La tropa del jefe de Gobierno porteño en la provincia debe lidiar con un centenario partido de derecha, el Demócrata, que tiene aspiraciones propias y dificulta un frente común. A su vez, los peronistas disidentes hacen rancho aparte y socavan las posibilidades del PRO mendocino. El rol de los hermanos Rodríguez Saá.
El espectro político de centro derecha en la provincia está copado por el Partido Demócrata local (PD), de larga trayectoria, aunque de capa caída por más de una década de pésimas performances electorales. Al mismo tiempo, socavan las pretensiones de Macri los peronistas federales, partidos y con los hermanos Rodríguez Saá como referentes.
Hoy por hoy, el PRO no tiene un precandidato a diputado nacional, menos una lista propia. Sí es parte de un frente electoral presentado la semana pasada junto a los demócratas mendocinos y los peronistas disidentes. A su vez, en el partido mendocino hay dos candidatos fuertes, que dividen aguas y que complican las conversaciones con los macristas, de escasa estructura.
Los dirigentes macristas Pablo Priore y Gustavo Cairo, este último a su vez filo sciolista, admiten que hay dificultades para armar una lista de unidad, y han dado el mensaje a sus socios de que si no se consigue unificar la propuesta electoral y el resultado electoral es incierto, no habrá bajada de fondo desde Capital Federal. De esta manera, dejan entrever que la centroderecha mendocino no tendrá la posibilidad de utilizar la imagen de Macri para promocionarse en un tablero muy complejo por las buenas chances del radical Julio Cobos y de los candidatos oficialistas.
La puja entre los gansos mendocinos la protagonizan dos dirigentes. Por un lado el periodista y analista internacional Luis Rosales, ex candidato a gobernador en el 2011; por el otro, Carlos Aguinaga, senador provincial y parte de una familia con fuerte pasado demócrata. Es hijo de Juan Carlos Aguinaga, ex legislador provincial durante varios periodos, y sobrino de Alberto Aguinaga, también referente y dirigente ganso.
Ambos, Rosales y Aguinaga, han blanqueado con amplias campañas de vía pública su intención de presentarse a las PASO y competir por ser la cabeza del frente de derecha. Pero no están solos: el diputado nacional Omar de Marchi tiene intenciones de hacer una interpretación llamativa de la Carta Orgánica del PD (que prohíbe una tercera reelección en el mismo cargo) y encabezar de todas maneras el frente, justamente, porque sería cabeza de un grupo de partidos, no del PD.
También tienen intenciones de competir contra los demócratas, los peronistas disidentes Daniel Cassia y Enrique Thomas. El primero es hijo del sindicalista petrolero menemista Antonio Cassia y es legislador provincial desde principios de siglo. Su carrera política y su campaña han girado siempre en torno a la seguridad, proponiendo permanentemente proyectos de mano dura y mostrándose cerca de familiares de víctimas de delitos.
Thomas es diputado nacional, llegó al Congreso de la mano de Néstor Kircher y en el 2009 integró la llamada “gente de Cobos”, renovando la banca. Tuvo sus 15 minutos de fama cuando presentó unas de las primeras cautelares en contra de la Ley de Medios ante la jueza federal de Mendoza Olga Pura Arrabal, ligada a Daniel Vila.
Cassia presentó su precandidatura hace dos semanas con la visita de Adolfo Rodríguez Saá, su padrino político. El mensaje fue claro: apoyará una eventual candidatura del puntano a la presidencia de la Nación en el 2015. La figura del presidente por una semana en Mendoza es muy fuerte. Incluso en el 2003, triunfó en la provincia claramente, imponiéndose a Carlos Menem y Néstor Kirchner.
Con estos cuatro jugadores (más la eventual postulación de De Marchi), el espacio para el PRO es menos que reducido. El partido de Macri no cuenta en Mendoza con referentes de peso, ni con dirigentes con territorio. Se trata de una agrupación en formación desde hace años. El único intento real por surgir en la provincia se produjo en el 2010 cuando presentó como candidato a concejal por la Capital al hijo del empresario de vía pública Orlando Terrenova, Orly.
La campaña fue desproporcionada respecto al cargo por el que competía. Fue millonaria, con una alta exposición mediática y con la visita de Macri para reforzar las chances del candidato. Finalmente, Orly terminó cuarto, tras los candidatos del radical intendente capitalino Víctor Fayad, los socialistas y los demócratas. Fue la primera y última incursión del PRO en Mendoza.
A su vez, ese antecedentes marcó la relación con los demócratas, aliados naturales, pero molestos por el modo “gerencial” con el que el PRO se manejó en el caso del Orly Terranova.
Hoy por hoy, Macri no contaría con una lista propia en el cuarto distrito del país, donde Cobos se perfila como el gran ganador y figura nacional posicionado de cara al 2015.
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