El ministro del Interior arma la agenda de su par de Economía, condicionada por el FMI. El regreso del massista que se fue en 2015 y los roles ad honorem del esquema radial del líder renovador.
Por: Gabriela Pepe.
“¿Qué hago con las actividades del viernes?” El lunes a la mañana, Eduardo Wado de Pedro chequeó la agenda de la semana con Sergio Massa. El ministro de Economía tiene previsto volar el jueves a la noche a Washington para cerrar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El viaje no está asegurado, depende de la marcha de las negociaciones. “Organizá encuentros de cercanía o alguna visita que, en última instancia, puedan reprogramarse sin problemas para otro día”, fue la respuesta. El ministro del Interior agenda una visita a una fábrica, en la Ciudad de Buenos Aires, y otra al parque industrial de Florencio Varela.
Massa tiene la palabra final, pero De Pedro es el encargado de armar la agenda y centralizar y repartir pedidos a armadores, referentes territoriales, sindicalistas y gobernadores desde el búnker de Unión por la Patria (UP) ubicado en Mitre 363. El ministro de Economía encarga tareas específicas. Con mayor o menor frecuencia, según el caso, por allí pasan dirigentes que tomaron especial relevancia en la campaña. Entre históricos massistas, como Jorge D´Onofrio, Sebastián Galmarini o Raúl Pérez, y kirchneristas, resuenan los nombres de Juan José Álvarez y de Julián Domínguez.
Álvarez es un viejo conocido del massismo. Fue jefe de campaña de Massa en 2013, cuando tomó ese lugar en el Frente Renovador en reemplazo del actual presidente Alberto Fernández. Mantuvo ese lugar hasta 2015, cuando dio un paso al costado, enfrentado con Graciela Camaño, que le disputaba la jefatura desde una relación privilegiada con Massa desde lo afectivo.
El Juanjo de Todos
Quien fuera primer intendente de Hurlingham, en 1995, estuvo un tiempo fuera del radar massista y reapareció en 2019, cuando el Frente Renovador ya estaba por sellar con el kirchnerismo el armado del Frente de Todos. Camaño quedó afuera de ese esquema. Álvarez volvió a entrar, pero siempre orbitó con bajo perfil.
Aunque es una figura ya frecuente en el búnker de la calle Mitre, no resulta fácil precisar cuál es la tarea específica que ahora cumple Álvarez. Los hacedores de la campaña hablan de negociaciones, relaciones interpersonales, armado de mesas de diálogo y logística. “Siempre fue un operador todoterreno de la política”, dice un dirigente que suele cruzarlo en las oficinas de campaña.
Álvarez tiene un historial de idas y vueltas en diferentes campamentos peronistas. Fue ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Carlos Ruckauf, secretario de la misma cartera en el gobierno nacional de Eduardo Duhalde y luego de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la jefatura de Aníbal Ibarra. Allí llegó con la aprobación de Néstor Kirchner. Tiempo después rompió con el kirchnerismo, formó parte de la lista de Francisco de Narváez y trabajó activamente en el peronismo disidente hasta que recompuso relaciones con Kirchner y volvió al redil del Frente para la Victoria. Desde allí saltó al massismo hasta que dio un paso al costado, en 2015.
De vuelta en el ruedo, a fines de marzo de este año, Álvarez cerró un acuerdo con La Cámpora para destronar a su ahora archienemigo – antes aliado - Juan Zabaleta de Hurlingham, de la mano de Damián Selci. “Tiene relación con todo el peronismo”, apunta el mismo operador. Es un hecho.
A la presencia frecuente, pero silenciosa de Álvarez, se suma el trabajo visible que Massa le encargó a Domínguez. A principios de julio, el exministro de Agricultura fue designado asesor ad honórem del Ministerio de Economía, un lugar que tenía hasta entonces de manera esporádica e informal.
Ad honórem
Domínguez es director de proyectos especiales de Smata, el gremio que conduce Ricardo Pignanelli, y coordinador técnico de la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA). Los 33 gremios que forman parte de la entidad trabajan desde el año pasado en una propuesta de industrialización del país que presentarán después de las PASO.
El proyecto propone 15 ejes de trabajo, con la coordinación con universidades. Lleva el título “Principios rectores del acuerdo social, productivo e industrial” y plantea como puntos centrales la industrialización de alimentos, de energías y minería. Se ocupa del desarrollo de toda la cadena de valor y aborda cuestiones relacionadas con nuevas tecnologías y la industria del conocimiento.
