentaciones, tiene un largo derrotero de suspensiones, reprogramaciones, y de actuaciones bajo la lluvia. La de este martes en Jesús María prometía ser una de esas presentaciones de antaño porque en la ciudad llovió durante toda la madrugada torrencialmente, paró un rato en la mañana y reanudó desde el mediodía, tanto que por el estado del campo se suspendió la jineteada.
Pero a la hora en que Horacio Guarany se subió al escenario, alrededor de las 21.10, el cielo le había declarado una tregua, a sabiendas de que este cantorazo popular tenía una asignatura pendiente con esta fiesta. Y no defraudó, y emocionó, y entregó el alma durante los 50 minutos en los que renovó el afecto con un público que tuvo que esperarlo muchos años para este reencuentro en el Martín Fierro.
Para cuando soltó Caballo que no galopa el público le entregó la primera de las ovaciones. "Dije: qué se van a acordar, están todos mamados con la fiesta", largó Guarany, después de escuchar cómo coreaban el estribillo a viva voz. Y añadió: "Eso que ustedes cantan va a quedar en mi corazón para siempre porque esta chacarera la hice en México cuando me tuve que ir porque a los tontos de turno les molestaba que pensara distinto".
Y en el repertorio siguieron El gran bailarín, A Jacinto Piedra, y Romance de Plumas Verdes que precedieron al ‘Horacio, Horacio, Horacio' que le devolvió la tribuna agradecida. "Es mi vida, denunciar las injusticias, las trampas, las mentiras", fraseó antes de devolver la conmovedora Villerita. Y cuando la fiesta era total, el sucesor, el apadrinado por el "Potro" Chaqueño Palavecino se subió para compartir Piel Morena y terminar de enloquecer a la concurrencia.
Si se calla el cantor fue, sin dudas, la mejor despedida. Horacio "Pueblo" dejó entrever que podría festejar sus 90 años aquí el año próximo. Ojalá que pueda cumplir.
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