En el Frente Renovador ya no disimulan las críticas al gobernador. Afirman que se sube a una interna "apurado y sin estrategia". Gobernabilidad bajo la lupa.
Por José Maldonado
Sergio Massa cree que Axel Kicillof se equivocó, por apurado, al liberar la dinámica de su enfrentamiento con Cristina Fernández de Kirchner y La Cámpora, porque no tiene una estrategia clara, porque pone en peligro la gobernabilidad en la provincia de Buenos Aires y porque esa interna favorece a Javier Milei.
Y aunque asegura ser el único "que habla con todos" en el peronismo, en la pulseada abierta entre el kirchnerismo y Kicillof el líder del Frente Renovador da todas las señales de priorizar su vínculo político con CFK y Máximo Kirchner antes que con el gobernador bonaerense, a quien ve como uno de los "grandes responsables" de la temperatura que tomó la interna en las últimas semanas. La ausencia total de figuras del massismo en el acto por el Día de la Lealtad en Berisso fue un gesto contundente.
El martes, el FR salió por primera vez a tomar postura pública en la pulseada entre CFK y el riojano Ricardo Quintela por la presidencia del PJ, con un mensaje que tuvo varios destinatarios. Diego Giuliano, el presidente en funciones del partido, pidió unidad y dejó sobre la mesa la amenaza de un posible éxodo de los diputados massistas si la tensión hace crujir a los bloques de Unión por la Patria (UP).
Una advertencia para Axel Kicillof
La advertencia de Giuliano hace referencia a la bancada de UP en la Cámara de Diputados de la Nación -que integra junto a otros ocho massistas- sino también a la Legislatura bonaerense. El ala dura del FR ya amenazó varias veces con dejar el bloque de UP en la camara baja de Buenos Aires por los cortocircuitos políticos con Kicillor. En esa cámara, además, el massismo tiene nexos con una bancada de "libertarios blue" que se alejaron de La Libertad Avanza (LLA) y con quienes podrían articular un frente poderoso de cara a las negociaciones que se vienen.
Por ahora, en el FR nadie cree en un escenario de divorcio político y, pese a las amenazas de Giuliano, el massismo apuesta por la unidad como único camino posible para que el peronismo llegue a disputar con chances contra Milei en las elecciones legislativas de 2025. Pero el vínculo con Kicillof parece estar atravesando su peor momento.
Amenaza de ruptura
Como ocurrió en el verano, cuando el massismo desairó a Kicillof en la Legislatura al abandonar una sesión pedida por el oficialismo, en el FR nadie oculta el malestar con la Gobernación. La situación dejó en una posición por demás incómoda al ministro de Transporte y único representante renovador en el gabinete bonaerense, Jorge D'Onofrio, que tras alguna zozobra en el vínculo con Tigre ahora se alineó y también faltó al acto de lanzamiento del axelismo la semana pasada en Berisso.
Sergio Massa, en la marcha por la universidades.
Los más carapintadas del massismo reprochan abiertamente a Kicillof haberse embarcado en una pelea alentada por dirigentes del albertismo residual y rescatando figuras que estuvieron junto a Daniel Scioli, el gran enemigo de Massa. "Te juntas con Jorge Ferraresi, Victoria Tolosa Paz, rescatás a Alberto Pérez y a 'Cacho' Álvarez..." cuestionan a AK.
Las críticas a La Plata
Las críticas a Kicillof y a la interna son moneda corriente en las reuniones políticas que Massa suele encabezar en sus oficinas de Avenida del Libertador con su tropa legislativa y su mesa chica. "No nos vamos a meter en la interna y menos para ayudarlo a Milei", bajó línea el exministro en uno de esos últimos encuentros. Allí escuchó a los suyos quejarse por los "tironeos innecesarios" que pone a todo el peronismo el enfrentamiento entre CFK y AK.
"El problema de Axel es que no tiene estrategia. Si tuviera una, podríamos charlarla. Rompe para jugar la interna de un partido que no tiene elecciones el año que viene. Y para eso, pone en peligro la gobernabilidad en Buenos Aires", disparan.
Por ahora, y como viene haciendo, Masa seguirá en segundo plano y neutral. De hecho, parece haber archivado hasta mejor momento el lanzamiento de su libro autobiográfico, anunciado ya una y mil veces. Mientras decanta la interna, seguirá haciendo equlibrio entre su alianza con CFK y las críticas a "las peleas del kirchnerismo". El horizonte es 2025.
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