En Carmen de Areco, con Iván Villagrán, candidato a intendente por Unión por la Patria, dialogamos con productores agropecuarios porque Argentina produce futuro. pic.twitter.com/4kuuYbEXGC
— Julián Domínguez (@DominguezJul) July 15, 2023
Los gremios desarrollaron el proyecto para presentarlo primero ante el sector empresario. Massa “le dará potencia” como candidato lo incorporará para dar batalla en la segunda etapa de su campaña. El ministro de Economía tiene la política industrial como uno de sus ejes de trabajo. Domínguez coordina su trabajo con De Pedro y con el secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, el hombre de mayor confianza de Massa en la materia. Este viernes, el candidato a presidente recorrió las instalaciones de la fábrica textil Galfione, ubicada en el barrio porteño de Villa Soldati, junto al candidato a jefe de Gobierno porteño de UP, Leandro Santoro. También estuvo Domínguez. Más tarde, Massa visitó Florencio Varela junto a Axel Kicillof y De Mendiguren.
Los apóstoles
El exministro de Agricultura también lleva, con bajísimo perfil, algunas conversaciones con la Iglesia católica, donde tiene llegada directa. Los detalles no trascienden. De eso también se ocupa, entre otras cosas, el ministro de Transporte de la provincia de Buenos Aires, D´Onofrio, que tiene conversaciones abiertas en Roma.
D´Onofrio es un histórico del círculo massista, como el consejero del ente binacional Yacyretá, Pérez, o el diputado provincial Rubén Eslaiman, abocado a la provincia de Buenos Aires. El ministro de Transporte bonaerense fue uno de los que, apenas cerrada la fórmula presidencial, recibió la orden de Massa de “pasar la ambulancia” para recoger a los heridos de las listas. En tanto, Pérez fue armador del Frente Renovador en el interior del país en 2015 y protagonista junto a De Pedro, Máximo Kirchner y Massa del armado del Frente de Todos, en 2019. Trabaja siempre cerca de Massa, pero cultiva el bajo perfil. En la diaria también interviene el jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, que coordina con intendentes.
Todos se suman al comando de campaña que coordina De Pedro y del que participan el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, el director del Banco Provincia, Galmarini, y el responsable histórico de comunicación estratégica del ministro, Santiago García Vázquez. Orbitan en el mismo espacio el vocero de Cristina y Máximo Kirchner, Hernán Reibel, y el vicepresidente de Asuntos Corporativos, Comunicaciones y Marketing de YPF, Santiago Patucho Álvarez. La cabeza de la comunicación está en manos del consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí.
“Sergio está en pleno proceso de ampliación, empezando a pensar como presidente. Arma un tablero de control variopinto, con especialistas en diferentes temas. Hay mucha gente del interior que es de consulta permanente”, dicen en el comando massista. Todos coinciden en que Massa tiene un sistema de trabajo radial, alimenta el mano a mano, y distribuye tareas. Busca “darle juego a todo el mundo” para que se sienta parte de su equipo.
Así, nombró como “asesor especial” a su rival Daniel Scioli para fortalecer la “diplomacia económica”, aunque todavía no le asignó ninguna tarea conocida. El embajador argentino en Brasil vendrá al país esta semana para reunirse con Massa y el canciller Santiago Cafiero. Juntos recibirán a Eduardo Leite, gobernador de Río Grande do Sul, el principal destino de las exportaciones argentinas al país vecino.
Como publicó Letra P la semana pasada, Massa le encargó a la presidenta del Banco Nación, Silvina Batakis, la coordinación del grupo de economistas de UP. Más de medio centenar se reunió el jueves 13 en el búnker de la calle Mitre. Massa mandó a la reunión a un hombre de su equipo, el secretario de Finanzas, Eduardo Setti. En los últimos días, activó el armado de mesas de trabajo en diferentes provincias, como Córdoba y Neuquén. El lunes, la mesa de intendentes y referentes peronistas cordobeses que trabajarán por la candidatura del ministro de Economía tuvo su primera cita en el departamento Marcos Juárez. Este viernes se activó el espacio en Neuquén.
Massa trabaja la campaña en tres etapas. “La hoja de ruta ya está pensada. Va a ser una campaña muy larga”, dicen en la cúpula de UP. Cree que el acuerdo con el FMI es determinante para la economía, pero no necesariamente seductor para el electorado. “¿A la gente le importa que le contemos que cerramos un acuerdo con el Fondo o quiere que le resolvamos los problemas?”, apuntan en la plana mayor de la campaña-
El ministro imagina un escenario de tercios para la elección de octubre, con Javier Milei cerca de los 20 o 25 puntos que le daban las encuestas antes de que echara a correr el rumor de que su candidatura se desinflaba. Los datos llegan directamente de boca de los dirigentes que miden el pulso de sus territorios, que plantean ejemplos concretos. “En Entre Ríos mide 20 puntos. Pero, por ejemplo, en un pueblo de tres mil habitantes, que es muy fácil de medir, tiene 22 puntos”, escuchó esta semana, en su viaje a Paraná.
En el massismo juran que el ministro ya no se obsesiona con las encuestas como antes. “Hay cosas que me hicieron mucho daño en el pasado y no voy a repetir. Voy a ser yo”, repite ante sus asesores.
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